"A mí me llaman 'marimacho' porque me gustan el waterpolo y el fútbol"


BarcelonaLas desigualdades de género afloran muy pronto. Los niños ya son conscientes de ello a los 10 y 11 años y tienen algunas cosas que decir al respecto: entre sus propuestas está el fin de las violencias y las discriminaciones (especialmente el machismo y el racismo), la igualdad entre las personas (incluida entre los niños y las niñas y, también, en la escuela) y acabar con la presión estética. Así lo piden en elAgenda de los Niños, un documento elaborado a partir de consultar a más de 5.000 niños de Barcelona, que recoge las 11 demandas, 30 propuestas y más de 100 ideas de los niños y niñas para mejorar el bienestar de la infancia.
¿Qué proponen los niños para ponerle fin?
Por un lado, proponen que exista un control sobre las imágenes que les llegan para que sean fotos reales que no estén retocadas y que representen todos los tipos de cuerpos (delgados, grasos, con discapacidad, etc.), también piden que los anuncios representen la diversidad y que no les llegue siempre el modelo de chica delgada y de chico fuerte. Mireia, que tiene 11 años y vive en el barrio de Gràcia de Barcelona, se queja porque percibe que la sociedad marca que "las chicas deben ser delgadas y perfectas y los chicos deben ser fuertes y altos". Además, los niños piden que las tiendas de ropa y juguetes no tengan secciones diferenciadas para niños y niñas. Sara, que también tiene 11 años y es de Gràcia, lo explica enfadada: "A mí me ha pasado que he ido a una tienda, no he encontrado nada de ropa de niñas y me he cogido ropa de niño, y que la tendera me diga «uy, te has equivocado, esto es para niños».
Estas expresiones y experiencias son una muestra de cómo las niñas y chicas están más presionadas por la estética. De hecho, según la Encuesta de Bienestar Subjetivo de la Infancia en Barcelona, la satisfacción con el propio cuerpo es uno de los ámbitos en el que existe un diferencial mayor entre niños y niñas: el 15,1% de niñas entre 10 y 11 años están poco o nada satisfechas con su cuerpo, mientras que los niños que lo están poco, menos (4).
Por otra parte, piden "que todo el mundo pueda vestirse como quiera y pueda jugar a lo que quiera en el patio de la escuela", sin importar si son niños o niñas. "A mí me llaman marimacho porque me gustan el waterpolo y el fútbol" lamenta Nerea, de 11 años, de Sants-Montjuïc. Esta tipificación de las actividades según el género no sólo afecta a las niñas, también a los niños: "Yo a tercero me sentía un poco solo porque no me gustaba ni el fútbol ni el pilla-S_ sobre las actividades extraescolares vemos que hay un sesgo de género importante. En primer lugar, porque hay más niños que hacen extraescolares deportivas que niñas (a diferencia de lo que sucede con las extraescolares culturales y artísticas) y, en segundo lugar, porque, según los deportes que practican, se observan patrones de género muy masculino (como el que está en el mundo) , pero sí el más extremo) y también algunos deportes muy feminizados (como la danza y el patinaje, en los que la gran mayoría niños que lo practican son niñas/chicas)
¿Y qué ocurre mientras no ponemos fin a estas desigualdades y discriminaciones?
Terminar con estas diferencias y discriminaciones no es sólo una cuestión de derechos y de igualdad, sino también una vía imprescindible para garantizar un mejor bienestar para todos los niños y niñas, chicas y chicos.
Incluso en una cuestión tan troncal como la satisfacción general con la propia vida, encontramos desigualdades de género en la infancia que se acentúan durante la adolescencia. Las niñas están menos satisfechas que los niños con su vida en general: entre los niños que están poco o nada satisfechos con su vida se encuentra casi el doble de niñas que de niños (12,9% y 7,4% respectivamente). Esta diferencia se amplía a la adolescencia, una etapa en la que las chicas sufren fuerte la discriminación por razón de género: un 40% de chicas adolescentes sienten que han sido discriminadas por ser chicas, según la Agencia de Salud Pública de Barcelona. Es la segunda causa más frecuente de discriminación (tras la discriminación por el aspecto físico que sufren más del 50% de chicas). Además, tanto uno como otro se han disparado en los últimos años.
Así pues, no sólo se trata de garantizar derechos, se trata también de garantizar bienestar desde etapas tempranas. Y garantizar este bienestar es la mejor prevención de una buena salud mental, un ámbito en el que las niñas y chicas también salen peor paradas que sus compañeros masculinos: manifiestan más sentimientos de soledad no deseada, tienen más malestar emocional y más riesgo de mala salud mental.