Violencia machista

Rocío Carrasco y la violencia más silenciosa

Las declaraciones de la famosa en una entrevista ponen sobre la mesa las dificultades de identificar y denunciar el maltrato psicológico

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Rocío Carrasco en una de las imágenes del documental.

BarcelonaLa entrevista a Rocío Carrasco y su sobrecogedor testimonio explicando cómo sufrió varias formas de violencia por parte de quien había sido su pareja, Antonio David Flores, ha generado una gran polémica. En el centro del relato de Carrasco hay un tipo de violencia todavía desconocida y muy difícil de demostrar: la violencia psicológica. Hablamos con expertas sobre esta cuestión y la trascendencia que puede tener la declaración de un personaje tan conocido, que ha despertado las simpatías de buena parte de la sociedad.

¿De qué ha servido el testimonio de Rocío Carrasco?

La psicóloga especializada en violencia de género Alba Alfageme cree que la entrevista en prime time “tiene un gran potencial porque permite llegar a muchos hogares”. Así se pone sobre la mesa el tema de la violencia de género –“una de cada dos mujeres la ha sufrido; por lo tanto, tenemos que aprovechar todas las rendijas para hablar de este tema”, dice Alfageme. Su mensaje, sostiene también la abogada penalista Carla Vall, puede llegar a “segmentos sociales ajenos a esta temática y en los que, a menudo, se ha banalizado la violencia de género”. Es por eso que considera que el testimonio de Carrasco ha sido “un regalo”, porque ha puesto en el foco mediático "un testimonio muy profundo y muy mainstream" que ha permitido hablar de violencia machista y que ha tenido un impacto parecido al de Ana Orantes, que en 1997 fue asesinada por su marido al poco de haber expuesto en un programa de la televisión andaluza que era maltratada.

¿Por qué la mayoría de las denuncias no prosperan ante un tribunal?

Junto con los abusos sexuales a los menores, la violencia psicológica es el gran fracaso de la lucha contra la violencia machista, apunta Mon Tur, una abogada de familia que se ha especializado en la mediación en divorcios. Cuesta que prosperen –dice– porque aparentemente los insultos y humillaciones "no dejan rastro" y como la mujer "no es inactiva, se puede presentar como una pelea entre dos", a pesar de que en informes psicológicos se aprecia un "síndrome equiparable al del shock postraumático". Para la psicóloga Alba Alfageme, el gran número de archivamientos se debe al hecho de que el sistema judicial "no está preparado para entenderlo" porque está "pensado para hechos delictivos que tienen que ver con desconocidos que cometen un crimen”. Desde la experiencia, Vall afirma que en los tribunales la víctima “no tiene las de ganar” porque se intenta "disolver la violencia psicológica dentro de una mala relación o una relación conflictiva".

El riesgo, según alerta Alfageme, es que después de la entrevista han venido tertulias “con personajes poco profesionales opinando” y con encuestas populares preguntando a los espectadores con quién se posicionan: si con Carrasco o con Flores, como si fuera un partido de fútbol. “Me da miedo que esto sea un mal ejemplo para mujeres que quieran denunciar", dice. Es un punto en el que coincide la abogada de familia y miembro de Dones Juristes Natàlia Santandreu, pero afirma que el contexto del testimonio queda superado por "un gesto de valentía" que ayuda a romper con el silencio: ocho de cada diez víctimas no denuncian.

¿Qué es el síndrome de alienación parental?

En su testimonio, Carrasco habla de cómo su exmarido hizo que los hijos en común no quisieran saber nada de ella, una separación que, socialmente, la hizo aparecer como "una mala madre", un atributo que se han ganado muchas mujeres cuando han perdido la custodia, afirma Mon Tur. Hasta hace poco, la legislación española tipificaba como "alienación parental" instigar a los hijos para que vayan en contra o no quieran ver al otro progenitor, pero la OMS ha rechazado este término. "Es un invento, un síndrome que no existe", subraya Santandreu, y que se ha usado para "culpabilizar a las madres maltratadas que evitaban que los hijos estuvieran con el padre maltratador".

¿Por qué el maltratador hace daño a los hijos?

Tur afirma que los hijos son "el vehículo, porque el agresor sabe que es lo que le hace más daño a la madre". Según datos oficiales, desde el 2013 en España 38 criaturas han sido asesinadas por los progenitores, la mayoría padres. Pero la violencia contra los menores no es solo física, sino que también se los reconoce como víctimas directas de violencia machista desde hace una década. El uso de los hijos “es una arma muy potente” para castigar a la mujer, señala Carla Vall.

¿Es creíble una denuncia años después de las agresiones?

El hecho de denunciar o incluso explicar que se es víctima de violencia machista es un proceso duro: de media pasan ocho años desde el inicio del episodio. Por eso es importante que el círculo íntimo y social esté alerta y acompañe a la mujer en todo momento. “Si no has intervenido, has tenido parte de responsabilidad, y por eso la única salida es minimizar lo que dice la víctima y negar su testimonio”, argumenta Vall en relación con la “ceguera” que a menudo tiene la sociedad ante las víctimas. Aceptarlo supone “afrontar un conflicto” sobre cómo relacionarse con la víctima y con el agresor. 

¿Los tribunales se han adaptado al tratamiento de esta violencia?

Para Tur, los tribunales, más que una solución, son un problema en el caso de un divorcio, porque están "pensados para que la pareja se haga daño mutuamente". Las expertas son contundentes al coincidir en que la justicia va muchos pasos atrás respecto de la sociedad. Santandreu habla de conservadurismo "y de una violencia institucional muy fuerte" que hace difícil que arraigue la perspectiva de género, y Vall habla directamente de mirada "completamente misógina" y apunta que el franquismo sociológico “ha impregnado la judicatura, las leyes y los mecanismos de denuncia”.

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