Escuela

La memoria en el aula: ¿aún hay que aprender las tablas de multiplicar?

Hablamos con científicos, profesores y maestros para saber cuál es el peso de la memoria en la escuela actual

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Alumnos de una escuela de Barcelona estudiante.

Barcelona¿Hay que aprender las tablas de multiplicar? ¿Los alumnos deben recitar poemas de memoria? ¿Se saben los elementos de la tabla periódica? ¿Qué papel tiene la memoria en el aprendizaje actual? "Ni el currículum de ahora ni el del 2015 dice que haya que memorizar tablas de multiplicar o fórmulas, por ejemplo. Lo que pasa es que antes en la escuela te podías salir con habilidad memorística. Si tenías que calcular un volumen, sabiéndote de memoria la fórmula lo sacabas porque el énfasis era en saber calcular. Ahora, en cambio, es en saber razonar, y sólo con la fórmula no podrás hacerlo porque pedimos que haya un razonamiento detrás" , expone Raül Fernández, profesor de matemáticas del Instituto Vidreres y presidente de la Asociación de Enseñantes de Matemáticas de las Comarcas Gerundenses (Ademgi).

De hecho, antes de continuar hablando de la memoria hay que aclarar que si bien coloquialmente hemos asumido que es aprender al pie de la letra y retener datos concretos, el neurobiólogo y director de la International Science Teaching Foundation, Héctor Ruiz Martín, explica que no es sólo eso. "Lo que peor hace la memoria es memorizar, puesto que es el contenido que se olvida más fácilmente", asegura. La memoria, continúa Ruiz, la podemos definir como "la capacidad de aprender cualquier cosa", por lo que "ningún aprendizaje está reñido con la memoria, todos requieren" porque unos y otra "van de la mano".

Tenemos distintos tipos de memoria y la memoria semántica, que es la que permite adquirir conocimientos del mundo que nos rodea, es la que interviene en el aprendizaje. "La memoria es una red de significados, funciona haciendo conexiones. ¿Verdad que no puedes reproducir literalmente una conversación que has tenido esta mañana pero, en cambio, sí puedes explicar de qué iba?" Pues lo mismo se puede trasladar al aprendizaje: "Es mejor recordar el concepto y después contarlo con tus palabras que no memorizarlo al pie de la letra", explica este neurobiólogo. De hecho, para que los conocimientos entren a formar parte de la memoria semántica "es necesario que los hayamos entendido", y dado que la memoria funciona haciendo conexiones es más fácil aprender cosas relacionadas con las que ya hemos aprendido que cosas nuevas.

Trabajo por competencias

Este científico no cree que la memoria esté desprestigiada sino que lo están "determinadas formas de aprender", como memorizar al pie de la letra, "que tiene un recorrido muy corto", sostiene. "Al final, la idea del aprendizaje por competencias es que el aprendizaje esté acompañado de significado. Que te sirva no sólo para responder a la pregunta exacta que has memorizado, sino que puedas trasladarla a otros entornos ya problemas nuevos y resolver 'les. Que se note que estás usando lo que has aprendido', explica. Es lo que el profesor de matemáticas Raül Fernández intenta trasladar a sus clases. "Yo les digo a los alumnos que memoricen pocas fórmulas, sencillas, y que el resto puedan deducirlas a través de pequeños razonamientos, porque memorizar fórmulas no tiene ninguna competencia matemática, no demuestra si sabes resolver un problema o no. Si se necesita una fórmula ya la pondré yo en el examen, porque lo que quiero es que las apliquen bien, no que las sepan de memoria", dice.

En esta línea Enric Prats, profesor de pedagogía internacional de la UB, corrobora que estudiar por competencias no elimina contenido para memorizar. "Todo lo contrario: si se hace bien debes ser capaz de introducir mucho más", especifica. Ahora bien, considera que en los últimos años "nos hemos pasado de frenado" porque la parte de aprendizaje memorístico se ha dejado de lado a la hora de las evaluaciones. "Trabajamos más procedimientos que hechos, y debería igualarse", dice.

