¿Igualdad? Empecemos por el juego!

BanyolesQueremos niñas libres, adultas con criterio, que se muevan por el mundo con seguridad y sin miedo. Defendemos la igualdad, firmamos manifiestos, nos escandalizamos con los datos sobre la brecha de género y la violencia machista. Y, sin embargo, el juego, el primer espacio en el que niños y sociedad se encuentran, sigue lleno de estereotipos.
Ropa para jugar
Jugar, si les dejamos hacerlo, es su principal actividad. La gran mayoría de niños y niñas deberían vestirse para jugar. Pero, ¿cómo lo hacen? Vea los mensajes que lleva la ropa que visten. Las niñas visten camisetas con frases como Sweetie, Be kind, Princess, Me cuto. Los niños, en cambio, llevan Cordero, Explorer, Leader. ¿Por qué la valentía y la curiosidad son cualidades masculinas y la dulzura y la simpatía son valores femeninos? También existen diferencias en la confección. Las niñas llevan mallas y camisetas ajustadas. Los niños, pantalones anchos y cómodos, hechos para correr, saltar y trepar. ¿Las mallas son cómodas para todo el mundo o sólo para las niñas? Y si lo son para todos, ¿por qué sólo las niñas las utilizan?
Los mensajes en las tiendas
En las jugueterías ocurre lo mismo. Hay pasillos y secciones diferenciadas: coches, dinosaurios y herramientas para niños; cocinitas, muñecas y manualidades para niñas. El mensaje está claro: tú cuida, tú construye. Tú ocupa poco espacio, tú explora. Tú observa, tú actúa.
El lenguaje de los adultos
La diferencia no es sólo en el juego, sino en cómo nos dirigimos a ello. "¡Qué guapa!" versus "¡Qué valiente!". "A ver si la cuidas mucho, esta muñeca" versus "Uau, ¡con este coche podrás ir muy rápido!". "Vigila un momento a tu hermana" versus "Ayúdame a arreglar esto". Y aquí es donde nos viene a la mente aquella reflexión de Wittgenstein: "Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo". Si queremos que los niños tengan un mundo más amplio, quizá deberíamos empezar por ampliar nuestro lenguaje y, de paso, su vestuario y sus juegos.
¿Cuándo empieza todo?
Según varios estudios, hacia los tres años los niños ya tienen conciencia de su sexo y comienzan a adoptar estereotipos de género que influirán en su forma de jugar, expresarse y relacionarse. Una investigación publicada en 2017 en la revista Science, pone de manifiesto que a partir de los seis años muchas niñas ya asocian la inteligencia con los niños y comienzan a desestimar actividades que perciben como propias de personas "muy inteligentes". Esto indica que los estereotipos de género aparecen muy pronto y tienen un impacto en las oportunidades y decisiones que los niños toman desde pequeños.
¿Cómo le damos la vuelta?
Haga un ejercicio rápido: lea esta frase: Juguetes para niñas. ¿Qué le ha venido a la cabeza? Y ahora esa otra: Juguetes para niños. Si las imágenes que ha imaginado son exactamente las mismas, ¡enhorabuena! Si no, no pasa nada, forma parte de la mayoría. Lo importante es ser consciente de que, aunque pensamos que no, como adultos llevamos una carga de estereotipos de género que influyen en nuestras decisiones.
Elija juguetes para niñas sin acondicionarlos y sin proyectar expectativas. Abra el abanico de opciones y explore todas las posibilidades de juego que existen y pregúntese: Por qué no ha tenido oportunidad de probar? ¿Qué juegos y juguetes han sido restringidos por motivos culturales o sociales?
Conclusión
Las niñas necesitan que les ayudemos a visualizarse haciendo todo tipo de actividades, jugando con todo tipo de juguetes y juegos. Hay que reforzarlas con este mensaje y debemos hacerlo con sinceridad, con alegría y entusiasmo. Si queremos una sociedad más justa e igualitaria, empezamos por lo esencial. Cómo juegan las criaturas hoy determinará cómo mirarán y cómo se sentirán en el mundo mañana. Y el juego debería ser un espacio de libertad.