Bioética

Polémica por la creación de embriones híbridos entre monos y humanos

Los científicos han obtenido embriones de 19 días y 10.000 células con un 7% de células humanas

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Imagen de archivo de una persona interactuando con un chimpancé

Un equipo de científicos liderado por el español Juan Carlos Izpisua, del Stalk Institute de Estados Unidos, y el chino Ji Weizhi, de la Universidad de Kunming, ha creado embriones de mono que contienen células humanas. De los 132 embriones creados, tres han sobrevivido 19 días en el laboratorio y han llegado a formar estructuras esféricas de unas diez mil células, momento en el que los científicos han parado el desarrollo. El trabajo, publicado en la revista Cell, ha reabierto la polémica sobre la creación de híbridos entre humanos y otros animales, más todavía por la utilización de monos, que disfrutan de una protección superior a la de animales como los ratones en el ámbito de la experimentación científica.

Los autores del experimento argumentan que este tipo de híbridos, conocidos como quimeras, pueden ser verdaderos laboratorios para entender mejor el desarrollo embrionario y las manifestaciones tempranas de varias enfermedades. También dicen que pueden servir como modelos más realistas que los actuales para probar medicamentos y, en un futuro, para hacer crecer órganos que se puedan utilizar en trasplantes humanos. "Como hay experimentos que no podemos hacer en humanos, es esencial que tengamos mejores modelos para estudiar de manera más detallada la biología humana y las enfermedades que la afectan", ha explicado Izpisua en un comunicado. Sobre la dimensión ética del experimento, el investigador español ha remarcado que "nuestra responsabilidad como científicos es hacer una investigación que siga todas las recomendaciones éticas, legales y sociales". En este caso, ha asegurado que "hemos hecho consultas y hemos recibido consejo tanto a nivel institucional como por parte de expertos independientes en bioética, y este proceso exhaustivo nos ha ayudado a guiar los experimentos".

En los experimentos, los científicos fertilizaron óvulos de macaco cangrejero (Macaca fascicularis) e hicieron que se desarrollaran en un cultivo de laboratorio. Seis días después, a cada embrión formado por 110 células de mono se le inyectaron 25 células humanas pluripotentes, es decir, capaces de convertirse en varios tipos de célula del cuerpo. Al cabo de un día, había células humanas en 132 de los embriones. Diez días más tarde, 103 de los embriones seguían creciendo. El día 19 solo quedaban tres, que eran bolas de diez mil células con un 7% de células humanas. A pesar de que la regulación varía en función de cada país, en España actualmente no se pueden desarrollar embriones humanos más allá de 14 días, que es cuando empieza a formarse el primer esbozo del sistema nervioso. A pesar de que los experimentos se han hecho en China, se situarían en una zona borrosa de la norma porque los embriones se desarrollaron hasta 19 días, pero las células humanas se incorporaron el día 6. Consideraciones reguladoras a un lado, este tipo de experimento plantea cuestiones que van más allá. ¿Hasta qué punto se tienen que considerar humanos estos embriones? ¿Cuál tendría que ser su estatus moral?

El trabajo ha sido recibido con diversidad de opiniones en la comunidad científica. El biólogo Alfonso Martínez Arias, investigador ICREA de la Universitat Pompeu Fabra y profesor de genética de la Universidad de Cambridge, ha expresado sus dudas a la agencia Science Media Center: "En el trabajo solo hay una imagen de un embrión de 19 días y no se discierne nada, es imposible de interpretar. Pienso que las conclusiones que presentan no están avaladas por datos sólidos. Los resultados muestran más bien que estas quimeras no funcionan y que todos los animales experimentales estaban muy enfermos". Por otro lado, ha añadido, "hay muchos más sistemas basados en células madre embrionarias humanas para estudiar el desarrollo que son éticamente aceptables". "Se trata de un área complicada sobre la que la sociedad tendría que pensar y discutir antes de hacer experimentos. Existe el peligro de que trabajos de baja calidad generen un rechazo que puede afectar a la investigación", ha concluido.

No se muestra tan crítico Manuel Serrano, investigador del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRBB), que el año pasado colaboró con Pierre Savatier de la Universidad de Lyon en un proyecto para crear embriones quiméricos de siete días entre macaco y humano. "Científicamente no hay nada revolucionario en este trabajo, porque quimeras humanas en ratón, cerdo, vaca y mono ya se han hecho", explica al ARA. En este trabajo, añade, "hay una mejora técnica importante, y esto tiene mérito científico". En cuanto a la dimensión ética de la investigación, Serrano apunta a que "muchos investigadores están pidiendo que se amplíe el margen de los 14 días". A pesar de constatar que "muchas veces la investigación va por delante de la regulación ética", asegura que "los científicos queremos que haya regulaciones éticas, no queremos estar en un vacío legal". "Quizás este trabajo y su impacto mediático sirven para que haya un debate y se llene el vacío regulador actual, que tiene en cuenta los embriones humanos pero no los de mono y menos todavía los de mezclas como esta", concluye.

Según Gemma Marfany, catedrática de genética y miembro del Observatorio de Bioética y Derecho de la Universitat de Barcelona, "hay otras maneras de trabajar con embriones híbridos de monos y humanos que aportan información parecida y que no tienen problemas éticos porque los embriones no son viables". Se refiere, entre otros, a un estudio publicado hace un mes en la revista Nature, en el que se crearon embriones híbridos de chimpancé y humano. "El caso de quimeras de cerdo y humano con el objetivo de obtener órganos humanizados para trasplantes no genera un problema bioético grave, porque el cerdo ya es un animal que se consume", considera. "El macaco, sin embargo, es más próximo y no tiene el mismo tamaño", dice, de forma que si el objetivo es obtener órganos, "a pesar de que se puede discutir, no tengo tan claro que sea éticamente aceptable". En cualquier caso, "el objetivo de esta investigación era más bien conocer qué nos diferencia y qué nos hace humanos", añade, y, además, "estos embriones fracasan porque los macacos y los humanos no somos lo suficientemente próximos".

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