Contaminación acústica

Coches, aviones y metro: los principales quebraderos de cabeza acústicos de Londres

La ciudad saca adelante los programas piloto de los "Mini-Holland" para intentar pacificar el tráfico

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Un avión de British Airways, a punto de aterrizar al aeropuerto de Heathrow, al oeste de Londres
Dosier Contaminación acústica Desplega
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Coches, aviones y metro: los principales quebraderos de cabeza acústicos de Londres

LondresUn informe de las Naciones Unidas publicado el pasado mes de febrero tildaba a Londres de la ciudad más ruidosa de Europa. Además, el Gobierno del Reino Unido estima que el coste social del ruido en la capital británica oscila entre los 7.000 y los 10.000 millones de libras cada año. Las áreas donde la contaminación acústica es más elevada son las zonas del extrarradio en el norte, este y oeste de la capital, especialmente cerca del aeropuerto de Heathrow (oeste) y alrededor de la M25, una ronda de circunvalación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), de hecho, sostiene que la contaminación acústica ocupa el segundo lugar después de la contaminación del aire en cuanto a las amenazas para la salud ambiental en Europa. Una de cada tres personas se ve afectada negativamente en el continente.

Utilizando datos del departamento de Medio ambiente (DEFRA), la organización benéfica del clima Posible y Jetpack AY han creado un mapa de los ruidos de Londres, en el que el tráfico de vehículos, los aviones alrededor de Heathrow y el metro, especialmente las líneas Victoria y Northern, son en su origen de las causas que más agreden a los ciudadanos. Hirra Khan Adeogun, una de las responsables de la organización, afirma al ARA que el impacto de la contaminación acústica "se ha pasado por alto durante demasiado tiempo", en Londres.

Los datos del departamento de Medio ambiente indican que los niveles de ruido superan los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (34 decibelios si el nivel de ruido subyacente no es más elevado de 24, y 10 decibelios por encima del subyacente si es superior a 24). En Picadilly, por ejemplo, en el centro de Londres, y de acuerdo con el mapa mencionado, hay 65 decibelios; en la cercanía de Heathrow, 75. La OMS considera que por cada aumento de 10 decibelios en la exposición al ruido en relación con los niveles recomendados, el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares aumenta alrededor de un 8%.

La alcaldía de Londres tiene una estrategia a 10 años, entre 2016 y 2026, para reducir los ruidos de la ciudad. Básicamente, intenta atacar el problema del tráfico rodado, el más grave, de forma generalizada. Y ha sacado adelante la pacificación de barrios concretos –en un programa piloto– restringiendo el tráfico de vehículos en zonas que denomina "Mini-Holland" para favorecer el uso de las bicicletas: el efecto sobre la salud es, en principio, doble: menos contaminación acústica y más de atmosférica. El urbanismo de la ciudad lo favorece, porque la estructura de Londres se esparce en distritos con un centro comercial, que coincide con el que atraviesan las grandes vías de circulación, y zonas residenciales, donde solo hay viviendas, no grandes comercios ni grandes supermercados ni centros comerciales.

Pero uno de los inconvenientes con los que se ha encontrado es que traslada el problema, no lo acaba de eliminar, si bien es extremadamente beneficioso para los habitantes de las calles donde se implanta. Cortar un determinado número de vías –los Mini -Holland, de momento, se han hecho en tres distritos: Enfield, Kingston y Waltham Forest– hace que el tráfico se concentre en las grandes articulaciones del distrito y que aumente la contaminación, tanto la acústica como la del aire.

Otro de los problemas específicos de Londres es el metro. Cualquier usuario, especialmente de las líneas Victoria o Northern, se puede dar cuenta. Es, realmente, insoportable. Y supera ampliamente los 50 decibelios, circunstancia que no tiene lugar, por ejemplo, en la red del metro de Barcelona. En los últimos tres años se han presentado más de 1.000 quejas por el ruido en el tube. El profesor Joe Sollini, del Ear Institute del University College London, confirma al ARA que los "decibelios de la línea Victoria equivalen a asistir a un concierto de rock en primera fila". En un contexto laboral, afirma, "también algunas partes de las líneas Northern y Jubilee requerirían protección auditiva".

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