El apagón nuclear

Alargar la vida de las nucleares, un debate abierto

El Govern apuesta por acelerar las renovables y no depender de la energía atómica

La central de Vandellòs 1, cerrada después del grave incendio del 19 de octubre del 1989.
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BarcelonaLa pegatina de un sol con una sonrisa y el lema Nuclears, no. Gràcies estaba muy presente en Catalunya hace 40 años. Un movimiento popular que, sin embargo, no pudo frenar la construcción de cuatro centrales nucleares en el Principado, dos en Vandellòs y dos en Ascó. Ahora solo quedan tres –Vandellòs 1 se quemó el 19 de octubre de 1989– que generan más de la mitad de toda la electricidad que se produce en Catalunya. Ante la emergencia climática, la nuclear ha vuelto al centro del debate, sobre todo después de que la Comisión Europea propusiera considerarla como energía verde de transición.

A la vez, el presidente francés, Emmanuel Macron, reiteró su apuesta por la energía nuclear, mientras que la Agencia Internacional de la Energía, esta misma semana, ha indicado que la construcción de sistemas de energía limpia y sostenible será más difícil, arriesgada y costosa sin la energía nuclear. Al entender de esta agencia, la nuclear, en un momento de crisis energética y emergencia climática, puede reducir la dependencia de los combustibles fósiles importados y reducir las emisiones de CO2 mientras se desarrolla un sistema de renovables.

En Catalunya ya hay voces que apuestan por alargar la vida de las nucleares –que acaban de prorrogar su concesión por 10 años–, como es el caso de Foment del Treball. La directora del Instituto Catalán de la Energía (ICAEN), Marta Morera, apuesta por acelerar los planes de despliegue de renovables para no tener que hacerlo.

“Es una medida [alargar la vida de las nucleares] que puede ser necesaria si no hay suficiente despliegue de renovables y de infraestructuras de apoyo”, dice Josep Maria Montagut, presidente de la comisión de energía del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Catalunya. Montagut lo tiene claro: si no hay suficientes renovables, prorrogar la vida de las centrales atómicas “se pedirá a gritos”.

Este ingeniero señala un aspecto importante. Las nucleares no solo producen mucha electricidad, sino que, además, dan estabilidad al sistema y garantía de suministro. Algo que las renovables por sí solas no pueden hacer, puesto que su producción depende básicamente de si sopla el viento y si hace sol. Por lo tanto, explica Montagut, habría que desarrollar sistemas de almacenamiento y, hoy por hoy, lo más viable y comprobado que existe son las centrales de bombeo. Se trata de centrales con dos embalses, uno arriba y el otro abajo. Producen electricidad como cualquier hidráulica, pero, cuando las renovables están produciendo masivamente, el agua del embalse inferior se puede bombear al superior con la energía sobrante.

El coste del apagón

Alargar la vida de las nucleares, sin embargo, también tiene sus inconvenientes. Habrá que aumentar las inversiones para seguridad y para evitar las averías como las que se han producido últimamente en Francia, puesto que los reactores tienen más que cumplida su vida útil. Prorrogar su vida, sin embargo, permitirá dotar con más recursos los fondos creado para su desmantelamiento, pero, a la vez, aumentarán los residuos nucleares, cuando todavía no se ha resuelto su almacenamiento.

Cerrar todas las centrales españolas puede costar más de 25.000 millones de euros, según el plan de residuos del ministerio para la Transición Ecológica.

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