España, un desierto presupuestario
Los socialistas ven tambalear sus alianzas parlamentarias ya siete autonomías del PP tampoco les salen las cuentas

Barcelona / MadridLos socialistas han completado el tres en raya del poder: mandan al gobierno español, a la Generalitat de Catalunya y al Ayuntamiento de Barcelona. sido uno de esos socios el que les ha fallado a la hora de encauzar los presupuestos del 2025. En el Palau de la Generalitat, Salvador Illa se ha quedado en la estacada después de que ERC haya dado un portazo a la negociación de las cuentas argumentando que, antes de firmarle nada más, quiere ver cumplidos en carpetas como la financiación singular, el traspaso de Cercanías o la resolución del conflicto político. En el Estado, es Juntos quien ha suspendido las negociaciones con el PSOE y pone contra las cuerdas a Pedro Sánchez exigiéndole someterse a una cuestión de confianza que, por ahora, los socialistas no están dispuestos a aceptar. En Barcelona, el preacuerdo entre ERC y el PSC para gobernar juntos enfureció a los comunes, que marcan distancias con el alcalde Jaume Collboni y se afanan por estirarlo hacia políticas que continúen (o que, como mínimo, no borren) la huella del paso de Ada Colau por el consistorio.
La estrategia de los socialistas ha sido la misma en las tres administraciones: chutar el balón adelante y avisar a los socios díscolos de que seguirán gobernando por más pulsos que les planteen. En Catalunya, ni en el Palau de la Generalitat ni en el PSC, nadie cuestiona la continuidad del gobierno de Salvador Illa pese a no sacar adelante la ley más importante del año. Varias fuentes socialistas consultadas por el ARA sostienen que la ciudadanía pide estabilidad y que no se entendería que el ejecutivo catalán no siguiera desplegando su hoja de ruta, pese a la fragilidad de la suma parlamentaria que lo sostiene. Lo mismo creen al otro lado de la plaza de Sant Jaume: "Vamos a hojar ya seguir gobernando", dice una voz de la dirección del PSC de Barcelona.
Centrados en salvar 4.000 millones
El intenso calendario político en febrero con las reuniones de las bilaterales entre el Estado y la Generalitat debería permitir a los socialistas lucir alguna medalla con la financiación singular, pero también en infraestructuras y traspasos como la de Cercanías. En paralelo, el Govern intentará salvar los muebles rescatando vía decreto los 4.000 millones extras que se perderían por la cloaca de la prórroga presupuestaria del 2024. Ahora bien, los planes del PSC podrían hacer aguas si ERC mantiene el torcebrazo con los decretos de ampliación de crédito, un escenario que, en estos momentos, el Gobierno rechaza a entrar a valorar. "Tenemos un plan de gobierno y en eso estamos", afirman fuentes del ejecutivo. Una primera cata de la disposición de ERC a negociar la tendrán la próxima semana, cuando el Parlament votará el decreto de necesidades financieras del sector público por la prórroga. Los republicanos aún no han tomado ninguna decisión sobre el sentido del voto, que prevén fijar a lo sumo el lunes.
En el Estado, el escenario es diferente. La derecha política y mediática trata de instalar un clima de extrema fragilidad sobre Sánchez debido a que pierda algunas votaciones importantes en el Congreso, tal y como ha sucedido esta semana. Sin embargo, fuentes de Ferraz dejan claro que el gobierno español puede seguir prorrogando los presupuestos de 2025, porque supondría trabajar con unas cuentas, las de 2023, que ya las habían hecho ellos —diferente sería si fueran del PP—, "la economía crece y los fondos europeos son un motor". La principal misión, eso sí, es reconducir la situación con Junts para resistir hasta el 2027 sin el desgaste que supondría no poder aprobar presupuesto alguno a lo largo de toda la legislatura. Un ministro consultado por el ARA asegura que "todo está abierto" y que es "optimista". Habrá que ver si Sánchez mantiene el compromiso de presentar presupuestos este trimestre, aunque primero quería pactar una nueva senda de estabilidad con los de Carles Puigdemont, lo que ahora mismo parece más que difícil.
Las demás autonomías en prórroga
¿Pero es España un desierto presupuestario, más allá de Catalunya, Barcelona y el Estado? Los presidentes del PP que llegaron al poder gracias a las alianzas con Vox sufren ahora las consecuencias de haber puesto la gobernabilidad de sus autonomías en manos de la extrema derecha: en verano, Vox dio la orden de romper con el PP para no ser lo suficientemente duro con los menores migrados y no ha dado señales de querer rehacer los puentes. Esto ha abocado a Murcia, Baleares, Extremadura, la Comunidad Valenciana, Aragón y Castilla y León a la prórroga. Por el contrario, en Madrid, Galicia y La Rioja el PP ha hecho valer sus mayorías absolutas para aprobar las cuentas en plazo; en Cantabria, donde gobierna con minoría, se las ha empezado por sacarlos adelante con el Partido Regionalista.
Pero el mapa de la situación presupuestaria en las autonomías todavía podría cambiar en algún caso. En la Comunidad Valenciana, el desastre de la DANA dio la vuelta al tablero político: el PSPV ofreció al presidente valenciano, Carlos Mazón, sus votos para avanzar en la reconstrucción. La mano tendida de los socialistas se concretó en un entendimiento inédito en la Diputación de Valencia, que ha aprobado recientemente sus presupuestos con los votos a favor del PSOE y de Vox, además de los del PP. En el Ayuntamiento de Valencia, donde gobiernan PP y Vox, no fue necesario que los socialistas prestaran sus votos.
A diferencia de Isla, los otros tres presidentes socialistas también han aprobado el examen presupuestario para 2025. En Asturias, Adrián Barbón tiene presupuestos para este año con el apoyo de Izquierda Unida y Podemos. En Navarra, el gobierno de María Chivite les ha logrado aliándose con Geroa Bai, la coalición de Izquierda Unida y Podemos (Contigo-Zurekin) y la abstención de Bildu. Emiliano García-Page, verso libre del PSOE, ha aprobado un año más presupuestos con su mayoría absoluta en Castilla-La Mancha.