Lengua catalana

Treinta años sin castellano en el Parlament balear... hasta ahora

El PP y Vox han aprobado que a partir de ahora todos los trámites sean bilingües

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El presidente del Parlament balear, Gabriel Le Senne, atendiendo a la prensa en la cámara.

PalmaA 31 de diciembre de 1991 se publicó el último Boletín Oficial del Parlamento de las Islas Baleares (BOPIB) bilingüe. Daba cuenta de los presupuestos de la comunidad. A partir de entonces, por un acuerdo de la mesa de la cámara, los boletines pasaron a ser todos en catalán. El cambio, como recuerdan algunos diputados del momento, era un paso más en un largo proceso de recuperación del catalán como idioma institucional, con la aprobación de la ley de normalización lingüística de 1986 como elemento clave. Treinta y dos años después, el presidente del Parlament, Gabriel Le Senne (Vox), ha deshecho esta decisión con el apoyo del PP. Si los recursos anunciados por la oposición no prosperan, el bilingüismo volverá a todas las comunicaciones de la institución. Le Senne. El PP justificó su voto a favor porque también otros parlamentos como el vasco, el navarro o el valenciano emplean sistemáticamente ambas lenguas oficiales. "No es un hecho tan extraordinario", ha defendido este viernes el vicepresidente y portavoz del Govern, Antoni Costa: "No se recorta ningún derecho a nadie". "Hay una lengua propia, pero ninguna preferente, sino dos lenguas cooficiales", remarcó Costa, y recordó que las comunicaciones del Gobierno ya se hacen en las dos lenguas.

Consenso al salir de la dictadura

Hace más de tres décadas muchos de los diputados y también de los funcionarios de la cámara tenían problemas con el catalán escrito, porque durante el franquismo no habían podido estudiarlo. En las primeras legislaturas (entre 1983 y 1991) se “forjó” el Parlamento que conocemos en la actualidad, como recuerda Sebastià Serra, diputado del Partido Socialista de Mallorca (PSM) en aquella época. Se tomaron decisiones como "poner los nombres de los diputados en catalán", rememora. Aún hoy, el nombre completo de todos los parlamentarios aparece escrito con la conjunción “i” entre apellidos, y por tanto catalanizado. “Nos convencíamos unos a otros de que un territorio con lengua propia era muy importante, después de tantos años de castellanización”, expone Serra, quien considera que la instauración del Parlament y de la autonomía está “íntimamente ligada” a la recuperación de la institucionalidad del catalán: "Es la visualización del autogobierno".

"El clima político después de la aprobación, en 1983, del Estatuto de Autonomía, era muy diferente al de ahora", considera a su vez Damià Ferrà-Ponç, que formó parte de la mesa con el PSM antes de pasar a las filas del PSOE en 1987. “Convencí a Antoni Cirerol”, dice recordando una conversación con el primer presidente del Parlament, de Aliança Popular: “ Le dije: «Debemos ser fieles a nuestra propia historia»”. Todos los grupos estuvieron de acuerdo en favorecer el uso del catalán: la ley de normalización lingística se aprobó por unanimidad. El diputado Manuel Jaén, nacido en Andalucía, defendió el voto de Alianza Popular en favor de la norma en una intervención que se aplaudió, y que hizo en castellano: "La lengua es el elemento aglutinador de un pueblo" , reivindicó.

Se hicieron cursos de catalán para que el personal de la cámara lo aprendiera "de manera progresiva" y el Parlamento pudiera, poco a poco, pasar a hacer las comunicaciones en catalán, recuerda Ferrà-Ponç. "A pesar de que el Diario de Sesiones siempre ha recogido las intervenciones de los diputados en la lengua que las hagan, hubo debate sobre cómo debían transcribirse las que eran en catalán, si con el artículo salado o en la forma literaria", recuerda. En los primeros diarios de sesiones, de hecho, no se corregían los castellanismos.Se encuentran intervenciones del presidente del Parlament como por ejemplo: “Es reanuda la sesión”, “Está agotando el tiempo” o “Este tipo de presupuesto”.

Sin conflictividad

El expresidente del Parlamento (1995-1999) Joan Huguet lamenta la "politización" del debate sobre la lengua que se ha hecho, a su entender, por parte de "radicales de un lado y otro". El ex diputado del PP asegura que "nunca hubo conflictividad" en cuestiones de lengua. Huguet saca pecho de haber sido uno de los impulsores del uso institucional del catalán, pero no ve con malos ojos la decisión del PP y Vox de equipararlo al castellano: “No me parece mal que se publique en ambas lenguas oficiales; es libre, democrático y constitucional”.

En paralelo, el consejero de Educación y Cultura entre 1983 y 1987, Francesc Gilet (PP), insiste en la directriz que dio el presidente Gabriel Cañellas a los consejeros en ese momento: que la lengua no debía ser una fuente de confrontación. Aunque había "tensión" sobre el catalán en la calle, "para evitarla" el gobierno de entonces llevó la ley de normalización lingüística: "La defendimos". Asegura que no recuerda "que se hicieran grandes declaraciones, sencillamente se utilizaba". "Tuvimos la gran suerte de que los políticos entendían la política como un servicio a la ciudadanía", defiende.

Gilet, sin embargo, tampoco es crítico con la decisión de Le Senne y los miembros del PP de la mesa. "La normalización ha fracasado, hace cuarenta años que tenemos el mismo discurso", lamenta. “No se puede imponer nada; debemos conseguir la convivencia normal, natural, de las dos lenguas”, argumenta. Un punto de vista que choca con el de Ferrà-Ponç, que asegura que con este cambio en el uso de las lenguas en el Parlament “Vox hace saber que comandan ellos”: “Es una política regresiva”.

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