Trump cambia el rumbo de la NASA
El presidente estadounidense podría cancelar parte del programa para volver a la Luna


GinebraLa vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca ha hecho tambalear de nuevo una parte de las instituciones estadounidenses. La NASA no es ninguna excepción, sobre todo teniendo en cuenta el papel central que tendrá en esta nueva legislatura Elon Musk, propietario de la empresa de cohetes SpaceX. Un ejemplo es la reciente dimisión del hasta ahora administrador de la agencia espacial estadounidense, Bill Nelson, después de 53 años trabajando.
"Enviaremos astronautas a plantar la bandera americana sobre Marte", dijo Trump durante el discurso de investidura, dejando claras sus ambiciones de conquistar el Planeta Rojo. Esto podría comportar que los recursos destinados a la NASA se vieran afectados, así como algunos de sus proyectos más ambiciosos, como el programa Artemis, cuyo objetivo es volver a situar humanos sobre la superficie de la Luna.
Por otra parte, la guerra comercial con China y la incorporación de empresas privadas en el sector aeroespacial han generado un contexto geopolítico que no se vivía desde la Guerra Fría. “Nos encontramos ante una nueva carrera espacial. , tenemos a Estados Unidos con sus aliados, y por otra, China alineada con Rusia", explica Miquel Sureda, profesor de ingeniería aeroespacial en la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) y divulgador científico. "Esta carrera tiene el objetivo no sólo de volver a la Luna, sino de conquistar puntos estratégicos para explotar sus recursos", añade Sureda.
En peligro el programa para volver a la Luna
Desde la victoria electoral de Trump han ido apareciendo rumores de que el nuevo presidente de EEUU tiene la intención de modificar el programa Artemis. En particular, se podría cancelar su nuevo cohete, conocido como SLS (space launch system o sistema de lanzamiento espacial), que debería traer de nuevo astronautas a la Luna en el 2027, 55 años después de que la misión Apollo 17 lo hiciera por última vez.
La realidad es que el programa ha sufrido retrasos significativos y su presupuesto no ha dejado de aumentar. Esto hace que la nueva administración cuestione su eficiencia, en particular con la incorporación de Musk al frente de la nueva oficina de eficiencia gubernamental.
Por otro lado, el programa Artemis ya cuenta con la colaboración de SpaceX. el programa también tendría una estación espacial llamada Gateway que orbitaría el satélite, a la que se añade la nave Orion, que haría gran parte del trayecto entre la Tierra y la Luna. La cuestión es que todo indica que la Starship de SpaceX podría realizar las funciones de lanzadera, nave y sistema de aterrizaje en la superficie lunar. "La NASA estaría comprando una nave en SpaceX para realizar una cuarta parte de una misión, cuando esta nave, por sí sola, podría hacerlo todo", comenta Sureda. El programa de la NASA podría salvarse porque se encuentra en un estadio muy avanzado y suprimirlo sólo provocaría más retrasos. "No creo que cancele, pero se reducirá mucho su alcance", declara Sureda.
Musk, el principal beneficiado de la política espacial de Trump
Durante la campaña electoral, Trump espoleaba a Elon Musk a conseguir llegar al Planeta Rojo antes del 2028. "Elon, prepara los cohetes para que queremos llegar a Marte antes del final de mi mandato", declaraba el presidente en septiembre en un mitin en Carolina del Norte . No es de extrañar que uno de los que se verán beneficiados de esta nueva estrategia espacial sea el propio Musk y su empresa SpaceX. Esta empresa es actualmente uno de los principales activos de la NASA. La cancelación parcial del programa Artemis y el objetivo de conquista de Marte podrían suponer un empuje significativo en las aspiraciones multiplanetarias del hombre más rico del mundo.
En la misma línea, hace sólo unas semanas Trump dijo nombrar al empresario Jared Isaacman nuevo administrador de la NASA, Isaacman, muy alineado con las aspiraciones espaciales de Musk, tendrá un papel fundamental en la gestión de los recursos de la agencia americana. . "El administrador de la NASA es el encargado de definir la estrategia durante los próximos cuatro años", destaca Sureda, sin embargo, la palabra final sobre los recursos destinados la tiene siempre el Congreso estadounidense, donde, en cualquier caso, también hay una mayoría republicana. "Se tiende hacia un modelo en el que la NASA será simplemente un canalizador de recursos económicos para contratar empresas privadas", considera el investigador de la UPC.
La exploración científica, principal perjudicada
Más allá de las misiones en la Luna, la NASA tiene varios programas científicos, como la National Atmospheric and Oceanic Administration (NOAA) para la observación de la Tierra. Este programa es una herramienta fundamental para entender el clima del planeta. Gran parte de los recursos destinados a organizaciones como ésta podrían ir a parar a la Space Force, la rama militar espacial creada por el propio Trump durante el mandato precedente. "Hay mucho miedo a que estudios sobre el cambio climático se vean afectados en beneficio de objetivos militares", declara Sureda.
El investigador de la UPC, que estudia cómo podrían ser los futuros asentamientos fuera de nuestro planeta y cómo hacer que sean sostenibles, se muestra optimista. "Hay muchas maneras de enfocar la conquista del espacio. Aunque no simpatizo con la filosofía que están siguiendo estos grandes empresarios, reconozco que están acelerando mucho el avance en el sector espacial. En 20 o 30 años podríamos ver misiones tripuladas en Marte", concluye Sureda.