El presidente de Argentina, Javier Milei.
01/04/2024
3 min

Desigualdades. La revolución de la motosierra argentina se ha topado con la realidad de la supervivencia. Las renegociaciones de la deuda que ha comenzado el gobierno de Javier Milei y los recortes de pensiones, de funcionarios y de inversiones públicas fraudulentas son el telón de fondo de un día a día en el que la escalada de precios ha empequeñecido los salarios a un ritmo vertiginoso. Casi seis de cada diez argentinos son pobres.

En el país con la inflación más alta del mundo (del 276% en febrero), la compra diaria obliga a llevar un escandaloso haz de billetes, y en los escaparates de las tiendas se anuncia la posibilidad de comprar zapatos para el próximo invierno a plazos de seis cuotas sin intereses. Argentina es la excepción en un subcontinente que ensarta la recuperación. Es el ejemplo extremo del continuado fracaso de un péndulo político que ha creado un estado demasiado grande e ineficiente. Es un país de desigualdades, debilitado ahora por un brote récord de dengue, que según la Organización Mundial de la Salud puede convertirse en una amenaza global a causa del cambio climático y la globalización.

La brecha en salud, educación y riqueza entre las economías más desarrolladas y las menos desarrolladas del mundo ha alcanzado el nivel más alto en casi una década y la culpa, según un reciente informe de Naciones Unidas, es de la cóvid-19. Oxfam ha denunciado que durante la pandemia se creó un nuevo multimillonario cada 30 horas. Pero esta riqueza se acumula en unas pocas manos, ajena a la realidad de los 1.700 millones de trabajadores en el mundo que viven en países en los que la inflación está superando rápidamente los salarios.

Elecciones. Las desigualdades impactan en la política. Con cifras y realidades muy distintas, también el malestar social puede ser uno de los principales factores movilizadores en las elecciones europeas de junio. Una encuesta de Ipsos, a principios de curso, revelaba ya que casi un tercio de los europeos se encuentran en una situación financiera "precaria". Ahora, la cadena Euronews ha confirmado, con sus datos, que la lucha contra el aumento de los precios es el principal problema para los votantes, con un 68% de todos los encuestados que lo han calificado de prioridad y un 25% más que creen que es importante. Los más preocupados por la inflación, según estos datos, son los portugueses, seguidos de españoles, italianos, franceses y alemanes. El 64% de los encuestados quiere "soluciones para reducir las desigualdades sociales".

La economía alemana no arranca, la inflación española repunta y Emmanuel Macron está intentando tranquilizar a los mercados financieros después de que las cifras oficiales hayan revelado que el déficit público francés ha alcanzado el 5,5%, muy por encima del límite del 3 % del PIB que desea la UE.

Las desigualdades son una realidad. En Francia, las cifras oficiales dicen que el paro es del 7% entre los nacidos en el país, pero alcanza el 12% entre los inmigrantes y sube por encima del 17% entre los que han llegado al país en los últimos diez años. Las tensiones económicas marcan en estos meses de precampaña. Lo hemos visto con las manifestaciones de los agricultores, en nuevas protestas salariales en Francia y de los sindicatos europeos en Bruselas y en la tensión con la extrema derecha en Alemania.

Ahora, además, el malestar social se ve arrastrado hacia una nueva lógica bélica. Hace unas semanas el comisario europeo de Industria, Thierry Breton, advirtió de que "necesitamos cambiar el paradigma y pasar a un modo de economía de guerra". Es imposible saber todavía qué impacto tendrá el discurso de la guerra en las elecciones europeas; qué miedos pesarán más. Las fracturas políticas se envuelven con los desafíos económicos. La recuperación ha ligado su destino a la geopolítica.

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