El proyecto de línea de muy alta tensión (MAT) que impulsa la compañía Forestalia transmitiría electricidad fotovoltaica, y por tanto, limpia, desde Teruel hacia el área metropolitana de Barcelona. No es un proyecto menor: la línea tendría 182 km en Catalunya y pasaría por 40 municipios. Es un proyecto controvertido, empezando por el lío sobre quién tiene la última palabra sobre el tema. Por diferentes conceptos es necesaria la autorización de la Generalitat y del gobierno central. El gobierno central ya ha informado favorablemente y esto ha causado enfado en la Generalitat, que considera, seguramente con razón, que tratándose de una infraestructura que afecta a más de una autonomía, la última palabra corresponde jurídicamente a un gobierno central que debería haberse esperado a que se pronunciara la Generalitat. No haciéndolo y yendo primero le ha pasado la responsabilidad final. Debo decir que a mí esto no me sabe mal. Quitarse la responsabilidad de encima es signo de debilidad. Pienso que es bueno tener la última palabra y que es esencial para Catalunya contar con una Generalitat que asume los temas difíciles y sabe tomar decisiones. Por más que la gran virtud de estar cercanos al territorio tenga la contrapartida de sentir de cerca el desencanto de los decepcionados.
A la hora de evaluar la conveniencia de una MAT, de Forestalia o de otro, la primera pregunta que debemos hacernos es si necesitaremos energía renovable de Aragón. Me parece claro que la respuesta es positiva. Se necesitará mucha energía limpia, y Aragón, con una densidad de población (28 habitantes por km2) muy inferior a la de Catalunya (248 habitantes por km2), tiene condiciones mucho más favorables para ser productora. La economía catalana no será suficiente con la producción de energía limpia de proximidad, por mucho que la intensifiquemos. Pero Catalunya, afortunadamente, no es una isla. Tenemos vecinos cercanos con los que podemos comerciar. La sinergia energética entre Catalunya y Aragón es una gran fuente potencial de prosperidad para Catalunya y Aragón. Como lo fue en su día la sinergia hidráulica entre el Pirineo y Barcelona.
¿Cuáles son las reticencias sobre una MAT? Veamos dos:
1. Paisaje. Por razones de coste –la energía limpia la queremos, pero tiene que ser asequible–, el soterramiento de la línea solo podrá ser un recurso puntual para situaciones extremas. Es inevitable, pues, que una MAT incida sobre el paisaje. Sin embargo, tengamos presente que “estropeando” el paisaje como lo hemos conocido hasta ahora se estará construyendo un nuevo paisaje y se abre, por tanto, la posibilidad de que, con la ayuda del buen diseño, las generaciones del futuro, o nosotros mismos dentro de unos años, apreciemos este nuevo paisaje. No hay nada inherentemente feo en una torre de transmisión, como nada inherentemente hermoso o feo en una chimenea, un molino de viento –el primero que existió manchó un paisaje–, un faro o un puente. Pero, sí, hay puentes que satisfacen nuestro sentido estético y algunos lo incomodan. El diseño no debe dejarse de lado como consideración menor. Estamos acostumbrados a integrar los edificios en el paisaje. Debemos hacerlo también con los artefactos tecnológicos que reclama la economía.
Ahora bien, de gustibus non est disputandum. Me puedo imaginar a un lector propietario de una casa con vistas a la MAT que al leerme pensara: "¿Pero qué dice este hombre? A mí no me importa si una MAT es o no es poco estética. A mí me importa lo que piense la población en general porque será esa opinión la que determine el valor de mi casa". Esto es cierto y, por si fuera poco, el efecto paisaje afecta no solo a dónde se pone una torre –un efecto que se puede y debe compensar–, sino que irradia lejos, lo que complica la metodología de la compensación individualizada. Seguramente es inevitable que haya perdedores, sobre todo si el efecto de apreciación del nuevo paisaje es débil o lento –y de ahí, de nuevo, la importancia del diseño–. Pero los efectos pueden atenuarse por la vía de las compensaciones comunitarias. Por ejemplo: con importantes contribuciones a los equipamientos de los municipios que atraviese la MAT. Estos aumentarán el bienestar de sus habitantes e influirán positivamente sobre los valores inmobiliarios.
2. La biodiversidad. Es posible que los cables de transmisión sean una amenaza para alguna especie de ave. Esto reclama y merece el tratamiento quirúrgico necesario para garantizar que ninguna especie entre en el camino de la extinción, considerado el mundo globalmente, a causa de una MAT. Con cuidado, buena disposición y, por supuesto, recursos, se puede hacer.