Jaume Plensa hace un nido de silencio en la galería Senda
El artista vuelve a la galería con 'Murmuri', una muestra protagonizada por dos cabezas cortadas en bloques de alabastro


BarcelonaEl silencio es uno de los puntales de la obra de Jaume Plensa. De palabra, y con sus trabajos, Plensa pide silencio una y otra vez para abrir una puerta a la introspección en medio del ruido de la sociedad contemporánea. Esta idea la expresan aún con mayor claridad las esculturas de la serie Nest [Nido]. Se trata de unos jefes de mujer que todavía están en el bloque de piedra. Expuso tres el año pasado en la iglesia más pequeña de Venecia, la de San Gallo, y ahora expone otras dos en la galería Senda de Barcelona con el título de Murmullo, es decir, un rumor suave como el que pueden hacer un grupo de personas rezando en voz baja.
"Después de haber expuesto en San Giorgio Maggiore, que es una gran basílica, en San Gallo buscaba un lugar de intimidad para la relación entre la obra y el espectador. Y con la religión, por su voluntad de trascender. Y en la galería hemos buscado algo parecido", afirma Jaume Plensa. En Senda todo se ha concretado con la "dualidad" que representan estas dos cabezas cortadas dentro de las dos mitades de la misma roca, de dos chicas llamadas Lucía y Flora. "El interés es ir a la cantera y encontrar la piedra adecuada, porque la figura ya está dentro. Un poco se trata de, como hacía Miquel Àngel, rescatarla de su cárcel de piedra", explica el artista.
Plensa ha concebido la exposición como un recorrido del ruido de la calle a la quietud que arranca con una cabeza de bronce pintada de blanco, otra versión de la Flora, mientras que la siguiente, de bronce muy oscuro, Silent Hortensia, pide silencio con el dedo delante de los labios. "Silent Hortensia vincula al espectador a un estado de ánimo. Y la Flora abre y cierra la exposición", dice Plensa, para quien "una idea nace con una forma, un color y una materia". "Tiene que ir dialogando con el material para que la memoria que ya lleva y la tuya lleguen a un acuerdo y que la cosa funcione", asegura. En cuanto al alabastro, Plensa cree que tiene "una luz interior". Es una piedra que no ha acabado de formarse, es muy blanda, la lluvia la deshace, el sol la devuelve opaca, tiene una serie de inconvenientes que acaban siendo una gran virtud y una gran ventaja", explica. . "A veces tienes la capacidad de responder al espacio público, que es como la casa de otro, gracias a la memoria que has atesorado", dice el artista. "Es muy interesante que su memoria y la tuya acaben de encontrar un punto en común -añade-, y que tu obra haga que todo lo que hay alrededor sea más interesante, más bello, más atractivo, y que mejore las condiciones de todas las personas que lo utilizan". La muestra incluye tres pequeñas cabezas de cristal de Murano, como las que también expuso el año pasado en San Gallo, y una retahíla de dibujos y collages con textos de León de Felipe y Charles Baudelaire. Jaume Plensa tiene más alabastro en el taller para seguir trabajando en la línea de los nidos, pero admite que la cabeza le ha huido a "otros mundos", como los de unas esculturas de granito oscuro a las que arde la superficie para que salga a la luz el interior y el del hierro fundido. "Cuando te propones hacer algo, la cabeza te lleva a otra", dice.