No sólo goleando se ganan los tripletes: los apuntes en caliente del Barça-Dortmund
Los de Hansi Flick tienen un pie y medio en las semifinales de la Champions


BarcelonaVictoria amplia y contundente del Barça frente al Borussia Dortmund. Los de Hansi Flick tienen un pie y medio en las semifinales de la Champions. A continuación, unos apuntes en caliente.
Motivos para ganar el triplete. Los culés sueñan con el triplete porque ganarlo es muy verosímil. Los tripletes llegan cuando se es el mejor equipo; cuando la épica, las polémicas arbitrales y el azar entran poco en juego (por eso el Madrid nunca ha celebrado ninguna). Ahora bien, aunque el arrollador dominio del Barça de Flick invite al máximo optimismo de cara a la lucha por los títulos, siempre hay instantes en que los detalles son decisivos. Y, de momento, esa variable también va de cara. Así se vio en las dos ocasiones clarísimas que Guirassy falló antes del descanso, en el contragolpe del Dortmund que el árbitro Eskas frustró involuntariamente o en los centímetros de bota que salvaron a Raphinha de anular un gol cantado a Cubarsí. El vendaval y la sentencia vinieron después de estos golpecitos de suerte.
Un refrán que nació en la India. Los detalles también condenaron al Dortmund en los primeros minutos de la reanudación. Cuando mejor estaban los alemanes, el Barça marcó el 2-0 en una jugada tramada por Lamine Yamal, que de nuevo demostró ser el mejor jugador del mundo con 17 años. El extremo de Rocafonda puso un caramelo que Raphinha descolgó con la cabeza para que Lewandowski, también con la testa, batiera a Kobel en el segundo palo. Ya lo dice el refranero: "Dos cabezazos en el área rival son gol". La frase se hizo famosa gracias a una ocurrencia que surgió en 1960 en la India, donde se decidió que los goles también podían marcarse sin que el balón entrase en la red. ¿Os imagináis un fútbol con esta norma vigente? Osasuna sería equipo de Champions.
Otra apuesta que funciona. Más que verle de titular en el puesto de Dani Olmo, de Fermín extrañó que fuera el encargado de servir a las jugadas a balón parado. Con Pedri, Raphinha o De Jong en el césped, fue el andaluz quien chutó la falta del 1-0. Y, encima, lo hizo siguiendo la pizarra de los técnicos: hizo un centro con apariencia de inofensiva porque Iñigo, imperial una noche más, apareciera casi en el tercer palo habilitar a Cubarsí, que marcó tres cuartas partes del gol que Raphinha, máximo realizador de esta Champions, rubricó sobre la línea. Qué importante es que el Barça sume a balón parado aunque no tenga a los jugadores más corpulentos del continente. Y qué hambre tenía el brasileño: la bola ya entraba sola.
Cerrar bocas a tiempo. Lamine Yamal sirvió el 2-0, lanzó la jugada del 3-0 y anotó el 4-0. Su segunda parte fue un abuso. El pobre Bensebaini entra en la lista de marcadores humillados esta temporada. Es justo que el atacante mataronense salga a las portadas de una noche mágica en Europa, pero también hay que detenerse en el enorme partido de De Jong. Ya puede decirse a los cuatro vientos que Flick ha descubierto la mejor versión del mediocentro neerlandés en el Barça. El ex del Ajax, impoluto en el pase, ha aprendido de golpe a guardar la posición sin que eso le impida galopar en vertical de vez en cuando. Además, sin la pelota ha desarrollado un sexto sentido para anticiparse al peligro y abortarle. Lejos quedan aquellas secuencias de indolencia y marcajes con la mirada. Renovará y se quedará. Sus detractores, con la boca cerrada. Como diría Gavi, no tenían "ni puta idea".