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Cocina catalana

Bodega Sepúlveda: dos hermanas que declaran que la cocina catalana es felicidad

Núria y Sònia Solà celebran 73 años de la bodega familiar con la cocina catalana más de moda que nunca

Las hermanas Núria y Sonia Solà, en la barra de la Bodega Sepúlveda, que este año celebra los
26/01/2025
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BarcelonaLas hermanas Núria y Sonia Solà son un tándem de los bonos. Núria está en la sala y Sonia, en la cocina, se encarga de los guisos, de los platos elaborados. El padre, que vive sobre la Bodega Sepúlveda (calle Sepúlveda, 173), algunos días se asoma por las dos salas del restaurante. Saluda a los clientes. Ya tiene ochenta y tres años. Ambas hijas le cogieron el relevo por la pandemia. "Ves qué cosas: el mismo día que nos hacían encerrar en casa era el día en que mi padre se jubilaba. Mira que era poco probable que ocurriera", explican. Es un viernes al mediodía, pero por la clientela que está sentada parece el sábado. La mayoría de tablas están ocupadas por grupos de amigos, hombres. "Nuestra clientela principal es cierto que son hombres, especialmente los días de cada día, pero está claro que es una generalización", dice Núria, y matiza: "Mira, el otro día, en el reservado, que está situado en el final de la sala, detrás de la cocina, tuvimos a un grupo de mujeres muy numeroso".

Uno de los entrantes de la Bodega Sepúlveda son las anchoas, que sirven en una bandeja con aceitunas y patatas chips

¿Y qué es lo que comen hombres y mujeres, y sobre todo las parejas jóvenes que se sientan en las mesas de la Bodega Sepúlveda por las noches? que más feliz nos hace", afirma Sonia, que va vestida con la chaqueta blanca de cocinera. Explica que la prepara de dos formas distintas, la mejilla de ternera, porque cuando hablamos de capipota, aunque lo llamamos pata, sólo hay mejilla. la Bodega Sepúlveda, y que ya se hacía en la época del padre: "Cortamos la mejilla de ternera en láminas delgadas, y la cocinamos con aceite de aceituna, vinagre, mostaza y verduras picadas", afirma Sonia.

El capipota único que prepara Sonia Solà, con la mejilla de ternera laminada, con aceite de oliva, vinagre, mostaza y verduras picadas

En las dos salas de la bodega todas las mesas están vestidas con mantel blanco. "¡Ay, el mantel! Sí, nuestro padre fue un visionario porque en los años 80 él se inventó el eslogan de tapas con mantillas, pero entonces ponía el mantel de papel". Entonces, en los años 80 y también en los 90, las tapas eran embutidos y quesos, y se inventó este logo porque entonces los supermercados ya vendían vinos y hielo. Las bodegas habían dejado de ser los establecimientos donde la gente iba con sus garrafas a llenarlas de vino a granel ya buscar hielo. "Nosotros no hemos tocado las botas, pero lo hemos ido reformando todo despacio. ¿Ves esos grifos en los que todavía dice el vino que salía? Lo hemos mantenido como recuerdo, pero no funcionan", dicen las dos hermanas.

Los garbanzos con albahaca y butifarras

Como la competencia de los supermercados les sacaba clientela, la comida cocinada fue su salvación. De las tapas a los platos cocinados hubo un paso. También ayudó a dar el paso el hecho de que el padre renunciara a la empresa de exportación de productos a Beirut. Detrás de esta renuncia estaba el propósito de quedarse con el abuelo de Núria y Sonia en la bodega.

Mientras, las dos hijas estudiaban. Las dos hicieron derecho a la Universidad Autónoma de Barcelona. A las dos les gustaba lo que estudiaban. , Sonia, que se incorporó al negocio en el 2000. Luego, Núria, que en el 2005 ya estaba en la sala. llevas a la sangre, y acabas volviendo", dice Núria, que confiesa que ninguna de las dos se sintieron obligadas a dar este paso, y que tuvieron la oportunidad de estudiar y rodar el mundo para volver al Born, convencidas de que era lo que querían hacer. "Si yo, de pequeña, me ponía detrás de la barra y me dedicaba a sacar una a una las espinas de las anchoas, que todavía hoy. ¡sirvo!", señala Núria, que aún añade: "Ambas hermanas nos entendemos mucho; y además cada una se encarga de una parte".

Huevos fritos con camarones fritos

Y ahora vamos a los platos. El boom del capipota está claro. Pero existen más opciones. También hacen cola de buey, que Sonia dice que empieza a preparar por la mañana y que no tiene hecha hasta el anochecer porque es una preparación laboriosa, de muchos pasos. Lo llamamos buey, pero todo el mundo sabe que es vaca vieja. Otros platos: albóndigas con cepas, albóndigas con calamares, costillas de conejo, caracoles, trinchado de atún, garbanzos con albahaca y butifarra (¡qué garbanzos!), y pescado y marisco que compran en la Boquería. "En la Boqueria, sí, porque es la forma en que nos organizamos. Compramos cada día lo que necesitamos, no compramos al por mayor", afirman.

De postre, entre otras opciones, está el flan con Baileys

Ambas hermanas reparten felicidad con cada plato, y ellas aseguran que también reciben. "Nos sentimos queridas; tenemos algunos clientes desde hace muchos años que todavía vienen a comer, y lo hacen con la familia, que nos dicen que les gustan nuestros platos. El otro día mismo, después de la función de La Traviata en el Liceu, tuvimos a unos clientes que decían que era la manera de completar el día, y eso, para nosotros, es un orgullo", dicen.

En la bodega Sepúlveda el tique medio puede oscilar entre los treinta y los ochenta euros, dependiendo de los precios. Servicio y carta en catalán.

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