Salud

Así funciona la rehabilitación para recuperar el olfato

El Hospital MútuaTerrassa creó una unidad pionera en 2021 por el aumento de casos a raíz del cóvido

Olfato
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BarcelonaLa anosmia o pérdida del olfato repentino ha afectado a un 20% de los contagiados de cóvido. Se considera un síntoma tan inequívoco de este virus que, a efectos prácticos, llegó a tener la misma validez diagnóstica que un test de antígenos. En el 80% de los casos la pérdida es temporal, pero el resto de afectados no la recuperaban espontáneamente y, para ellos, en febrero de 2021, el Hospital MútuaTerrassa abrió una unidad pionera de rehabilitación olfativa. "Desde entonces, hemos atendido a más de 250 personas", explica Àlex Ibars, terapeuta ocupacional.

Las alteraciones del olfato como la anósmia siempre han existido, vinculadas sobre todo a virus, resfriados y rinitis. Sin embargo, los servicios sanitarios nunca se han planteado la necesidad de ofrecer ninguna terapia hasta la irrupción del cóvido, que disparó tanto la demanda como la duración del trastorno.

"A lo largo de estos años se han indicado corticoides, vitaminas B y lavados nasales para los pacientes que no recuperaban el olfato, pero la única herramienta con potencial es la rehabilitación", explica Xavier Lao, jefe del servicio de otorrinolaringología. Como si de los músculos se tratara, la nariz también se puede ejercitar para que recupere las funciones que ejercía. Pero ¿cómo?

Cuatro meses de seguimiento

La rehabilitación que ofrece MútuaTerrassa tiene una duración de cuatro meses –con una visita por semana– y consta de dos ejercicios. Primero, el paciente pasa un test que valora su calidad del olfato; es decir, con qué intensidad huele y qué capacidad de discriminación e identificación de los olores tiene. La nota máxima puede ser de 48 puntos y se clasifica como olfato normal en los 31. La mayoría de los atendidos en la unidad están por debajo de los 27 puntos.

El primer ejercicio se hace con un kit de cuatro aceites con aromas de geranio, limón, eucalipto y clavo de especia. Éstos deben husmearse un par de veces al día a la vez que se mira una imagen del elemento para que el cerebro asocie lo que ve con lo que huele. El paciente también debe habituarse en los olores cotidianos, como el café que toma o el champú que utiliza, olviéndolos durante unos segundos al día. "En esencia, se insiste en los aromas primarios para desvelar la memoria olfativa", detalla Lao.

Pasados ​​estos cuatro meses, los afectados vuelven a realizar el test de calidad del olfato. Si la puntuación aumenta en 5 puntos, se considera que ha mejorado. Los estudios de rehabilitación indican que un tercio de los pacientes mejora mucho y otro tercio, un poco. "Si la causa es el cóvido, un resfriado o una operación nasal, suelen recuperarlo. Si es por traumatismo, les cuesta más", detalla Ibars. Lao añade que si no se recupera el olfato pasado un año, es difícil que se normalice.

Distorsiones o alta sensibilidad

La unidad de la MútuaTerrassa abrió para ayudar a los afectados de anosmia por cóvido, pero ahora trata todo tipo de alteraciones del olfato, como la hiposmia, que es la reducción de la capacidad para detectar olores, o la hiperosmia, que es todo lo contrario, una alta sensibilidad a los olores. También existe la parosmia, que hace que los olores agradables se distorsionen y perciban como desagradables, o la cacosmia, que es una desviación que lleva a oler los olores desagradables por encima de los agradables.

Vivir con una alteración olfativa es agotador. Para un paciente con hiperosmia y cacosmia, salir a la calle supone ya un reto. "A pesar de llevar doble mascarilla, lo pasan fatal porque todo en su entorno huele a excremento. Uno de ellos sentía tanto asco que llegó a verbalizar que no sabía cómo seguir viviendo", ejemplifica Ibars.

Las causas más habituales detrás de las alteraciones olfativas son los virus, pero también las alergias, los traumatismos craneales y las lesiones cerebrales. También afecta al envejecimiento –"El olfato también se desgasta con la edad, como la visión y la audición", dice Lao–, las alteraciones hormonales, los problemas dentales, la adicción a la cocaína o la exposición continuada a químicos.

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