El teletrabajo gana calidad, pero aísla y quema más a los empleados que hace un año
Un estudio de Eada concluye que un 60% de los profesionales hacen entre una y dos horas extras cuando trabajan desde casa
Barcelona“La mayoría tienen muy buena experiencia, pero las principales dificultades son el estrés y el aislamiento”. La doctora en psicología de las empresas y profesora de la escuela de negocios Eada Aline Masuda sintetiza así el primer año de teletrabajo formalizado en Catalunya. Son las principales conclusiones de un estudio que hace un año pretendía conocer cómo se estaba implantando esta forma de trabajar y que ahora quería estudiar cómo ha evolucionado el modelo un año después. Y cambios hay. Si entonces la principal lección fue que trabajar desde casa alargaba la jornada laboral, ahora el gran problema es otro: la desconexión con los compañeros y la importante incidencia de los síntomas de estrés.
En el lado positivo de la balanza hay que solo un 2% de los empleados encuestados valoran su experiencia teletrabajando como muy mala. Este punto de vista encaja con el hecho de que en general se perciban como mucho menos problemáticas las barreras que existían un año atrás, a pesar de que hay que tener en cuenta que entonces las respuestas se recogieron cuando todo el mundo estaba confinado. Así, en mayo de 2020 las interrupciones familiares, el espacio físico inadecuado y los problemas de conectividad estaban disparados, y este año, en cambio, se rebajan todos.
También se reduce, según el exalumno de Eada e investigador Luciano Strucchi, el porcentaje de personas que dicen que trabajan más de ocho horas (a pesar de que siguen siendo el 40% de la muestra) y crece la proporción de trabajadores que hacen una jornada laboral convencional (33%). En esta línea, disminuye de manera importante el número de empleados que dicen hacer más de cuatro horas extras, que pasan de un 14% al 2% del total. Ahora bien, la mayoría (60%) reconocen hacer entre una y dos horas fuera del horario laboral.
“Hay mucha literatura e investigación que demuestran que uno teletrabajador hace una o dos horas más que una persona que trabaja presencialmente, y habitualmente esto no se cobra”, sostiene Masuda.
De hecho, uno de los problemas que señala esta experta es que la buena implantación del teletrabajo depende de lo que pacte el trabajador con la empresa, que lo tendría que proveer de material y asegurarse de que tenga un espacio de trabajo adecuado. “Muchas empresas están tomando las medidas correctas, pero falta comunicación –analiza Masuda–, y la ley es tan difusa que hay que acabar pactando”. En este sentido, un 62% de los trabajadores encuestados niegan que la empresa los haya informado sobre lo que dice la ley que regula el teletrabajo.
Sensación de soledad
El gran problema, sin embargo, es que la gran mayoría (68%) reconocen sentir a menudo que les falta compañía. Más de la mitad dicen que la relación con los compañeros de trabajo se ha debilitado seriamente (el año pasado solo respondían en este sentido un 16%), y un 49% dicen que se sienten aislados respecto a los colegas.
Masuda lo relaciona, precisamente, con el hecho de que los responsables no han sabido gestionar la relación entre el equipo o que el teletrabajo no se ha implementado correctamente. “Al principio el teletrabajo quizás no afectó tanto, pero después de un año sin ver a la gente cara a cara, esto ha empezado a repercutir”, completa Strucchi. En este sentido, más de la mitad de los empleados dicen sentirse quemados o tener síntomas de agotamiento: un 34% moderados y un 18% graves. La clave, pues, para estos expertos, es el formato híbrido: es decir, que se teletrabaje entre dos y tres días a la semana.