BarcelonaSe cree que fue de una granja de Francia, dedicada a la cría para hacer abrigos, que el coipú se escapó y empezó a proliferar y expandirse hasta llegar, hace escasamente diez años, a Catalunya. En un tiempo récord, este roedor, originario de Sudamérica y amigo de los hábitats húmedos, ha escalado como una de las especies invasoras que está causando más estragos en el país. A pesar de que el frío del Port de la Bonaigua ayudó a retrasar la llegada, finalmente encontró la manera de atravesar Catalunya por la zona de l'Empordà y se ha convertido en una pesadilla para los agricultores de las comarcas de Girona. De hecho, la Generalitat presentará mañana un plan para combatir la plaga de esta rata herbívora que estropea los cultivos y espacios naturales a la zona.
El coipú es solo uno de los 1.678 nombres que aparecen en la lista de especies exóticas detectadas en Catalunya. Un 12%, es decir unas 198, se consideran invasoras por su fulgurante expansión y las consecuencias negativas que tienen sobre los hábitats autóctonos, la agricultura y la salud humana. En el inventario Exocat figuran invasores muy conocidos y recientes como la avispa asiática, el mosquito tigre, la cotorra argentina (de plumaje verde y amarillo) o el cangrejo azul. La gran mayoría de intrusos, sin embargo, son plantas como la caña que infesta bosques de ribera o bien la llamada hierba de la pampa, en los cauces de los ríos.
En los últimos nueve años, se han detectado 631 nuevas especies exóticas en todo el país, según los datos actualizados que han presentado el departamento de Acció Climàtica y el Creaf conjuntamente. Cerca de la mitad (un 46%) son especies que han llegado nuevas en este periodo, pero el resto ya estaban antes y se han podido inventariar gracias a una tarea más minuciosa de detección de los últimos años, ha explicado Joan Pino, director del Creaf. Además de las que ya son oficialmente invasoras, un 30% más de las especies exóticas se consideran establecidas en el territorio, una etapa previa que puede derivar en un comportamiento invasor o no dependiendo de factores diversos.
Crecen las especies invasoras en Catalunya
¿Y por qué esta invasión biológica? “La culpa es nuestra, no suya, y tenemos que asumir la responsabilidad”, ha remarcado Pino. De hecho, según el experto del Creaf, tanto la globalización (con más movilidad de personas y mercancías) como la transformación del paisaje (las zonas más antropizadas son proclives a atraer más especies que no encuentran depredadores) y el impacto de la crisis climática son factores que explican la radiografía actual.
A pesar de que varias especies exóticas se han introducido en el medio por liberación directa (alguna vez con “buena fe”, según Pino), lo que predomina sobre todo son los casos en que se han escapado ejemplares o han llegado como polizones en algún barco. Por ejemplo, semillas entre la lana que importamos o malas hierbas entre los cereales que nos llegan de la otra punta del mundo.
La erradicación, una quimera
El trabajo preventivo de identificación de una especie intrusa es crucial para frenar una expansión que, una vez ha empezado, es casi imposible de parar. La avispa asiática y su “éxito” a la hora de implantarse en Catalunya lo demuestran, ha recordado Pino. Por eso, parte de la respuesta reactiva pasa por intentar acciones de control, proteger las especies autóctonas y también confiar en que a la larga aparezcan depredadores de los invasores.
La estrategia de la Generalitat se centra en ejercer un “control de poblaciones” de las especies invasoras que causan más problemas o que suponen más amenazas para el medio, según ha explicado la secretaria de Acció Climàtica, Anna Barnadas. "Debemos ser realistas, y plantearse la erradicación, ahora mismo, no lo es", ha dicho. Las especies que aparecen en la lista estatal con el objetivo de erradicarlas, según el director del Creaf, están hoy tan implantadas y extendidas que la tarea resulta inasumible.
En cambio, Barnadas ha destacado la red de alerta preventiva, que el año pasado registró 150 comunicaciones, y ha dicho que tiene que servir para reaccionar más rápidamente a futuros intrusos. Además, ha añadido que el Gobierno quiere doblar los recursos y llegar a los dos millones de euros para mejorar las acciones ante las invasiones biológicas.
Los plumachos peligrosos que decoraban rotondas
Mas allá de la vigilancia, elGovern se propone también avanzar en la educación ambiental de la población de la mano de los mismos viveros para evitar la comercialización de determinadas especies exóticas que pueden ser un problema potencial. Se ha vivido en el pasado, por ejemplo, con la llamada hierba de la Pampa, una planta con unos plumachos muy vistosos que decoraba muchos jardines particulares, pero también muchas rotondas en todo el país. Hoy está prohibida su venta a viveros porque el gobierno español la incluyó en el listado de especies invasoras. “Se dio la paradoja de que municipios con parajes naturales amenazados por su proliferación la continuaban plantando en las rotondas”, recuerda Barnadas.
El director del Creaf apunta que su vistosidad la hacía muy popular y decorativa. Todo ello, provocó que se convirtiera en una amenaza por su omnipresencia aquí mientras en su área autóctona hoy esta planta está en clara regresión.