Los conservadores alemanes aseguran que nunca se aliarán con la extrema derecha
A veinte días de las elecciones, la CDU intenta pasar página a la polémica por la ruptura del cordón sanitario con la AfD

BerlínA sólo veinte días de las elecciones federales en Alemania, el candidato conservador a la cancillería, Friedrich Merz, ha intentado pasar página a la polémica suscitada por la ruptura de su grupo del cordón sanitario con la extrema derecha. Bajo el lema "Hacia adelante de nuevo", la Unión Cristianodemócrata de Alemania (CDU) ha celebrado el 37° congreso en Berlín en medio de protestas en todo el país después de que los conservadores consiguieran la semana pasada aprobar una resolución antiinmigración en el Bundestag, la cámara baja del Parlamento alemán, con los votos de los ultras de la Alternativa para Alemania (AfD).
El congreso del partido de centroderecha ha tenido lugar un día después de una gran manifestación en Berlín, que logró reunir a 160.000 personas contra cualquier tipo de colaboración con la extrema derecha. "Nosotros somos el cortafuegos", proclamaron el domingo los manifestantes.
"La controversia forma parte de la política, de la democracia en cualquier caso", ha dicho antes del congreso Merz, intentando restar importancia a las protestas por el coqueteo de los conservadores con los ultras. "No trabajaremos con la AfD, ni antes ni después ni nunca. Este partido [la AfD] va en contra de todo lo que nuestro partido y nuestro país han construido en Alemania en los últimos años y décadas. Va en contra del euro, en contra de la OTAN", ha dicho durante el congreso Merz, entre fuertes aplausos de los delegados de su partido.
El candidato conservador ha prometido que durante esta campaña electoral hará todo lo que esté en su mano para que el partido de extrema derecha "vuelva a ser lo más pequeño posible". "No habrá cooperación [con la AfD], no habrá tolerancia, no habrá gobierno en minoría, nada", ha querido dejar claro Merz. El secretario general de la CDU, Carsten Linnemann, ha acusado a la coalición del canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, de haber "polarizado" al país y de haber sido "un desastre" para Alemania.
"Recesión, depresión, inflación", resumió así Markus Söder, el ministro presidente de Baviera y presidente de la Unión Social Cristina (CSU), el legado de Scholz.
Nerviosismo electoral
Aunque los delegados de la CDU cerraron filas en torno a su candidato a canciller, hay nerviosismo en el partido de Angela Merkel para que la ruptura del cordón sanitario contra la extrema derecha pueda pasarles factura a las urnas. La izquierda ha aprovechado la polémica para advertir a los votantes sobre una eventual cooperación entre los conservadores y la extrema derecha y para movilizar a su electorado.
Los 1.001 delegados del partido han aprobado por unanimidad, sin ningún voto en contra, el llamado programa de acción inmediata para los primeros meses de gobierno. Este programa de 15 puntos incluye el plan polémico de cinco puntos sobre inmigración de la resolución que el Bundestag aprobó el miércoles con los votos de la extrema derecha.
Con este congreso, la CDU ha querido enviar "una fuerte señal" a todo el país: "Nosotros, la CDU de Alemania, estamos preparados para volver a llevar a Alemania adelante", ha prometido Merz, que parte como favorito a las encuestas para convertirse en el próximo canciller, aunque no podrá gobernar en solitario y necesitará socios de coalición. Merz, que se muestra convencido de que la CDU-CSU ganará las elecciones el 23 de febrero, quiere dar a los votantes alemanes "la garantía" de que si su partido llega al poder habrá un giro real en la política económica y en la política de asilo.
"La CDU tiene un plan para Alemania", ha dicho en el congreso Merz, y ha prometido a los alemanes que un gobierno dirigido por la CDU/CSU "se pondrá a trabajar sin demora y abordará la raíz de los problemas que han asolado nuestro país durante tanto tiempo. Nos aseguraremos que la gente y las empresas de este fuerte y maravilloso país lleguen a las vacaciones de verano con una confianza renovada”. "No sólo tenemos que hablar, hay que actuar. Para que ese país pueda recuperar la confianza y el optimismo", instó Linnemann a los delegados conservadores.
Economía e inmigración, claves
En el programa de acción inmediata para la prosperidad y la seguridad, la CDU promete a los alemanes desahogos económicos, un giro en la política de asilo e inmigración y la derogación de algunas leyes aprobadas por la coalición semáforo. Los conservadores prometen, entre otras cosas, una electricidad más barata, menor burocracia para las empresas y retirar rápidamente la legalización parcial del cannabis.
En materia de migración, los conservadores prometen controles fronterizos permanentes, el rechazo a la frontera misma de los inmigrantes sin papeles y un endurecimiento del derecho de residencia para delincuentes y personas que suponen una amenaza para el país.
Si este domingo se celebraran elecciones en Alemania, la CDU-CSU obtendría el 30% de los votos; el partido de extrema derecha, AfD, el 22%; el Partido Socialdemócrata (SPD), el 17%; los Verdes, el 12%, y la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), el 6%, según una encuesta publicada el domingo por Bild am Sonntag.