Nutrición

Un estudio detalla los años de vida que puede recortar la sal que añadimos a los alimentos cocinados

Los expertos aconsejan condimentar los platos con otros ingredientes, como el aceite de oliva o las especias

Afegir sal a las comidas, después de haberlos cocinado, está relacionado con la muerte prematura, según un nuevo estudio
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En una alimentación saludable, los saleros no tienen que ponerse nunca encima de la mesa, porque añadir sal a los alimentos cocinados puede recortar hasta dos años de vida a los hombres y uno y medio a las mujeres. Lo afirma un nuevo estudio en el que han participado 500.000 británicos de mediana edad. La revelación, que los investigadores consideran "inédita" porque vincula la sal añadida con la muerte prematura, ha sido publicada por el European Heart Journal, y difundido por el diario The Guardian esta semana. En España, el médico Ramon Estruch, miembro del Centro de Investigación Biomédica de Obesidad y Nutrición del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, señala que “la sal no haría falta si usáramos más aceite de oliva, que también potencia el gusto de los alimentos".

La Organización Mundial de la Salud recomienda ingerir 5 gramos diarios de sal.

Así pues, a partir de los 50 años, tener el salero a mano para ir usándolo en las comidas comporta casi un 30% más de riesgo de muerte. Y es así porque las personas que acostumbran a excederse en el uso de la sal (la OMS recomienda un consumo máximo de 5 gramos diarios) también acostumbran a tener un estilo de vida poco saludable, señala el estudio. Con todo, “la evidencia es bastante relevante para que la gente considere que tiene que evitar condimentar las comidas con sal”, afirma el diario británico, que cita el estudio.

Por su parte, Estruch afirma que la sal está en el punto de mira desde hace muchos años. “Está muy bien que aparezcan más estudios para que la población recuerde que tiene que reducir su consumo, así que bienvenida la nueva información a pesar de que todo lo que dice ya lo sabíamos”, dice, y añade que las enfermedades cardiovasculares, los infartos y los ictus están relacionados con este consumo excesivo de sal.

Tanto es así, que, por ley, “ya se han aplicado medidas para combatir el fenómeno”. Por ejemplo, el mismo pan cuenta con una reducción del uso de sal para amasarlo. La normativa se aprobó en el mes de abril del 2019, pero hasta el 1 de abril de este año no ha entrado en vigor porque el ministerio de Agricultura dejó un tiempo de adaptación al proceso de producción que obliga a usar como máximo 1,31 gramos de sal por cada 100 gramos de pan.

Estruch señala que “el aceite de oliva es un potenciador de sabores más saludable”. De hecho, hay otras muchas maneras de condimentar los platos y que son tradicionales (ver cuadro abajo). Ahora bien, la industria alimentaria, con los alimentos procesados, la usa de forma constante. Y a este hecho hay que añadir las prioridades de las personas, que prefieren delegar la alimentación a la gran industria, y, por lo tanto, dejar de controlar lo que comen. Se añade otra circunstancia, explica el nutricionista Àlex Vidal, y es que "la moda nutricional contra las grasas hizo que la industria usara más sal para ensalzar el gusto de los alimentos, y ahora estamos pagando las consecuencias porque el paladar se puede haber acostumbrado".

Vidal opina que la muestra del estudio es grande, y, en consecuencia, "acceptable para sacar conclusiones". A pesar de esto, "las que extrae ya las conocíamos". En este sentido, el nutricionista recuerda que el exceso de sal y también de azúcar están en el punto de mira de forma constante porque hay unos malos hábitos intrínsecos en la alimentación. "Si tenemos el automatismo de añadir sal, a veces sin ni siquiera haber probado los alimentos cocinados, estamos disparando la posibilidad de tener hipertensión arterial", comenta, y añade que "añadir sal o azúcar es un error, porque tenemos que comer con la cantidad de estos productos que tienen los alimentos, que ya tienen".

10 consejos para condimentar y cocinar los platos de forma saludable

Según Jordi Salas Salvadó, catedrático de nutrición humana de la Universitat Rovira i Virgili

  1. Utilizar el aceite de oliva virgen extra como principal grasa para cocinar. Podemos añadirlo en crudo a las ensaladas, hacer vinagretas o bien utilizarlo para cocinar (plancha, fritos, vapor, etc.).
  2. Minimizar la adición de sal a los alimentos mediante la condimentación con todo tipo de especias (orégano, albahaca, perejil, ajo, etc.) o bien zumo de limón.
  3. Se pueden usar ingredientes mezclados como vino, vinagre, zumo de limón y aceite de oliva junto con especias para crear marinados que potencien el sabor de los platos y eviten la adición de sal.
  4. Sustituir las salsas comerciales ricas en azúcares y sal por aliños como el vinagre de vino.
  5. En lugar de condimentar los platos de pasta con salsas ricas en grasa saturada de origen animal (por ejemplo, la salsa carbonara), usar cremas para cocinar de origen vegetal como la de arroz o de soja.
  6. Condimentar los platos como las ensaladas o platos de pasta con frutos secos (avellanas, almendras, nueces o pistachos).
  7. Preparar los platos añadiendo frutas como condimentación (por ejemplo: ensalada de quinoa con pera o ensalada verde con manzana). Además de dar un toque fresco y aportar sabor, son ricas en fibras y antioxidantes.
  8. Condimentar los platos con sofritos cocinados a fuego lento a partir de tomate triturado natural, aceite de oliva virgen extra y verduras como la cebolla y el ajo.
  9. Condimentar las ensaladas y los platos de pasta con salsa de yogur con yogur natural, aceite de oliva virgen, ajo, limón y especias.
  10. Intentar no abusar de la mantequilla o cremas preparadas para condimentar los platos.
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