El cambio climático desquicia el negocio de los seguros
El aumento de desastres naturales encarece el reaseguro y también las primas que pagan los clientes


BarcelonaLa mayor aseguradora de viviendas de Estados Unidos anunciaba en el 2023 que dejaría de firmar nuevas pólizas de riesgo de incendio en California. Poco más de un año después, una ola de incendios en ese estado del Pacífico destruyó miles de casas y negocios, incluso grandes mansiones de estrellas de Hollywood. Y pese al negacionismo del cambio climático, lo cierto es que esta tendencia de algunas empresas del sector se repite en otros lugares con riesgos naturales, como pueden ser los huracanes, las fuertes tormentas y las inundaciones. "En un contexto de cambio climático y de un más que previsible aumento del riesgo, estas dificultades plantean el desafío de cómo el sector asegurador puede seguir protegiendo a la sociedad de una manera sostenible", planteaba Javier Caamaño, del departamento de comunicación de la aseguradora Mapfre, en una comunicación de la empresa hace unos meses.
El director de riesgos de Mapfre Re, la unidad de reaseguros de Mapfre, Juan Satústregui, explica que el riesgo climatológico ha existido siempre. Pero indica que el cambio climático provoca una importante variación de la frecuencia y la intensidad de fenómenos atmosféricos que producen grandes daños. "Más que un peligro en sí mismo, es un acelerador de la peligrosidad que ya existía", dice este directivo del sector. Que el tema preocupa es evidente. Grandes compañías como Aon y Swiss Re han publicado amplios estudios sobre el impacto del cambio climático. Y la patronal española de seguros, Unespa, le dedica un capítulo entero a su memoria anual.
Por ahora, en Cataluña y España no hay riesgo de que las aseguradoras dejen de dar cobertura a determinados riesgos, como ocurrió en California, explica en elEmpresas Marisa Galán, directora general adjunta de la aseguradora catalana Fiatc. Pero sí puede haber afectación en el precio de las primas, especialmente en los lugares con mayores riesgos, porque las "reaseguradoras sí suben las tasas y hay que trasladarlo a las primas", indica. Pero el modelo español, con la participación pública del Consorcio de Compensación de Seguros (CCS) y Agroseguro, permite dar cobertura a todos sus riesgos. En este modelo español, el Consorcio, que es público y al que pagan una pequeña parte de las primas las compañías aseguradoras, se hace cargo de las indemnizaciones en casos de catástrofes muy grandes, como sería la DANA de la Comunidad Valenciana. Agroseguro, por su parte, hace la gestión de las pólizas que las aseguradoras que forman parte de un pool hacen a los campesinos.
Sin embargo, hay algunos siniestros derivados del cambio climático que las aseguradoras no pueden trasladar al Consorcio. Por ejemplo, este organismo no se hace cargo de las indemnizaciones por nevadas o por granizadas, cada vez más frecuentes y virulentas. Estos siniestros van directamente contra las cuentas de las compañías aseguradoras y, en consecuencia, si aumentan la frecuencia y los daños, aumentarán las primas que pagan los clientes.
Más riesgo climático en España
Esta misma semana se ha publicado el índice de riesgo climático (IRC) del think thank alemán Germanwatch. El documento deja clara la situación: “Durante las tres décadas entre 1993 y 2022, la frecuencia y la intensidad de tormentas, inundaciones, oleadas de calor y sequías aumentaron, con consecuencias devastadoras para las vidas humanas y las economías. en pérdidas económicas como resultado directo de estos fenómenos", dice el informe. España no sale bien en la fotografía: entre 1993 y 2022 fue el octavo estado con mayor riesgo climático, por delante por ejemplo de países como Filipinas, donde hay tifones de forma recurrente. Si se mira en el 2022, fue el quinto estado con mayor riesgo. El informe aún no recoge la DANA en la Comunidad Valenciana, que fue en 2024.
Este aumento de los riesgos "ya se refleja en las primas", explica Marta Marco, responsable de la función actuarial de Fiatc. Los modelos a medio y largo plazo muestran que habrá un aumento de las temperaturas y "se esperan granizadas más severas", dice. Habrá "un incremento de fenómenos adversos", añade Galán, que afectarán a todas las ramas del negocio, aunque en los ramos de vida y salud las consecuencias se esperan a más largo plazo. "Dónde se agrava más es en el ramo multirriesgos y en el seguro agrario, con más siniestros", indica Galán.
