La guerra no frena la economía (de momento)
El PIB español sube un 1,1% en el segundo trimestre, casi un punto más que los primeros tres meses
MADRIDLa economía española creció un 1,1% el segundo trimestre del año, según ha avanzado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un dato que se atribuye en buena parte a la actividad turística, pero también al consumo de las familias.
Se trata de un crecimiento fuerte si se tiene en cuenta que son meses (abril, mayo y junio) marcados por la guerra en Ucrania, la escalada de precios, en particular de los energéticos, y la tensión en los mercados energéticos internacionales por la posibilidad de que Rusia cierre el grifo del suministro de gas natural en Europa. De hecho, la inflación del mes de julio continúa por encima del 10% en comparación con un año antes, a pesar de que muestra una pequeña tregua y cae un 0,2% respecto a junio.
Aun así, la tasa de crecimiento de la economía es 0,9 puntos superior a la registrada los primeros tres meses de 2022, cuando la economía española solo creció un tímido 0,2%.
En comparación con un año antes, el producto interior bruto (PIB, el indicador que mide la actividad económica de un territorio) cerró el segundo trimestre un 6,3% por encima del mismo periodo del año pasado, una variación muy similar a la registrada en el primer trimestre. De este modo, durante el segundo trimestre del año la economía española habría esquivado el impacto de la invasión rusa en Ucrania, a diferencia de lo que está pasando en Estados Unidos, donde han entrado en recesión técnica, o en países del entorno como Alemania, que tiene su economía contra las cuerdas por la alta dependencia energética de Rusia.
Además, a diferencia del primer trimestre, cuando solo en marzo se sufrieron las distorsiones de la guerra, el impacto del conflicto bélico se ha dejado notar todo el segundo trimestre. Por eso, organismos supervisores como el Banco de España se habían mostrado prudentes en sus previsiones. El PIB anticipado este viernes por el INE es, de hecho, muy superior al estimado por el ente que gobierna Pablo Hernández de Cos, que había pronosticado para el segundo trimestre un crecimiento de la economía española de un 0,4%.
"El dato es mucho mejor de lo esperado", apunta el catedrático de economía de la Universitat de Barcelona (UB), Joan Tugores, que añade que hay que observar la cifra con "mucha cautela" porque es anticipada (se confirmará el mes que viene). De hecho, el propio INE matiza en su nota de prensa de este viernes que "la mayoría de los indicadores utilizados ofrecen resultados hasta mayo" y que se han añadido "resultados anticipados de algunas fuentes [de información] sobre el mes de junio". "Por varias razones [...], el volumen de información anticipada del que se ha dispuesto en este adelanto ha sido inferior que en otras ocasiones", afirma el comunicado del organismo estadístico.
Buen ritmo del turismo
El INE atribuye esta buena marcha de la economía al consumo de los hogares y a la normalización del sector turístico, uno de los motores principales de la economía española, que probablemente permitirá aguantar el buen ritmo económico tres meses más (julio, agosto y septiembre), coincidiendo con la temporada alta en el sector. Sorprendentemente, mientras que la principal causa del frenazo económico del primer trimestre fue la caída del consumo de las familias, este segundo trimestre se dispara un 3,2% en comparación con un año antes. "Los datos muestran dinamismo económico y esto se visualiza en los lugares turísticos", apunta Tugores. El catedrático de la UB incluso habla de un "factor psicológico". "Paradoxalmente, a pesar del entorno [internacional] negativo, la gente parece que tiene ganas de salir después de dos años de pandemia y con una guerra por el medio", añade.
Si se observan con detalle los datos del INE, destacan las ventas a no residentes, es decir, a los viajeros que visitan España, y que multiplican por cuatro las registradas hace un año. Por actividades, mientras que la agricultura sufre, la industria, la construcción y sobre todo el ocio se mantienen. También se suma el buen ritmo del mercado laboral, fruto de la favorable evolución del sector hotelero. En este sentido, el INE destaca que las horas trabajadas aumentaron un 0,4% en comparación con el primer trimestre del año.
Como efecto negativo, las importaciones aumentan hasta un 4,6%, mientras que las exportaciones lo hacen un tímido 1,6%, lo que incrementa el déficit comercial de España con el extranjero.
Desde el ministerio de Economía sostienen que "los datos presentados hoy [este viernes] ponen de manifiesto la solidez de la economía española en un contexto marcado por la incertidumbre por la guerra de Rusia en Ucrania, así como la eficiencia de las medidas para reducir los efectos de la inflación y sostener las rentas de las familias y el tejido productivo".
Incertidumbre a finales de año
A pesar del buen dato anticipado del segundo trimestre, el futuro se observa con incertidumbre, sobre todo por la evolución de los precios y un invierno en el que el contexto geopolítico determinará el mercado energético y la evolución económica de los países del entorno. Este jueves el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, constataban "un cierto retardo en el ritmo de creación de trabajo", sobre todo en la segunda quincena del mes de julio.
Precisamente este martes el Gobierno español modificó la previsión de crecimiento para el año 2023 y la redujo al 2,7%, si bien mantuvo el rebote del PIB este año en un 4,3%. "Con el dato del 1,1% se va por el camino del 4%. La economía española quedaría en lo alto de las previsiones de crecimiento de las economías avanzadas", explica Tugores, coincidido con lo que apuntan la mayoría de los organismos.
A pesar de los buenos números de la primera mitad del año, "el otoño siempre es complicado", recuerda el catedrático de la UB. De hecho, a pesar del oxígeno con el que pueda acabar el 2022, la desaceleración que se anticipa para 2023 sigue dejando para más adelante el gran hito del Gobierno español: recuperar los niveles de actividad económica previos a la crisis del covid-19, que todavía no se han logrado, a pesar de que la mayoría de los Estados europeos hace meses que los han superado.