La operación especulativa detrás de las turbulencias en la bolsa
El 'carry trade' con yenes impacta directamente sobre los mercados japoneses
BarcelonaEl Nikkei, el índice de referencia de la bolsa de Tokio, se derrumbó el lunes un 13% en una jornada, aunque que se recuperó parcialmente al día siguiente con un incremento del 10%. Los números rojos del lunes se contagiaron a la mayoría de parqués del resto del mundo. En España, el Ibex 35 cerró el lunes con bajadas de todos los valores, y las grandes bolsas del mundo estuvieron en números rojos.
Las razones de la caída inicial son diversas. Por un lado, los malos datos de empleo en Estados Unidos publicados el viernes antes apuntaron a un empeoramiento tanto del mercado laboral como del conjunto de la economía estadounidense. El pesimismo sobre el futuro de la primera economía mundial se extendió a los mercados de todo el mundo –sobre todo en Wall Street–, pero también en Japón, donde las grandes multinacionales exportadoras tienen un gran peso en la economía y que tiene a EE.UU. de los principales socios comerciales.
Ahora bien, más allá de la ralentización de EEUU, el hecho de que Japón liderara el batacazo bursátil –por ejemplo, las cotizadas alemanas también exportan a Estados Unidos y la bolsa de Frankfurt no cayó tanto– tiene otra explicación : el carry trade.
Inversión especulativa
El carry trade es una estrategia inversora especulativa basada en aprovechar la diferencia entre los tipos de interés de dos países. Un inversor pide un préstamo en un país con intereses reducidos y los invierte en activos en otro territorio con una moneda diferente y al mismo tiempo con tipos de interés más elevados, con el objetivo de obtener un beneficio gracias a esta diferencia. Una vez recogidos los retornos al país con altos intereses, se devuelve el préstamo al país con tipos bajos.
Como Japón es un estado que lleva décadas con unos intereses muy bajos, algunos inversores hacen carry trade con yenes y sobre todo dólares. Es decir, se endeudan en yenes (en Japón los tipos básicos son ahora del 0,25% anual y han sido del 0% durante años) y los cambian a dólares para invertirlos en activos en EE.UU., donde ganan como a mínimo un 5,5%, que es el nivel actual de los tipos básicos marcado por la Reserva Federal (Fed, el banco central estadounidense). Al cabo de un tiempo, vuelven a cambiar los dólares a yenes y devuelven el préstamo pagando unos intereses del 0,25%. La diferencia entre obtener un rendimiento del 5,5% y pagar un 0,25% es el beneficio que se embolsa el inversor.
Ahora bien, el carry trade tiene riesgos importantes, porque se basa en dos premisas. La primera es que los bancos centrales no modifiquen sus tipos de interés y la segunda es que el tipo de cambio entre el yen y el dólar se mantenga estable. En las últimas semanas ninguna de las dos premisas se ha cumplido y fue lo que causó cierto pánico entre los inversores con operaciones de este tipo.
La semana pasada, el Banco de Japón anunció el segundo aumento del precio del dinero en Japón desde 2007, del 0,15% al 0,25%. Esto ya fue un golpe inicial en las inversiones en carry trade de yenes a otras divisas porque un incremento de los tipos supone una reducción del beneficio en estas operaciones. Además, el deterioro de la economía de EEUU abre la puerta a nuevos recortes de los tipos por parte de la Reserva Federal que también afectarían negativamente a los beneficios de las operaciones de carry trade de yenes a dólares.
La subida de los tipos en Japón tiene, además, un segundo efecto: el encarecimiento del yen en comparación con otras monedas en los mercados de divisas, que fue de un 13% en pocos días. Por tanto, un inversor que se hubiera endeudado en yenes para invertir en dólares, cuando tenga que devolver el préstamo y realizar el cambio de moneda estadounidense a moneda japonesa, recibiría menos yenes que los que había pedido prestados inicialmente.
Todos estos elementos llevaron a muchos inversores institucionales, especialmente fondos especulativos, a intentar obtener yenes rápidamente para cubrir las deudas contraídas en esta moneda (en jerga financiera, cubrir los margin callos), y la manera más fácil de conseguirlo fue vendiendo activos denominados en esa moneda, por ejemplo acciones en la bolsa de Tokio. Por eso los mercados nipones sufrieron una espiral vendedora que hundió los precios de las acciones.
Posibles nuevos episodios
La cantidad exacta de dinero destinada a este tipo de operaciones no puede saberse a ciencia cierta. Según los cálculos de Reuters, la cifra que los analistas consideran más esmerada sería equivalente a unos 350.000 millones de dólares estadounidenses (unos 320.000 millones de euros), pero podría ser muy superior. En total, el valor de todas las inversiones en el extranjero de empresas financieras, fondos de pensiones y otros inversores nipones asciende a 4,54 billones de dólares (unos 4,16 billones de euros), y más de la mitad están en activos sensibles a variaciones de los tipos de interés. Estas cifras hacen que algunos analistas avisen de que la ola vendedora en Japón podría continuar en un futuro próximo si EEUU recorta los tipos y el yen sigue ganando valor.