Etología

Tu gato sabe si le hablas a él oa una persona

Un estudio añade nuevas pruebas sobre que los gatos pueden establecer vínculos emocionales profundos con las personas

Gato sobre un tejado.
19/09/2024
4 min

"Tener un gato ha sido tan importante para mí como vivir en Mayo del 68". Son palabras del escritor Jordi Coca con motivo de la publicación de la novela, El último día (Ediciones 62, 2022). Coca nunca había tenido un gato. Hasta que no tuvo uno, ha explicado a este diario, no era consciente de que pudiera amar a un ser que no fuera humano. Con él descubrió nuevos sentimientos, dice.

Relaciones como ésta son habituales en el mundo contemporáneo. Pero no es tan habitual hacer literatura, sino vídeos que rellenan las redes sociales desde hace años. Las personas y los gatos compartimos un pasado en común desde hace más de nueve mil años, cuando los ratones que proliferaban en los primeros asentamientos agrícolas empezaron a atraer a los gatos salvajes. El proceso de domesticación fue un win-win absoluto: los gatos tenían acceso a más ratones para alimentarse y los campesinos podían mantener a raya a los roedores. A medida que pasaron los siglos, las relaciones entre gatos y personas se fueron sofisticando hasta llegar a la complejidad emocional que tan bien describe Coca en su novela. Ahora, un estudio publicado en la revista Animal Cognition profundiza en la naturaleza de estas relaciones: los investigadores, liderados por la etóloga francesa Charlotte de Mouzon, de la Universidad París Nanterre, muestran que los gatos pueden distinguir cuándo sus dueños les hablan directamente a ellos y cuando se dirigen a otros personas. Según los autores, esto muestra que los gatos, que a menudo han tenido fama de independientes y desagradecidos, son capaces de crear verdaderos vínculos emotivos con las personas.

Las reacciones felinas

En estudios previos se había visto que cuando las personas se dirigen a los gatos, modifican ligeramente la forma de hablar. Se trata de un efecto similar al de cuando se habla con un niño. Partiendo de esta premisa, el equipo de investigadores diseñó un experimento para evaluar cómo reaccionaban los gatos a estas modificaciones del habla. Se situaron un total de 16 gatos en tres situaciones experimentales distintas. En la primera, se les hacía oír la voz de una persona que no conocían y, a continuación, la de su amo. En la segunda, se les hacía oír la voz de su amo dirigiéndose a ella y la misma voz dirigiéndose a una persona adulta. Por último, se les presentaba la voz de una persona desconocida que se dirigía a ellos y, de nuevo, la misma voz hablando a una persona adulta. Durante todo el proceso, los investigadores registraron la intensidad del comportamiento de los gatos a partir de parámetros como la dilatación de las pupilas, el movimiento general del cuerpo o el específico de la cola y las orejas.

En la primera situación, 10 de los 16 gatos se comportaron de forma más bien apática cuando oían la voz de un desconocido, pero, en cambio, intensificaron el comportamiento cuando oyeron la voz de su amo: giraron las orejas hacia el altavoz, se movieron por la habitación y se les dilataron las pupilas. Según los autores, esto sugiere que los gatos pueden distinguir la voz de su dueño de la voz de un desconocido. En la segunda situación, el resultado fue similar: 10 gatos mostraron un comportamiento menos intenso cuando oyeron la voz de su amo dirigiéndose a otra persona e intensificaron la conducta cuando oyeron la misma voz que se dirigía a ellos . En la tercera situación, en la que la voz siempre era de una persona desconocida, los gatos no mostraron alteración alguna en el comportamiento, que se mantuvo en una intensidad mínima. Un estudio similar en perros encontró hace unos años que reaccionaban a los mensajes que se les dirigían aunque lo hiciera un desconocido. La explicación que proponen los autores para esta diferencia es que los gatos no están tan expuestos a otras personas como los perros porque, principalmente, no son animales que salgan a pasear ni participen en reuniones sociales. Los gatos, en su mayoría, se quedan en casa.

Es necesaria más investigación

Aunque los autores del trabajo advierten que el número de gatos estudiado es pequeño y que habría más investigación sobre el tema, según dicen, lo que han visto remarca la importancia de las relaciones de uno a uno entre gatos y personas, ya que esta forma de comunicación depende estrictamente de la experiencia con el otro interlocutor y estos animales no la generalizan a más personas. Los investigadores también destacan que el estudio permite entender las habilidades sociocognitivas de los gatos con mayor profundidad. Unas habilidades que, tal y como se ha mostrado en otros trabajos, evolucionaron de la simple captura de ratones de hace nueve mil años hasta el reconocimiento de rasgos individuales —sobre todo vocales—, representaciones mentales de los dueños, cierta percepción de las emociones humanas y una interpretación del estado de atención de las personas. Tal y como declaraba el escritor Jordi Coca recientemente en el ARA sobre su gato Nube, "te comunicas con él y él se comunica contigo. Vas indagando sobre el animal, pero él también indaga sobre ti".

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