El análisis de Antoni Bassas: 'Juntos y Ripoll, entre la convención y la estrategia'
Si hablamos de convicciones, la extrema derecha tiene un discurso tan peligroso para la convivencia –porque es demagógico, porque señala a culpables sin encontrar soluciones– que hacerle un cordón sanitario es una opción. Pero si hablamos de estrategia política, hay matices

¿Se ha equivocado Juntos retirándose a última hora de la moción de censura a la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols? Es una pregunta que no tiene fácil respuesta.
Si hablamos de convicciones, la extrema derecha tiene un discurso tan peligroso para la convivencia –porque es demagógico, porque señala a culpables sin encontrar soluciones– que hacerle un cordón sanitario es una opción. Aquí y en muchos países de Europa, donde se practica. Lo podemos ver el mismo domingo en un país tan marcado por el fascismo como Alemania según los resultados de las elecciones.
Pero si hablamos de estrategia política, existen matices.
A ver, Juntos justifica la decisión de no presentar la moción y sustituir a Orriols por no victimizar a Aliança Catalana y Sílvia Orriols, para que no pasara como Badalona, donde una moción de censura tumbó al alcalde García Albiol y después regresó, ganando por mayoría absoluta.
Pero todavía hay otra razón: mantener a Orriols en Ripoll es no darle tiempo para ir por Catalunya a hacer campaña, que es lo que teme Junts.
En todo caso, el error que ha cometido Junts es haber comenzado conversaciones para hacerle una moción a Orriols para acabar retirando a última hora. Porque todas las razones que hemos dado ya eran imaginables antes de sentarse a hablar con PSC, ERC y la CUP. Esta mañana Junts decía que ellos se sientan a hablar con todo el mundo que les pide hablar, para ver si puede salir algo sólido o no y para saber por dónde van los demás. Pero la pregunta permanece: ¿por qué la dirección del partido de Junts, en Barcelona, ha desactivado el pacto?
No se pierdan la información que hoy publicamos, firmada a tres manos, que explica que ayer por la mañana hubo una llamada de Junqueras a Puigdemont para tratar de convencerle de un cambio de opinión. Elisenda Alamany explicó que Puigdemont le dijo a Junqueras que tenían una encuesta interna que indicaba que no había un claro apoyo de los ripolleses a desbancar a Orriols. Unos datos que, desde la dirección nacional de Junts, han utilizado para convencer a sus concejales para decir no finalmente en la moción de censura.
Juntos se lo oirá a decir: Orriols ha cantado victoria diciendo de Junts lo siguiente: "No haré sangre, de eso, porque ya tengo lo que quería". Es decir, la alcaldía. Y todos los partidos se han echado encima de Junts, con la idea de que Junts estará en Aliança por Catalunya lo que el PP está en Vox.
Esta mañana el socialista Pepe Zaragoza decía en los pasillos del Congreso que Puigdemont tiene "el síndrome Feijóo".
Juntos prefirió no convertir a Orriols en una víctima. Porque Junts es el partido de donde más pesca votos Aliança per Catalunya. El tiempo dirá si se ha equivocado o no. Lo que está claro es que la ultraderecha no es fácil de tratar porque ensucia la toques como la toques y te complica la vida, pero hace falta valentía, mucha confianza en los valores y las convicciones, y practicarlos, sobre todo en un país de inmigrantes como es el nuestro.
Buenos días.