Educación

+44 puntos para cenar con los hijos: cómo afecta lo que hacen los padres al rendimiento escolar

El informe PISA y las competencias básicas muestran el impacto del ambiente familiar en los resultados académicos

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BarcelonaEn el último año en Cataluña han saltado todas las alarmas a medida que se han sabido los resultados de las diversas pruebas educativas que han ido evaluando a los alumnos del país. Primero fueron las pruebas de lectura PIRLS del mes de mayo, después los resultados de las competencias básicas a principios de curso y, finalmente, el descalabro de PISA a finales de año. Aunque las cifras más llamativas eran los resultados de los exámenes, entre las páginas de estos informes también se analizaban aspectos que muestran hasta qué punto es importante el papel de los padres y el acompañamiento familiar en el rendimiento académico de niños y adolescentes .

Cena en familia: +44 puntos

Hacer al menos una de las comidas principales en familia –que, a pesar de parecer sencillo, puede llegar a ser una misión imposible en términos de conciliación– es uno de los actos que pueden realizar padres y madres para influir más en los resultados académicos de sus hijos. Según el último informe PISA, la nota de matemáticas de los alumnos españoles aumenta 44 puntos (la media de nota en Cataluña fue de 469) en los estudiantes que aseguran comer principalmente el día con los padres o con alguien de la familia, como mínimo, dos veces a la semana. Una variación que se refleja también en las pruebas de competencias básicas catalanas. Según un estudio realizado por el Consejo Superior de Evaluación (CSA), la diferencia de resultados entre los alumnos que comen o cenan cuatro días en familia y los que nunca pueden hacerlo es de entre 9 y 12 puntos dependiendo de la materia. Teniendo en cuenta que en las últimas competencias básicas la media de notas de todas las asignaturas estaba en torno a los 70 puntos, el hecho de cenar en familia podría influir en aproximadamente el 15% de la nota final en estas pruebas.

"El estado emocional de los niños casi siempre repercute en el rendimiento académico", asegura la psicóloga infantil y juvenil Margot Fusté. La experta explica que "el simple hecho de que los padres puedan compartir un espacio como el de la cena hace que el niño o el adolescente se sienta acompañado y esté tranquilo". Es un estado de bienestar que se traduce en una mayor capacidad de concentración y atención y que acaba repercutiendo en el rendimiento académico.

Preguntar cómo ha ido el día: +19 puntos

El último informe PISA también destaca la importancia de preguntar al hijo o hija cómo ha ido el día. De hecho, en la evaluación de la OCDE se calcula que el hecho de que una sola vez a la semana alguien de la familia pregunte al niño o al adolescente qué ha hecho durante ese día en el instituto ya aumenta 19 puntos los resultados de las pruebas de matemáticas. En el caso de las competencias básicas, el estudio del CSA concluye que hablar sobre la actualidad o sobre lo que han hecho durante el día repercute en entre 9 y 13 puntos en las notas de los alumnos de 6º de primaria.

En este sentido, para evitar la habitual respuesta de un escueto "bien" cuando se pregunta a un hijo cómo le ha ido el día, Fusté recomienda hacer preguntas semiabiertas, "que no se puedan responder con un sí, un no, un bien o un mal". La psicóloga también detalla que hacer preguntas a los hijos les ayuda a aprender a razonar: "Para responder deben hacer uso del recuerdo y saber organizar su discurso. Este proceso para los adultos es casi automático, pero en los pequeños supone activar una serie de procesos cerebrales que favorecen su narrativa". Ahora bien, Fusté también advierte que, sobre todo en el caso de los adolescentes, si no tienen ganas de hablar es mejor no insistir en ello. "Antes de presionar debemos reflexionar sobre por qué no nos están respondiendo y entender que en esta etapa quizás necesitan más comunicación con uno igual que con la familia", comenta.

Animar a obtener buenas notas: +6 puntos

Pese a parecer evidente que animar a obtener buenas notas debe tener consecuencias positivas, la psicóloga infantil avisa de que es necesario saberlo hacer sin angustiar a sus hijos. "Es necesario que sean conscientes de la importancia de sacar buenas notas, pero debemos demostrar que también nos interesa el proceso", asegura Fusté. En este sentido, insiste en hacer valer "el esfuerzo, la constancia y la responsabilidad" por encima del resultado, porque puede variar dependiendo de aspectos externos como el simple hecho de "tener un mal día".

Aunque los estudios catalanes no tienen en cuenta esta variable, según el informe de la OCDE animar al alumno a obtener buenas notas puede repercutir en hasta 6 puntos en los resultados de las pruebas. Por otra parte, el estudio muestra que hablar con los hijos sobre el futuro de los estudios después de la ESO tiene un impacto negativo en el rendimiento académico. Sin embargo, en el mismo informe se reconoce que es posible que las familias que más se preocupan y pregunten sobre esta cuestión sean las de los estudiantes que ya tienen peor rendimiento. Esto explicaría la relación entre estas dos variables. En este escenario, Fusté es clara: es necesario acompañar, pero no imponer. "Es importante que distinguimos entre lo que soy y lo que le gusta al hijo, porque puede que ellos quieran ser totalmente diferentes de nosotros", subraya.

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