Unos datos dan una idea del impacto del cambio climático en el sector asegurador. En la última memoria de la patronal española del sector, Unespa, publicada en 2024 con datos hasta 2023, se indica que en cinco años las aseguradoras han pagado 2.416 millones de euros en indemnizaciones por daños meteorológicos en el ramo multirriesgos. Una cifra que en 2024 seguro que crecerá por el impacto de la DANA. Aon, en su estudio, asegura que los desastres naturales globales de 2024 provocaron pérdidas económicas de al menos 368.000 millones de dólares y fueron provocadas principalmente por ciclones tropicales, tormentas convectivas fuertes e inundaciones. El evento más devastador fue el huracán Helene, que se estima que causó daños directos de aproximadamente 75.000 millones de dólares, principalmente a causa de inundaciones.
Un dato más: la siniestralidad registrada por el seguro agrario en el 2024 en España ascendió a 712 millones de euros, según Agroseguro. Se trata del cuarto año consecutivo por encima de los 700 millones de euros en daños, aunque lejos de los 1.241 millones de 2023, año de una histórica sequía en el campo español (y catalán). Entre estas indemnizaciones del 2024 destacan 115 millones por la sequía y 260 millones por granizadas, tormentas y viento. La DANA de la Comunidad Valenciana supuso el pago de 60 millones de euros en indemnizaciones a los campesinos de la huerta que tenían la cosecha asegurada en Agroseguro.
El director territorial de Agroseguro en Catalunya, Xavier Joana, explica los cambios que se han producido en los últimos años. La contratación de pólizas ha aumentado de forma "brutal". El incremento de las indemnizaciones por siniestros ha crecido aún más. Y en los últimos años se han detectado más siniestros, de mayor alcance y de riesgos distintos. Un ejemplo está en el cultivo de uva. Normalmente lo que provocaban los siniestros eran las granizadas y las heladas. Pero en los últimos dos años ha aparecido un nuevo riesgo: la falta de agua. "En dos años se han pagado tantas indemnizaciones por sequía como las que se habían pagado históricamente por la piedra y las heladas", explica Xavier Joana. Sin embargo, los fenómenos extremos pueden ser muy diversos. En abril del 2022 hubo una helada que prácticamente destrozó toda la cosecha de fruta en Lleida. "Fue el siniestro más importante de toda la historia", dice el directivo de Agroseguro.
Incluso aparecen nuevos riesgos no cubiertos por los seguros. En abril de 2023 el canal de Urgell cerró compuertas por primera vez en 160 años de historia. El seguro no lo cubría, porque nadie asegura la falta de agua en cultivos de regadío.
Sistema agrario tensionado
Todos estos cambios tienen algunas derivadas. "El sistema está tensionado", dice Xavier Joana, quien matiza que esto no quiere decir que no sea "viable". Además, se disparó la superficie asegurada. Y, evidentemente, también han subido las primas. El modelo, indica, ha cambiado. "Los siniestros ahora afectan a todas las producciones, con mayores riesgos, ya toda la geografía", explica.
El año 2024 fue el primero en el que la temperatura superó en 1,5 ºC la media preindustrial. A pesar de la dificultad de realizar los cálculos del coste que ello supone, la Organización Meteorológica Mundial indica que las pérdidas económicas por eventos relacionados con el clima, el tiempo y el agua se han multiplicado por siete desde los años 70 del siglo pasado hasta la década de 2010. Y la Cámara Internacional de Comercio calcula que los eventos climáticos extremos2 han sido dos 2 que las pérdidas en España entre 1980 y 2023 por estos fenómenos relacionados con el clima fueron de unos 738.000 millones de euros. Unas pérdidas que se aceleran en los últimos años: un 22% del total se concentró entre 2021 y 2023.
El mismo informe de WWF destaca que las aseguradoras pueden desarrollar productos para incentivar la prevención de riesgos climáticos, como rebajar primas a los asegurados que tomen medidas como instalar puertas antiinundación o sistemas de alerta rápida. Pero el sector afronta dilemas comerciales. Así, aparte de la renuncia a asegurar riesgos en California, otros sitios de Estados Unidos como Florida, Texas, Colorado, Luisiana y Nueva York se encuentran en situaciones similares. Por ejemplo, por el alto riesgo de huracanes en Florida, muchas compañías han renunciado a este mercado, lo que ha encarecido las primas hasta situarlas casi tres veces más caras que la media del país.
El caso es que los fenómenos extremos que ocurren en todo el mundo acaban afectando a nuestros bolsillos. Hay muchas compañías aseguradoras, pero muy pocas reaseguradoras, porque para realizar reaseguros hay que tener mucha fortaleza financiera y mucha solvencia. El sistema comporta, por ejemplo, que con los incendios devastadores de California estas reaseguradoras tengan que hacer frente a grandes indemnizaciones, dando cobertura a las aseguradoras locales que las han contratado. Por tanto, para no perder solvencia, estas grandes reaseguradoras subirán sus tasas, lo que acabará haciendo subir el precio que les pagan las aseguradoras de todo el mundo y, aunque sea en un porcentaje muy pequeño, acabará inevitablemente aumentando las primas que pagan los clientes finales.