Dígitos y trastos

El 6G de los móviles, un asunto de tecnopolítica

La industria ya prepara la red mientras termina la 5G “avanzada”

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6G tegnologia

El 3GPP, el organismo internacional que desarrolla y aprueba las normativas de telefonía móvil que funcionan en todo el mundo, hace meses que trabaja en el próximo estándar del 6G, la que será la sexta generación de telecomunicaciones móviles. A pesar de esto, todavía hay que ultimar algunos aspectos del actual 5G y, sobre todo, su actualización, que tendría que hacerse realidad a mediados de esta década. El desarrollo del 6G, sin embargo, será mucho más complicado que el de las generaciones anteriores, porque está muy politizado y corre el riesgo de fragmentarse en dos si las dos superpotencias mundiales no se ponen de acuerdo.

El desarrollo de una nueva generación de telefonía móvil siempre ha sido un proceso largo y complicado, porque hay que conciliar muchos aspectos técnicos y económicos. Tradicionalmente se empieza a trabajar en la siguiente generación de móviles apenas se ha aprobado la anterior, a inicios de la década, para tenerla bien definida a mediados y totalmente aprobada a finales de la misma década. Además, a mitad de cada década se actualiza y mejora la que se había aprobado unos años antes. Así fue con el 3G y el 4G, nacidas respectivamente a principios de la década del 1990 y del 2000 y aprobadas y puestas en marcha hacia el 2000 y el 2010.

El 5G se empezó a definir, siguiendo la pauta de las anteriores generaciones móviles, hacia el 2010 y tenía que estar terminada hacia el 2018 con la llamada Versión 16 (Rel-16) del estándar. Pero se decidió adelantar el calendario haciendo que el núcleo de las redes 5G funcionara inicialmente con 4G (como hacen ahora todas las redes 5G comerciales) para pasarlo más adelante a un 5G completo. Aun así, llegó la pandemia y las negociaciones del 3GPP se alargaron, entre otros motivos porque no pudieron ser presenciales. Incluso ahora, la Rel-17, que especifica totalmente la 5G, todavía no está del todo aprobada.

La evolución de las redes

Este retraso ha permitido, de todas maneras, que la Rel-17 incorpore finalmente algunas de las características previstas para la Rel-18, que tenía que estar terminada ahora pero no lo estará, según el calendario que Ericsson acaba de hacer público, hasta medios del 2023. Después vendrán las Rel-19 y Rel-20 a finales del 2024 y el 2026, respectivamente, en un proceso de mejora continua del 5G. La Rel-21, prevista para el 2027 o mediados del 2028, ya será la del 6G, como se puede ver en el gráfico adjunto.

Ha sido habitual que en la segunda mitad de cada década hubiera una mejora notable de la generación móvil correspondiente. Pasó a mediados de la década pasada con el 4,5G o LTE y ahora con el 5,5G, que oficialmente se ha convenido que se llame 5G Advanced. En el gráfico, además, Ericsson distingue entre las primeras especificaciones 5G de la Rel-15, que denomina 5G Basic, y las de ahora, 5G Evolution, para acabar la década con el 5G Advanced. Una forma estilosa de disimular el retraso en las especificaciones 5G.

Para que las especificaciones del 6G Basic estén aprobadas, como prevé Ericsson, entre el 2027 y el 2028, es evidente que había que empezar ya, como se está haciendo, mientras en paralelo y de forma complementaria se trabaja en la evolución del 5G. De hecho, las líneas maestras del 6G ya están establecidas: velocidad de transmisión de datos hasta 1.000 gigabits por segundo, mil veces más que el 5G, y tecnologías totalmente inmersivas y asistidas, con inteligencia avanzada, posibilidad de vehículos autónomos y negocios totalmente descentralizados.

Escollos para el avance del 6G

No obstante, no está nada claro que el desarrollo del 6G siga las mismas pautas y calendario por décadas que los 3G, 4G y 5G. Por un lado, el 5G está avanzando a dos velocidades: China va embalada, mientras que Europa y EE.UU. van mucho más lentos, con el resto de Asia-Pacífico a medio camino por motivos diversos. Los norteamericanos, además, están alarmados por el progreso tecnológico de China en todos los ámbitos y hacen todo lo posible para frenarlo, incluyendo el adelanto del 5G.

Hasta ahora, en los debates sobre el establecimiento de una nueva generación de telefonía móvil dentro del 3GPP se tenían que conciliar múltiples intereses técnicos y económicos. Decidir una alternativa tecnológica en un tema determinado respecto a otro no es nada sencillo: siempre hay ventajas e inconvenientes que ponderar. Pero también repercusiones económicas: detrás de cada tema hay patentes de empresas que se pueden quedar en nada si se opta por otra opción.

Los grupos de trabajo de cada comisión del 3GPP están formados por técnicos, que son los que más entienden, pero generalmente trabajan a sueldo de alguna gran empresa de telecomunicaciones. Muchos de los técnicos que forman el 3GPP son chinos, pero también hay nórdicos, coreanos y japoneses. Y no es casual que el grueso de las patentes sean de empresas de estos países. De EE.UU. también hay, pero vinculadas sobre todo a los teléfonos –el caso de Qualcomm– y no tanto a las redes móviles.

Para acabar de complicar la situación, las patentes de cada nueva generación de telefonía móvil se basan en las anteriores y las personas que forman parte de las comisiones del 3GPP son las que más pueden intuir –además de influir– cómo se aprobará un estándar determinado. Esto siempre ha sido así, pero parece que EE.UU. no eran del todo conscientes de ello, en parte porque sus empresas siempre buscan la rentabilidad a corto plazo.

Ahora EE.UU. se ha dado cuenta de la situación y quieren ponerle remedio, añadiendo a los factores económicos y técnicos un tercero: el político. Están presionando a todos los niveles para reducir la presencia y el peso de China en el sector de las telecomunicaciones –y en la tecnología en sentido amplio–, hasta el punto que se habla abiertamente de una crisis comercial y tecnológica entre las dos potencias.

No sería extraño que el 6G acabara pagando el pato del conflicto actual y que al final hubiera dos tipos de 6G independientes, en el mejor de los casos capaces de comunicarse entre ellos. Sería triste y paradójico que la tecnología de telefonía móvil que nos ha llevado hacia el 4G y el 5G, la GSM de principios de los 80 que fue inventada y desarrollada en Europa (tal vez una de las últimas grandes contribuciones tecnológicas de nuestro viejo continente), sea ahora uno de los motivos principales de conflicto entre los EE.UU. y la China, con Europa de espectadora. 

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