"Me he comido un fragmento de 'Soledad' con garbanzos y verduras"
El cocinero Jordi Vilà cocina una escudella vegetal con sopa de letras que reproduce una parte del libro de Víctor Català
Si Soledad, de Víctor Català, se pudiera comer, sabría escudella vegetal con pasta de letras y un toque de salsa pesto. Ésta es la idea del escritor Uri Costak y el chef Jordi Vilà, que así han celebrado Sant Jordi en la tienda de comida para llevar Va de Cuina, situada en la calle Comte Borrell, muy cerca del Mercado de Sant Antoni.
Expliquémoslo bien. El escritor Uri Costak ha elegido un fragmento de la obra de Caterina Albert, que se refugiaba en el seudónimo Víctor Català, porque es cómo se sentía más libre y fuerte para escribir lo que quería escribir. El texto decía frases como “tenía la cena hecha y sólo tenía que calentarla”; "las filtraciones de la soledad habían cristalizado amargamente en su destino". También había otra más extensa. A partir de ahí ha elegido una marca que se dedica a hacer sopa de letras, de Caldes de Montbui, y ha realizado paquetes que contuvieran cada una de las vocales y consonantes de las frases seleccionadas.
En este punto de la acción ha intervenido el cocinero Jordi Vilà. “Yo he hecho una escudilla vegetal, con puerros, judía tierna, zanahoria, que he tenido rato hirviendo, porque en este caso no estaba tan interesado en el color de las verduras como en los nutrientes”, que buscaba que quedaran bien concentrados en agua que las hacía hervir. Cuando los vegetales ya han sido cocidos, entonces ha echado salsa pesto, que le ha otorgado un color verde intenso y ha realzado también su sabor. El toque final, que dio mientras los pasavolantes se detenían a escucharles, fue abocar cada uno de los paquetes de las sopas de letras. Pocos minutos después, la escudella literaria le servía en los mismos envases sostenibles con los que en invierno servía la escudella y con la que quiso ganar la batalla contra la proliferación del ramen, la sopa de fideos japonesa que lleva años triunfando en Barcelona. Por lo menos si se toma la afirmación por la cantidad de restaurantes que se han abierto en los últimos años con el plato como gran protagonista.
”Víctor Català dijo sentirse imprudentemente segura cuando escribía, bajo el seudónimo de Víctor Català, y es lo que también hace Jordi Vilà, que se siente libre y seguro con los platos de cocina catalana que elabora”, explicaba Uri Costak mientras las personas que se reunían en el Va de Cuina iban hundiendo la cuchara biodegradable dentro de la escudilla verde y sabrosa. A su lado, el cocinero recordaba que la actividad que habían realizado la repetirán en dos años. Es bienal. Hace dos años la empezaron con un fragmento de la obra del poeta Joan Maragall, que justamente se refirió a Víctor Català como “una mujer herida por el rayo del genio”. Mientras, para recordar otras letras, y con las escudillas vegetales que se iban comiendo, Costak y Vilà han sorteado libros de una librería del barrio, la Calders. El número ganador había que mirarlo debajo del envase de la escudilla. La primera obra sorteada ha sido Soledad, y después han venido muchas más, entre las que El misterio de la cocina de los Kamogawa (La Granada).