Afganistán

Destino, Afganistán: blanquear y financiar a los talibanes

Los talibanes han abierto sus puertas a los extranjeros para dar una imagen de moderación y ganar dinero

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Unos talibanes, en una embarcación turística en el lago de Bande e-Amir, en Bamian.

Barcelona“Antes de que los talibanes tomaran el control del país en verano de 2021, el país atravesaba una guerra civil. Ahora que se han marchado los estadounidense y que el ejército afgano ya no lucha contra los talibanes, el país es seguro por fin, desde el punto de vista turístico”, dice la web de una de las agencias de viajes que en España organiza tours en Afganistán. Sin duda, el país se ha convertido en un destino turístico. Ya lo fue en los años 60 y 70, y ahora los talibanes están promoviendo otra vez la visita de extranjeros.

Y si eres mujer, ¿es posible viajar? Tampoco existe ningún problema: “Mientras que las mujeres locales sufren una inmensa represión y no tienen derechos, siempre será seguro para las mujeres extranjeras [ir a Afganistán], sobre todo si van acompañadas de nuestro equipo. En cuanto a la vestimenta, no hace falta que lleves burka, sólo un hiyab normal y una abaya, como harías en Irán”, añade la web.

Es decir, según estas agencias, viajar a Afganistán es la cosa más fácil del mundo. Hay que aclarar que algunos youtubers también han contribuido a alimentar esta idea. Por ejemplo, el año pasado Lethal Crysis se paseó por buena parte de Afganistán, codeándose con los talibanes y llegando a lugares recónditos. Algunos de sus vídeos suman ya casi tres millones de visualizaciones.

En cierto modo, tanto los youtubers cómo las agencias tienen razón: Afganistán ahora es más seguro que antes, cuando estaban las tropas internacionales. Los extranjeros ya no corren el riesgo de que los secuestren, ni de que su coche vuele por los aires al pisar una mina antipersona en la carretera. Básicamente porque los que hacían los secuestros y ponían los artefactos explosivos eran los talibanes, que ahora están en el poder y les interesa todo lo contrario: atraer al turismo. ¿Quiere eso decir que el país sea una balsa de aceite?

Los talibanes tienen órdenes de su líder, Haibatullah Akhunzada, de recibir a los visitantes extranjeros con los brazos abiertos. Sin embargo, no son un movimiento homogéneo. Es decir, puedes encontrar talibanes que sí reciban a los turistas con buena cara y otros que lo hagan de mala gana. Eso sí, todos van armados con kaláshnikov o con los modernos fusiles estadounidenses que las fuerzas de seguridad afganas dejaron atrás cuando desertaron en masa en agosto de 2021. En otras palabras, hay hombres barbudos armados por todas partes.

El Estado Islámico

A esto hay que añadir que el Estado Islámico de Jorasán está presente en Afganistán y protagoniza atentados de forma recurrente. Aunque sus correligionarios son islamistas radicales como los talibanes, pretenden desestabilizar su régimen al considerarlos poco ambiciosos. El Estado Islámico quiere constituir un califato que incluya Afganistán y otros países. Los talibanes, en cambio, se conforman con el territorio que actualmente controlan. ¿Y qué mejor forma de desestabilizar el régimen talibán que atacando a un grupo de turistas? De hecho, se cree que el Estado Islámico de Jorasán podría estar detrás del atentado contra los turistas españoles.

Y, finalmente, en Afganistán no hay embajada de España ni de ningún otro país occidental. Todos los países evacuaron sus legaciones diplomáticas cuando los talibanes llegaron al poder en 2021 y no han vuelto a abrirlas, excepto Japón. Si un occidental tiene problemas en el país, está vendido. Tampoco hay policía ni tribunales. Nada. La única autoridad son los talibanes, que hacen lo que les da la gana.

Posiblemente, los viajes turísticos a Afganistán son muy interesantes. Los paisajes son espectaculares y sus gentes especialmente hospitalarias. Hacerse un selfi sonriendo junto a un talibán con turbante y kaláshnikov también queda muy bien en Instagram. Y ya ni hablar de filmar vídeos con ellos como si fueran nuestros amigos del alma. Pero eso, sin duda, contribuye a blanquear a un régimen que de moderado no tiene nada.

Los talibanes han condenado a las mujeres al ostracismo y actualmente Afganistán es el único país del mundo donde las niñas no pueden estudiar a partir de los 12 años. Esto, sin embargo, los turistas difícilmente lo pueden comprobar. Durante los viajes no pueden hablar con la población local más allá de intercambiar cuatro palabras. Tampoco pueden hacer lo que quieran. Tienen que ir siempre acompañados de un guía local o pedir permiso a los talibanes cuando viajan de una ciudad a otra.

Los talibanes cobran por cada tour turístico que visita el país. Un viaje de diez días cuesta entre 3.000 y 4.000 euros por persona. El precio no incluye ni los vuelos internacionales ni el seguro de viaje, que es lo más caro. Una noche de hotel en Afganistán vale unos 50 euros. Por diez euros se puede comer casi un banquete. Y los vuelos internos valen como máximo 200. Si los talibanes no se quedan con buena parte del dinero, alguien se está haciendo de oro.

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