Muchas familias están preocupadas por cómo sus hijos ahora aprenden, por ejemplo, matemáticas, y más cuando algunos no memorizan las tablas de multiplicar, pero Raül Fernández dice que si bien memorizarlas "ayuda porque ahorra trabajo y permite ir más rápidamente", también se están enseñando estrategias para deducirlas para quienes no tienen habilidad memorística. "Debemos dar herramientas a todo el mundo", lo que dice que la escuela antes no hacía. "Y al final son herramientas que también les permitirán saber la tabla del 12. Si tengo que elegir entre que el alumno memorice o tenga estrategias, elijo la última. Si tienes estrategias para saber las tablas de multiplicar no las perderás, pero sí las sabes de memoria quizás sí", asegura.

Ruiz defiende un promedio. La automatización de ciertas tareas, como puede ser aprenderse las tablas de multiplicar, "es útil para liberar carga cognitiva" y dedicar nuestra atención a otras cosas, como puede ser la resolución de un problema y no pensar cuando es 6x7, por ejemplo.

Una joven estudiante en la biblioteca.

Cambios en el cerebro

Estos cambios en la forma de aprender en las escuelas han producido modificaciones en el cerebro, asegura el doctor en biología y director de la cátedra de neuroeducación de la UB, David Bueno. "Al priorizar otros aspectos que no son los memorísticos, las conexiones cerebrales que hacen los niños son diferentes a las que hicieron sus padres", explica. Este cambio, añade, ya tiene consecuencias entre los adolescentes: actualmente tienen menos conexiones al hipocampo, que es la zona del cerebro donde se encuentra la memoria, respecto a generaciones anteriores, pero tienen muchas más conexiones a la zona del cerebro que permite gestionar la información que va entrando. "Antes hacías un trabajo y recogías la información de uno o dos libros, ahora puedes consultar muchas más fuentes de información gracias a un ordenador e intercambiar opiniones con alumnos de todo el mundo. Estos cambios no son buenos ni malos, son los que nos trae la sociedad que hemos generado nosotros", deja claro Bueno, quien también añade que en ningún momento hay que culpabilizar a los jóvenes de recordar menos cosas: "Somos nosotros los que hemos hecho un sistema en el que se necesita recordar menos aspectos".

"Se ve como algo antiguo"

Hay familias que critican que el aumento del peso del aprendizaje manipulativo ha ido en detrimento de lo memorístico. Mireia es maestra de educación infantil y madre de dos hijos. Ella valora el aprendizaje memorístico. "Hay aprendizajes que son deductivos y se pueden trabajar de forma manipulativa y otros que no lo son en absoluto y son totalmente memorísticos", asegura. Este curso es tutora de una clase de I3 en la que los niños aprenden de memoria canciones, poesías y también alguna oración, ya que es una escuela concertada religiosa. "La memoria hay que trabajarla desde muy pequeños para los próximos aprendizajes que harán en primaria y secundaria, pero ahora se ve como algo tradicional y antiguo, cuando nos beneficia en todo. Por el hecho de repetir muchas veces algo lo acabas aprendiendo, como las rutinas, que son básicas en E3", dice.

Las familias valoran mucho que sus hijos lleguen a casa sabiendo recitar un poema: "El vídeo de niños recitando un poema es siempre el que más likes tiene en el Instagram de la escuela. Y a nosotros, como padres, también nos gustaba mucho cuando el hijo mayor venía a casa con un poema aprendido. Con el pequeño, en cambio, vimos que esto iba de baja. Se ha querido ir al otro extremo con una enseñanza más abierta, participativa, colaborativa y dinámica y se ha perdido el aprendizaje memorístico, cuando lo que tienes que hacer en secundaria, bachillerato y en la universidad es esto", argumenta.

¿Y qué papel tiene en el aprendizaje de idiomas? ser un aprendizaje vivencial, basado en una experiencia significativa para los niños según la edad y el momento en que se encuentran y con un objetivo lingüístico claro. No tiene sentido saber los colores en inglés si no sabes hablar de los colores. Tiene más sentido hablar de ello dentro de un contexto, como hablar de cuál es tu color preferido", que decirles de memoria.

