Los vecinos del edificio Venus: "Están esperando a que nos morimos aquí"
El Govern crea una comisión para acelerar plazos y derribar el edificio de la Mina antes del 2028
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Sant Adrià del BesòsLa estética es la de una cárcel. La puerta, roja y con varios grafitis, está hecha a base de barrotes. Al lado, el número del bloque –en este caso el 3– está hecho también con graffiti y la tipografía es industrial, como si fuera la entrada de un módulo penitenciario, de una división militar o el número que marca un contenedor marítimo . Es la entrada del edificio Venus, un monstruo de cemento y plásticos en el barrio de la Mina de Sant Adrià de Besòs donde viven 244 familias. José, de 83 años, está fumando justo detrás de la puerta, mientras mira al horizonte a través de los barrotes. Es libre, pero el edificio Venus, en cierto modo, lo tiene encarcelado. "Si pudiera me iría", afirma.
Hace veinte años del primer compromiso de derribar el edificio. "Están esperando a que nos moramos aquí", afirma Paqui, portavoz del edificio Venus, mientras sirve un café en el bar que regenta, justo debajo. Llevan dos décadas viviendo bajo la promesa, siempre prorrogada, del derribo y un futuro mejor. ¿Cuándo llegará? Es una respuesta que el gobierno no puede responder claramente. Los planes en la Mina son del año 2001. Entonces José tenía 59 años y Paqui aún no había cumplido los 40. El acuerdo (sobre el papel) definitivo no llegó hasta el año pasado, desencallado un largo proceso judicial sobre la expropiación. Entonces el horizonte de derribar el edificio se situó en el 2028, aunque la alcaldesa de Sant Adrià, Filo Cañete, precisa que finalmente el calendario lo marcó a finales del 2029.
La propia alcaldesa admite que es "demasiado tiempo". Por eso afirma que el martes, en una reunión con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y varios consellers se acordó crear una comisión para acelerar plazos. "Si se puede antes del 2028 será antes. Queremos acortar plazos", declara. Lo confirman fuentes del Gobierno, que precisan que el encargo de Presidencia es acelerar todo el plan de la Mina, también en el ámbito de la seguridad y la construcción de un nuevo CAP, viviendas y un jardín de infancia. Mientras Presidencia verbalizaba esta petición en la reunión, desde Derechos Sociales organizaron un encuentro con periodistas donde aplazaron la demolición hasta el 2030. En medio del lío, en la Mina hay un clamor: "No se puede vivir" .
Decisiones
Lo dice Conchi, de 77 años, y José, de 83. Hay quince pisos de vecinos que ya han cogido la indemnización y que ya están tapiados, y unos treinta residentes que serán realojados en los próximos meses. Pero la realidad es que aún quedan otras 200 familias. José explica que hace relativamente poco tiempo que ha terminado de pagar el piso y que le ofrecen poco (unos 100.000 euros) para dejarlo todo. Esto sumado a una mudanza con 83 años y con la mujer enferma en casa. Más de un vecino comenta que la tasación del piso fue en el 2022 y ahora son mucho más caros. Al final, los vecinos, sobre todo los de avanzada edad, pierden la esperanza. Y la esperanza de que pierden algunos es la felicidad que ganan otros cuando llega el momento. Como Conchi, que ya sabe que será realojada en unas semanas. Sonríe mucho. "No puedo creerlo", dice: "No podía más aquí".
La suya es una historia dramática. A sus 35 años se quedó viuda y con nueve hijos. Cinco murieron antes de tiempo. "Por fin podré dormir", comenta su hija. Trabaja temprano y explica que cada noche entra gente en el portal a beber, a drogarse ya hacer ruido. La droga es sólo uno de los problemas. Fuentes policiales comentan que los narcopisos y las plantaciones de marihuana son una realidad en el bloque difícil de perseguir, porque rara vez se denuncian. Otro problema es la suciedad. Las escaleras son campos de minas de colillas, están en todas partes y los niños juegan encima. Se puede encontrar de todo. Pelas de mandarina, pan, bastoncitos para las orejas, cartas, números de una quina, bolsitas para guardar la droga...
Los patios interiores también se convierten en un vertedero de basura. Conchi explica que hace unos días sacaron una muchedumbre de bolsas. Si no, la echan a los árboles de la calle. Esto hace que entre las hojas convivan pañales, plásticos y cartones. Cada puerta de cada escalera es diferente, y muchas están magulladas o agujereadas; son escenarios de peleas o enfrentamientos. Sorprende ver carteles pidiendo que la gente tire la basura a una basura que, por el contrario, está relativamente vacía. Además, Endesa calcula que más de la mitad de la luz está pinchada.
Envejecido
Los espacios comunes son "un nido de ratas", comentan los vecinos. Hace unos meses que están mejor desde que se hizo un tratamiento en las cloacas, pero los del edificio Venus son vecinos que han aprendido a convivir con los roedores. En las escaleras no hay extintores. Una de las últimas mejoras, explica Paqui, es que han abierto puertas de emergencia en las azoteas. "Ahora, cuarenta años después", lamenta. Hay días en que el ascensor falla dos o tres veces. Todo esto en un bloque de diez pisos envejecido, de donde sale una mujer con un andador y se cruza con Conchi. "Hay gente que, antes que hacer una mudanza, quiere morir aquí". Conchi se acerca hasta un supermercado. Al lado, hay un portal con el agujero de una de las 150 balas que se dispararon en un tiroteo hace tres semanas. Los vecinos mayores admiten que solo salen de día y lamentan la degradación que la droga ha traído al barrio.
Como portavoz del blog, Paqui critica que ha intentado reunirse dos veces con el nuevo secretario de Derechos Sociales, Raúl Moreno, y no ha obtenido respuesta. Lleva veinte años viviendo con la esperanza de que cambie un barrio que ha visto morir. Casi todas las persianas del edificio Venus están bajadas. Antes era un pequeño mercado en el que había de todo. En la plaza colocaron durante una época un parque y en otra unos bancos. Pero acabaron sacándolos porque la gente hacía ruido por la noche. "La solución es sacar al banco, no solucionar el problema", critica. Al final, la única extensión del edificio es el cemento, los plásticos y la suciedad que se acumula.