El Baix Empordà, la comarca sin trenes: "Ir en transporte público es imposible"
Usuarios y administraciones reclaman cambios a la Generalitat para mejorar el único servicio de buses que existe


La Bisbal de EmpordàDe las nueve comarcas de Catalunya sin ni una sola parada de tren, el Baix Empordà es con diferencia la más poblada. Viven cerca de 150.000 personas, repartidas en municipios como La Bisbal, Palamós, Palafrugell y Sant Feliu de Guíxols, la mayoría a más de media hora en coche de las estaciones de tren de Flaçà, Camallera o Girona. Y sin ningún tramo de línea ferroviaria cerca, el único servicio de transporte público es el autobús. Hace años que, con la excepción de un pequeño tramo al norte de la comarca, gestionado por la compañía AMPSA, el monopolio de autobuses en el Baix Empordà lo tiene la empresa Moventis Sarfa, que opera bajo concesión pública de la Generalidad. Sin embargo, muchos usuarios coinciden en que el funcionamiento de esta red de transporte público es precario y deficiente.
Entre semana, de la estación de autobuses de la Bisbal salen aproximadamente cada hora un par de autobuses en dirección a Platja d'Aro y Girona. Los horarios marcan que hasta la capital gerundense el trayecto es de 50 minutos. Sin embargo, en la práctica el viaje siempre dura más. Puesto que hay muy pocas líneas de conexión que salgan de la Bisbal, subiendo la carretera C-66 el vehículo debe parar en cada pueblo, aproximadamente cada cinco minutos. Se detiene unas ocho veces, suben nuevos usuarios y, uno por uno, deben comprar el billete al conductor, pagar con datáfono o efectivo, esperar el cambio y buscar asiento. Esto hace que el trayecto se retrase muchísimo y, normalmente, para llegar a Girona, que son poco más de 30 km, se tarda una hora y cuarto.
"Lo cojo muy a menudo para ir a trabajar, pero muchas veces llego tarde y, además, los horarios en la página web están muy mal explicados, son difíciles de entender, y los billetes son caros", critica l 'Achraf, que viaja desde la Bisbal hasta el polígono de Celrà por trabajo. Sin abono, el trayecto entre Girona y La Bisbal cuesta 5,15 euros. Muchos usuarios como él, que cogen el autobús de forma regular, no tienen ninguna alternativa, ya que no disponen de vehículo privado ni carnet de conducir. Son mayoritariamente jubilados y personas de origen migrante, con pocos recursos, que deben desplazarse para ir a trabajar o hacer gestiones y sólo pueden recurrir a esta opción de transporte público.
En cambio, prácticamente no existe ningún vecino de la comarca que si se puede permitir ir el coche opte por el autobús. Esto explica que el Baix Empordà sea una de las comarcas con más vehículos por habitante –911 por cada 1.000–, 250 más que la media catalana. Para los que tienen coche el autobús es una opción remota, a la que sólo recurren de forma esporádica, cuando no tienen prisa ni compromiso importante. "Realmente vivir en el Empordà y querer ir en transporte público es totalmente imposible. Hace poco he estado en una zona rural de Tanzania y todavía lo tienen mejor montado que nosotros", comenta Anna, que vive en La Bisbal y trabaja en el Hospital Josep Trueta de Girona. Ella explica que el bus normalmente va tarde y, por tanto, no puede cogerlo y llegar a tiempo al trabajo.
La Bisbal es capital de comarca, sin embargo, no concentra la mayoría de los servicios, ya que el Baix Empordà es una zona muy periférica, con hospitales, institutos, juzgados y comisarías repartidas entre los municipios más poblados. Todo ello hace que haya mucha necesidad de realizar desplazamientos. Además, en verano, durante la temporada de sol y playa, las poblaciones costeras multiplican el número de habitantes y el tráfico comarcal aumenta aún más. Por ejemplo, Begur es uno de los municipios con mayor atracción turística durante el verano, pero sin embargo no hay ninguna línea regular que conecte el pueblo con Girona y hay que hacer transbordo a Palafrugell. "Es un anacronismo, una vergüenza, un desbarajuste, hay mucha dejadez", critica Xavier, vecino de Begur.
Sindicaturas de agravios y Consejo Comarcal piden mejoras
A raíz de esta serie de quejas vecinales, las cuatro sindicaturas de agravios del Baix Empordà se han unido en una declaración conjunta para recoger los problemas endémicos del servicio de transporte público en la comarca y reclamar un nuevo estudio de movilidad que mejore la situación. "Hay una agenda 2030 que obliga a poner fin a los gases de efecto invernadero, en los que el vehículo privado debe ir perdiendo peso en favor del público, así que si realmente aspiramos a que el planeta salga adelante, no podemos tener un servicio de transporte que no funciona", afirma el defensor del ciudadano de Palafrugell, Francesc Almagro.
Los síndicos han trasladado sus informes al Consejo Comarcal de El Baix Empordà, que comparte el análisis de la problemática, para hacer presión a la Generalitat. Quieren que, cuando deba renovarse la concesión, se incorporen ruegos y condiciones más estrictas al concurso. "La red de autobuses es totalmente precaria, hay que redimensionarla: hay municipios a los que los buses no llegan, otros que tienen la parada abandonada junto al vial… Hay que multiplicar el servicio y reducir las tarifas para favorecer la descarbonización" , defiende la consejera comarcal de Acción Climática, Agnès Gasull.
Este mes de febrero, el Consejo Comarcal del Baix Empordà quiere aprobar la moción presentada por los síndicos y trasladarla a todos los ayuntamientos de la comarca, y también tiene previsto reunirse con representantes de la Generalitat para manifestar estas quejas y pedir que el Baix Empordà se integre en la ATM.
Todo ello mientras continúa en el horizonte el futuro proyecto de un tren-tramo que debería conectar diferentes municipios de la Costa Brava, como el que recientemente se ha licitado en el Camp de Tarragona. En el caso de las comarcas gerundenses, el proyecto todavía está lejos de fructificar, ya que en el 2021 la Generalitat encargó un estudio para estudiar su viabilidad pero todavía no se han hecho públicos los resultados, a pesar de las demandas insistentes de distintas plataformas ciudadanas favorables a implementar un transporte público lejos de las carreteras.