El peso de las nuevas tecnologías

La irrupción de las nuevas tecnologías ha sido una de las grandes responsables de que la memorización de contenido haya pasado a un segundo plano, asegura David Bueno, así como la profesora asociada de la Facultad de Educación de la UB y profesora en un instituto Pilar Janer. "Antes todo el mundo recordaba el teléfono de los padres, ahora ya no porque lo tenemos en el móvil", apuntan. En este sentido, Enric Prats alerta de que la pantalla es "muy efímera" y que esto es un "problema". "La retención de memoria se adquiere mucho con el contacto visual, al leer, escribir o repasar, y el dinamismo que tiene una pantalla no ayuda a esa retención", apunta, al tiempo que destaca que la pérdida del libro en papel hace que pierda fuerza esta memoria visual, que es justamente la que se empieza a trabajar desde pequeño.

La clave del éxito, según los expertos, es elegir la información a memorizar y la que no. "La neuroeducación lo que dice es que no podemos distinguir la memoria de la emoción y que con todo lo que nos guardamos en la memoria debemos poder hacer algo porque si no lo olvidaremos", apunta Janer, que pone como ejemplo que cuando ella da dibujo técnico a bachillerato y habla de escaleras, para conectarlo a nivel emocional con su alumnado reproducen la maqueta de sus habitaciones. "Hay que saber una información básica para crear nexos, hacer una especie de árbol de la información. Sin estos mínimos es muy difícil situar la información que va entrando", apunta Prats, que deja claro que no se trata de memorizar todo, sino de tener criterio para filtrar lo que te da herramientas para hacer este árbol.

¿En geografía hay que saber el nombre de todos los países del mundo y su capital o teniendo una idea del continente donde está ya es suficiente? "Este es el gran reto tanto de los pedagogos como de los responsables que toman decisiones políticas educativas", apuntan Bueno y Prats. Para Janer el secreto es la "personalización del aprendizaje", y ella es partidaria de que recaiga básicamente en cada centro y no tanto en el departamento de Educación, porque todos tienen sus particularidades. "Hay que crear situaciones de aprendizaje que puedan dar respuesta a la mayoría de alumnos, ya partir de ahí cuando se trabaja, por ejemplo, la tabla periódica ya verás que los que tiran más por esta rama se la aprenderán aunque los que no tendrán un mínimo conocimiento y se aprenderán los 10 elementos que les servirán en la vida". Los propios alumnos, asegura la profesora de la UB, deben ser capaces de elegir qué necesitan en ese momento, pero no sólo para pasar un examen, porque al cabo de una semana no recordarán nada. "Aprender por aprender, pocos alumnos te lo comprarán, sólo los que son académicos", reflexiona.

¿Cómo aprendemos?

Lo primero que se debe tener claro es que se aprende de diferentes maneras . "El mecanismo neuronal siempre es el mismo: es la plasticidad neuronal que va incorporando conexiones para fijar en la memoria todo lo que vayamos aprendiendo", explica Bueno.

Este aprendizaje lo adquirimos cuando hacemos algo y lo vamos repitiendo, cuando pensamos y se generan nuevos conocimientos, cuando estudiamos para memorizar algún contenido, cuando tenemos alguna experiencia que active nuestras emociones y, evidentemente, por imitación a través de las neuronas espejo. "Los niños, por ejemplo, aprenden a andar o ir en bicicleta por imitación de los adultos, y también imitamos la forma en que nos enseñan nuestros profesores y los comportamientos de nuestras familias", apunta Bueno, que concluye que aprendemos constantemente todavía no nos damos cuenta.

El neurobiólogo Héctor Ruiz Martín rompe mitos: "La memoria no se puede trabajar y ejercitar como un músculo. Por mucho que te aprendas las tablas de multiplicar o las capitales de Europa, la memoria no se hará más fuerte para aprender más". Sí se hará más fuerte para aprender cosas relacionadas con lo que ya sabes". De hecho, tenemos distintos tipos de memoria, como la memoria semántica, que es la que permite adquirir conocimientos del mundo que nos rodea; la memoria episódica, que nos permite recordar episodios de nuestra vida; y la procedimental, para aprender habilidades cognitivas o motrices, entre otros.

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