Salud

El anticuerpo 17T2: un escudo contra todas las variantes del cóvido

Investigadores catalanes diseñan un fármaco que se adapta a las múltiples mutaciones del virus

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Imagen de una prueba en un laboratorio.

El sistema inmunitario es la primera línea de defensa frente a patógenos como virus o bacterias. Se trata de una sofisticada red de células, órganos y tejidos que trabajan unidos para proteger el cuerpo de una infección: ante un elemento desconocido, genera anticuerpos que deben ser capaces de neutralizar al recién llegado y evitar que éste nos infecte. Ahora bien, existen virus, como por ejemplo el SARS-CoV-2, que tienen una alta capacidad de mutar y, por tanto, esquivar el efecto protector de los anticuerpos. El reto, entonces, es encontrar un anticuerpo capaz de bloquear diferentes mutaciones a la vez. Ahora, investigadores del Hospital del Mar Research Institute (IMIM), el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, el Centro Nacional de Biotecnología y el Centro de Regulación Genómica (CRG) han logrado generar un anticuerpo que neutraliza todas las variantes existentes del virus responsable del cóvido. El hallazgo, que han ensayado con muestras de la enfermedad en el laboratorio, se ha publicado este miércoles en la revista Nature Communications.

La propuesta de los investigadores catalanes se basa en el desarrollo de un anticuerpo monoclonal. Es decir, un fármaco creado en el laboratorio que interactúa específicamente con una proteína del virus. Sin embargo, y de forma general, cuando el virus muta, estos tipos de fármacos pierden su efecto neutralizador. En cambio, este anticuerpo, bautizado como 17T2, tiene muchos puntos de contacto con el SARS-CoV-2 por lo que, si el virus que contagia a la persona ha mutado, no se pierde el efecto neutralizante, sino que también evita la infección. El motivo: el área de interacción con el virus es amplia. De hecho, el encaje del anticuerpo con el virus es "casi perfecto", explica al ARA la investigadora principal del estudio, Giuliana Magri. Y, de hecho, la amplitud de zonas de contacto del anticuerpo con el virus es la clave de esta investigación que ya se ha patentado en Europa como posible tratamiento, si bien antes de producirlo se debe ensayar en humanos.

La clave del virus para entrar en el cuerpo

La proteína que identifica este anticuerpo es la espícula (o Spike), que el SARS-CoV-2 utiliza como una llave para abrir la puerta de las células del cuerpo humano, multiplicarse e infectarlo. En concreto, el 17T2 reconoce una parte de la espícula, la punta, que es la que se adhiere a las células para acabar desencadenando el cóvido. Ésta es una zona que muta bastante porque la mayoría de anticuerpos reconocen esta parte del virus, pero, de nuevo, como el área de contacto es muy amplia, todavía no han encontrado una variante que sea capaz de escapar del efecto neutralizante del anticuerpo.

La proteína Spike del virus (en gris) con el nuevo anticuerpo (cadena pesada en azul y ligera en violeta).

Además, Magri detalló que cuando se identifica una variante nueva del virus, la comunidad científica que le ha descubierto comparte públicamente su secuencia genómica para informar en qué puntos ha habido mutaciones. Por tanto, si la mutación está fuera de la zona de contacto que tiene el 17T2 con la espícula, éste continuará neutralizando la nueva variante. En cambio, si la mutación está dentro del área de interacción, entonces tendrán que comprobar si el anticuerpo sigue encajando con el virus o no. La investigadora ha asegurado que, ante una posible variante del SARS-CoV-2 que se escape el efecto neutralizante, pueden modificar el anticuerpo para que éste recupere la capacidad de bloqueo. Esto es posible porque han realizado un estudio de la estructura del 17T2 y se "podría mejorar" para adaptarlo a nuevas mutaciones, ha remarcado Magri.

Los investigadores probaron en ratones la capacidad terapéutica y la actividad profiláctica, es decir, preventiva del anticuerpo, demostrando que reduce las lesiones en los pulmones y la carga viral. Por este motivo, Magri cree que el 17T2 es un candidato para ayudar al diseño de vacunas, realizar intervenciones clínicas preventivas y encontrar tratamientos. La investigadora asegura que disponer de anticuerpos como éste es clave para personas inmunocomprometidas, las que tienen un sistema inmunitario débil y tienen dificultades para eliminar infecciones de su cuerpo. Estos pacientes tienen un riesgo elevado de desarrollar cóvido grave y se beneficiarían de herramientas capaces de bloquear todas las variantes.

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