¿Cómo serán las guerras del futuro?

Robots asesinos, ciberataques, información falsa... las nuevas tácticas en los conflictos que vendrán

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Un dron durante un desfile militar en Kiev el Día de la Independencia de Ucrania el 24 de agosto de 2021.

BarcelonaEl 27 de septiembre de 2020 estalló la segunda guerra entre Armenia y Azerbaiyán en la región de Nagorno-Karabakh, oficialmente territorio azerbaiyano pero de mayoría armenia y cristiana. El conflicto abierto duró 44 días, y tuvo un claro protagonista: los drones. Varios analistas coinciden en señalar la utilización generalizada de sistemas aéreos no tripulados como el elemento decisivo para la victoria de Azerbaiyán, que demostró una superioridad militar tecnológica muy alejada de los medios convencionales en manos del ejército armenio. Este conflicto sería el ejemplo de cómo serán las guerras del futuro.

Las fuerzas azerís se han dotado durante los últimos años de un gran número de drones, principalmente de fabricación israelí –anteriormente, también de Turquía–, tanto de reconocimiento como también drones suicidas. "La de Azerbaiyán ha sido la primera intervención militar 100% con drones armados dotados con inteligencia artificial. Por primera vez se utilizaron a gran escala", destaca Tica Font, experta en seguridad y defensa del Centro Delàs de Estudios para la Paz.

Los aviones no tripulados no son una novedad, se han usado en zonas como Afganistán e Irak, pero siempre en intervenciones puntuales y "quirúrgicas", por ejemplo contra terroristas. En cambio, en Nagorno-Karabakh los drones tomaron un rol central como sustitutos de los medios bélicos convencionales, como los tanques y la infantería. "En el lenguaje de entidades sociales los denominamos robots asesinos, porque tienen la capacidad de matar de forma autónoma, a pesar de que ahora todavía hay intervención humana", explica Font. "Es una manera de hacer guerras low cost: tienen un coste muy inferior en vidas humanas –de militares, no de civiles– y, además, un dron es mucho más económico que un avión de combate", añade.

Guerras híbridas, actores difusos

La guerra de Nagorno-Karabakh es el claro ejemplo de la aplicación de las nuevas tecnologías en la guerra convencional. La tendencia, sin embargo, es que los conflictos se libren cada vez de una forma menos convencional. El concepto que habitualmente se utiliza para denominar las nuevas maneras de atacar al enemigo es el de "guerras híbridas". Pol Bargués, investigador del Cidob, destaca que, a diferencia de los conflictos tradicionales del siglo pasado, se utilizan tácticas muy diversas: el uso de la migración –como se vio recientemente en Bielorrusia o como ha hecho Marruecos con España–, los ataques económicos, la desinformación y los ciberataques, entre otros.

"Se trata de hacer la guerra sin los explosivos convencionales, sino con una nueva arma, las ciberarmas", puntualiza Font sobre este último grupo, donde destaca el ciberespionaje y la manipulación en las redes sociales, por ejemplo a base de "fomentar grupos subversivos para ir cuestionando los valores democráticos e ir situando a la población a favor de sistemas más autocráticos".

Además, los atacantes son, a menudo, más difíciles de identificar: "No está claro quién está detrás –dice Bargués–. Por ejemplo, en un ataque cibernético, se señala a Rusia. Pero, ¿quién? ¿El Kremlin, una organización criminal? En las guerras tradicionales era fácil de saber porque era claro de quién eran los tanques o quién había hecho la declaración de guerra".

Font pone el ejemplo de un ataque informático en 2007 en Siria que bloqueó los sistemas antiaéreos, supuestamente por parte de Israel. "Pero Siria solo pudo ver el resultado, no quién la había atacado", indica. Y otro ejemplo: en 2012, un virus destruyó el sistema informático de una central nuclear iraquí, que tuvo que parar su actividad durante dos años debido al ataque. "Se dijo que la procedencia venía de Israel y los Estados Unidos, pero estos países nunca admitieron la autoría".

Ataques indirectos

Así pues, Bargués tiene claro que se avanza hacia "conflictos más indirectos", que pretenden desestabilizar, crear miedo entre la población, deslegitimar a los gobiernos. Asegura que esto es, justamente, lo que busca Rusia con la demostración de fuerza en la frontera ucraniana: "Solo llevando tropas a la frontera crea un malestar terrible y provoca desavenencias dentro de la Unión Europea y la OTAN". "Es una manera barata de hacer daño al enemigo", añade.

Aparte del bajo coste, Tica Font introduce otro elemento que explica la transición hacia guerras más indirectas: el apoyo popular. "Al menos en la Unión Europea, la población no apoyaría intervenciones militares en forma de guerra convencional. En cambio, de la otra manera, la población no está tan preparada para identificarlo como ataque y no reaccionará del mismo modo", argumenta.

Nuevos escenarios

Otra pregunta es dónde se librarán las guerras del futuro. "Hay un gran litigio mundial: quién es el propietario de los recursos naturales", resume Font. Bargués coincide: "Se están agotando los recursos y vivimos en un mundo que tiene que hacer muchas transiciones, como la digital y la ecológica. Esto provocará cambios estratégicos y generará nuevos focos de conflicto". Indica, por ejemplo, el Ártico, donde el deshielo provocado por el calentamiento global permite abrir nuevas rutas marítimas y facilita el acceso a recursos naturales muy preciados.

El investigador del Cidob también destaca que una de las características de las guerras del futuro es que estarán "menos dominadas por Occidente" y más por actores como China y Rusia. "Desde el final de la Guerra Fría, Rusia había quedado dormida, sin fuerza, pero los últimos años se ha recuperado, mientras que Occidente ha perdido fuerza. Rusia lo aprovecha para poner un pie en las relaciones internacionales y expandir su área de influencia". Bargués resalta que esto también se traduce en los procesos de paz: "Rusia está interviniendo cada vez más en los procesos de resolución de los conflictos, como se ha visto en Khazakhstan o en Siria". "Hasta ahora, Occidente era quien hacía la paz liberal, quien ayudaba a la transición democrática de los países en conflicto, aunque fuera por intereses económicos, pero esto está cambiando, y Rusia lo aprovecha para ganar aliados", concluye.

Tica Font, sin embargo, considera que "la batalla mundial está en el este asiático" y que la gran disputa global de los próximos años será determinar quién es la potencia mundial en el ámbito económico, tecnológico y militar. "De momento, los Estados Unidos dominan en los tres ámbitos, pero China va detrás. Los Estados Unidos le tienen que hacer la guerra a China, y lo harán de manera no convencional", asegura.

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