El análisis de Antoni Bassas: ''En la política catalana no hay voluntad de arriesgar"
El diagnóstico del 'president' Torra es breve pero claro. Se le puede decir que la política catalana se ha pasado años viviendo en el riesgo extremo, y bien que lo han pagado los miembros del gobierno de Puigdemont y Junqueras. Pero Torra teme mucho más la disolución de un país sin soberanía que la prisión
Ayer vino el president Torra a este plató y hoy les quiero hablar de ello. Pero, antes, me referiré a dos sentencias. La primera es que el policía que mató a George Floyd ha sido considerado culpable de asesinato.
Se llama Derek Chauvin y su nombre pasará a la historia por haber estrangulado con la rodilla durante nueve minutos y veintinueve segundos al afroamericano George Floyd.
Todavía no se sabe cuánto tiempo pasará Derek Chauvin en la prisión, porque el jurado declara la culpabilidad pero el que redacta la sentencia es el juez y esto tardará un mes y medio. Cuenten, sin embargo, con que le pueden corresponder décadas de prisión.
La condena es histórica, porque en los Estados Unidos los jueces tienden a dar credibilidad a los policías, sobre todo si son blancos y actúan contra un negro. Piensen una cosa, incluso en este caso, que todos hemos visto por la tele que parecía clarísimo que un policía estaba estrangulando gratuitamente, innecesariamente, a otra persona, no estaba claro que el jurado reuniera la unanimidad necesaria. Necesitaron diez horas de deliberación. Y para que este caso acabara atrayendo tanta atención social, con manifestaciones, han hecho falta antes otras muchas muertes como esta. No es que el racismo desaparezca ahora, de golpe, en los Estados Unidos, claro, pero esta sentencia es un paso más más, grande y milimétrico a la vez, en la justicia y el reconocimiento de la verdad.
La otra sentencia es la de la Superliga europea.
Los seis clubes ingleses se han retirado. Algunos de sus seguidores se habían manifestado encontra. También entrenadores como Pep Guardiola. En el Barça, Gerard Piqué se ha mostrado contrario también, con un tuit a las 12 de la noche, en inglés: “El fútbol es de los aficionados. Hoy más que nunca”.
Y el Barça filtró ayer por la noche que la participación del club en la Superliga la acabarían decidiendo los socios compromisarios en una asamblea. Laporta ha intentado pasar discretamente el trance. Total, que esta Superliga está sentenciada. "La Superfiga”, he oído decir. Este fracaso no quiere decir que el problema no persista: clubes arruinados porque han pagado lo que no tienen para fichar a jugadores, combinado con estadios vacíos por la pandemia, alguien que dice "Ahora es nuestro momento" ante una UEFA intermediadora que se queda una parte del negocio que no genera. Vamos, creo, al escenario que ayer afirmábamos que era el mejor: la negociación. Ahora bien, el perfume que deja este intento torpe, mal comunicado, es de ricos queriendo ser más ricos atacados por ricos que hablan de solidaridad; por lo tanto, de toneladas y toneladas de demagogia. ¿A quién pertenece el fútbol? ¿A los aficionados? ¿Sí? O a las televisiones, los patrocinadores y todo tipo de intermediarios. Y todo en un momento de paro disparado.
Sin ir más lejos, ayer mismo supimos la cifra de afectados por el histórico ERE que CaixaBank ha anunciado para recortar la plantilla después de la absorción de Bankia: 8.991 trabajadores, el 18% de la plantilla. En Catalunya, 754; en las Baleares, 358; en el País Valenciano, 942. El sector financiero ha recortado casi 100.000 puestos de trabajo desde el 2008. Mal tiempo para expresar solidaridad con los clubes de fútbol.
Y el president Torra. Ayer vino al ARA. Quim Torra tiene la rara característica de haber pasado por la presidencia de la Generalitat sin haber sido político. Reconoce la paradoja de haber querido pasar a la historia como el presidente de la independencia y acabar siendo el presidente de la pandemia. Pero precisamente por su personalidad de outsider, Torra habla sin rodeos. Citando a Havel, Torra dice que hay que vivir en la verdad. ¿Y cuál es la verdad en la política catalana?
— Yo pienso que en la política catalana desgraciadamente hay dos niveles. Está la política que pasa por debajo de la mesa y está la política que se hace a la vista de todo el mundo. Yo me he encontrado a veces que eran tan divergentes que decía "No puede ser".
O sea, lo que está pasando por debajo de la mesa es: la independencia no está ni se la espera.
— Yo lo que noté en mis años de presidencia es que no había la voluntad de arriesgar.
Esto es otra cosa que han dicho de usted: Torra lo que pasa es que quería ir a la prisión.
— Si hubiera acabado en la prisión, hubiera acabado en la prisión. No lo sé. Yo estaba preparado para todo, esto se lo puedo decir, preparado mentalmente y materialmente para hacer lo que hiciera falta. Es que yo daba por entendido que volvíamos al punto de partida y no fue así. Ciertas teorías de No, "ahora nos tenemos que recuperar, ahora es la gestión, ahora es no sé qué", y esto de la independencia es como un estorbo. Pues perdonen, si no ponemos la independencia muy en el centro... lo que quizás acabará siendo inviable es Catalunya como nación.
“No hay voluntad de arriesgar”. El diagnóstico del president Torra es breve pero claro. Por eso dice que, para él, es más importante tener una hoja de ruta que formar gobierno. Se le puede decir que la política catalana se ha pasado años viviendo en el riesgo extremo, y bien que lo han pagado los miembros del gobierno de Puigdemont y Junqueras. Pero Torra teme mucho más la disolución de un país sin soberanía que la prisión. Por eso dice que él quería seguir la lucha. ¿Se ha quedado solo?
Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea del covid-19, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.