¿Qué debemos esperar después del acuerdo de alto el fuego en Gaza?
Durante los últimos meses, Israel ha eliminado a los líderes de Hamás y ha terminado casi completamente con su estructura militar, pero esto no significa que haya terminado con la organización fundada en la ciudad de Gaza en 1987. No se está hablando de la "victoria total" que prometió Benjamin Netanyahu cuando empezó la guerra, y que implicaba la destrucción de los islamistas, y no podemos saber si el embrión de Hamás germinará de nuevo, quizá con un nombre distinto.
Tendremos que esperar para ver lo que da de sí la posguerra. La continuidad de Netanyahu augura que los palestinos no lo tendrán fácil, pero casi todo dependerá de la actitud que adopte el enigmático Donald Trump. Al igual que reconoció la anexión del Golán a Israel, y Jerusalén como capital del estado judío durante su primer mandato, el polémico presidente podría reconocer a Cisjordania como parte de Israel en el segundo mandato.
En este sentido, en el que Europa es un problema irrelevante en política exterior, Netanyahu ha hablado de hacer concesiones a la extrema derecha nacionalista y religiosa. Ha negociado al respecto con el ministro Bezalel Smotrich, que es un colono que sólo tiene interés en el Gran Israel y en la deportación de los palestinos. Smotrich votará a favor del acuerdo si puede garantizar beneficios para los cientos de miles de colonos de Cisjordania, y mantener a régimen la Franja de Gaza.
Trump, más preocupado por la política interna
No hay que olvidar que Trump es un personaje que a menudo se guía por impulsos. Esta semana, citando fuentes del gobierno israelí, el Canal 12 de la televisión hebrea reveló que el presidente electo habría hecho llegar a Netanyahu el siguiente mensaje: "Quiero un Oriente Próximo tranquilo, quiero que no enredáis Siria, tengo otras preocupaciones en el mundo, y sobre todo tengo que ocuparme de cuestiones de política interna de Estados Unidos, así que esté tranquilo".
Está claro que Netanyahu puede haber pedido alguna contrapartida, a cambio de quedarse tranquilo como le pide Trump. Naturalmente, además de los palestinos, lo que más le preocupa es Irán, pero más allá de acciones puntuales, Netanyahu está interesado en cambiar el régimen de la República Islámica, y esto no es posible sin el apoyo militar directo de Estados Unidos.
Las promesas y contrapartidas que incluye la visión de futuro de Netanyahu no pueden esperar mucho. El jefe de gobierno está en una situación delicada. Está alargando el juicio por corrupción todo el tiempo posible. Los analistas creen que la sentencia podría demorarse aún un par de años, pero ven probable que antes de llegar a este punto, Netanyahu pacte con la Fiscalía una sentencia simbólica y abandone la vida política con un legado controvertido. ~ Una cosa será un Israel sin Netanyahu, y otra muy diferente un Israel con Netanyahu, que es lo que tenemos. El primer ministro no quiere pasar a la historia soportando a sus espaldas el peso descomunal de la tragedia del 7 de octubre. Ni ha dimitido ni parece que quiera convocar elecciones. más remota que nunca, sólo podría hacerse si Netanyahu desaparece de la escena y existe una fuerte presión de Estados Unidos, una conjunción de fuerzas que no parece estar en la vista en estos momentos.