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El cerebro también "engola" microplásticos

Un estudio en ratones observa que estos contaminantes en la sangre pueden provocar trombos

Microplásticos, en una imagen de archivo.
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BarcelonaVivimos expuestos a los microplásticos, contaminantes tan diminutos que son fáciles de ingerir o inhalar. Hace unos años que la comunidad científica pone el foco en los posibles efectos nocivos que pueden tener estas partículas en la salud y diferentes estudios internacionales ya han identificado acumulaciones en la leche materna y la placenta, los pulmones y la sangre. Ahora, investigadores de la Academia China de Investigación de Ciencias Ambientales han descubierto un nuevo reducto: en modelos animales han encontrado que las células inmunitarias del cerebro "engullan" a los microplásticos y que esta ingesta podría convertirse en un factor de riesgo para enfermedades neurodegenerativas.

Según un estudio publicado en la revista Science, los microplásticos pueden provocar daños indirectos en el cerebro. En ratones, el investigador Haipeng Huang y sus colegas han constatado que estos residuos pueden interrumpir el flujo sanguíneo mediante coágulos de sangre, ya que tienen capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica, muralla cuya función es la protección del cerebro.

Los investigadores dieron a los ratones agua mezclada con perlas de poliestireno fluorescentes, un producto popular utilizado para fabricar envases, y utilizaron microscopía bifotónica en miniatura (mTPM) –técnicas de imagen de alta profundidad ya escala de milisegundos – para observar el movimiento de los microplásticos dentro de los cerebros.

Según las observaciones de la corteza cerebral de los animales, estos contaminantes eran fagocitados por las células inmunitarias del cerebro como hacen con cualquier elemento externo que les supone una amenaza. Con una diferencia: son incapaces de degradar los microplásticos, que quedan acumulados y crean obstrucción en los vasos sanguíneos. "En ratones, los bloqueos toman forma de trombas y causan una reducción del flujo sanguíneo y anomalías neurológicas", explica Huang en el estudio.

No desaparecen

Los autores consideran que la interacción entre los microplásticos y la alfa-sinucleína –una proteína tóxica para las neuronas– podría desencadenar o empeorar afecciones neurológicas como el Parkinson u otras demencias. Además, las acumulaciones podrían mantenerse entre 7 y 28 días seguidos y no desaparecerían por completo. Según Huang, el estudio insinúa "alteraciones de la actividad neuronal y deterioro cognitivo" en ratones, si bien admite que todavía no está claro qué vías de señalización celular y qué receptores de la superficie celular se ven afectados.

"Este estudio es un avance en el conocimiento del impacto de los microplásticos en la salud mental", valora la directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, Ethel Eljarrat. En declaraciones a SMC, coincide con los investigadores que es "urgente" aumentar la investigación en esta área, y plantea que debería orientarse nuevos estudios a los posibles efectos que pueden causar los aditivos químicos de los microplásticos.

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