"Alemania vuelve a estar en marcha", pero el reto del nuevo gobierno es enorme
El nuevo canciller Merz tiene la tarea de reflotar la economía, reforzar el rol de Berlín en el mundo y luchar contra el auge de la extrema derecha

Berlín"¿Es un matrimonio por amor?", se preguntaba el ministro presidente de Baviera, Markus Söder, el miércoles en Berlín durante la presentación del acuerdo de coalición entre conservadores y socialdemócratas para gobernar Alemania en los próximos cuatro años. Söder, líder también del partido conservador bávaro Unión Social Cristiana (CSU), se encogió de inmediato los hombros, con la mirada puesta en Friedrich Merz, líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y futuro canciller de Alemania, y Lars Klingbeil, presidente del Partido Socialdemócrata (SPD).
"El amor pasa, pero la hectárea se queda", vaticinó Söder, evocando un dicho del mundo agrario alemán que provocó un chasquido de risa entre los presentes. Incluso Merz y Klingbeil sonrieron ante la ocurrencia del bávaro.
Tanto si el nuevo gobierno alemán de coalición es un matrimonio por amor como si lo es por conveniencia, Merz, que se espera que sea investido canciller a principios de mayo, tendrá ante sí una enorme labor: sacar a Alemania de la recesión y de la crisis industrial, luchar contra el auge de la extrema derecha, reducir la inmigración ilegal, aumentar el gasto en defensa y hacer frente a las intimidaciones del exterior: la guerra comercial iniciada por Donald Trump y la amenaza rusa de Vladimir Putin.
La coalición comienza su andadura con la primera economía de Europa estancada después de dos años de recesión y con industrias claves muy tocadas por la competencia china, como la del automóvil, retrasada en la carrera por el coche electrónico. Pese a la pausa de 90 días anunciada este jueves por el presidente estadounidense Donald Trump, los alemanes temen el efecto que tendrán los aranceles en las exportaciones, que son el motor de la economía alemana.
Flexibilizar la deuda
Antes del anuncio de la coalición con los socialdemócratas, Merz había logrado que el Parlamento alemán aprobara realizar cambios constitucionales para flexibilizar el freno de la deuda, anclado en la Ley Fundamental, la Constitución alemana. La reforma fue adoptada en contra de lo que Merz había prometido en la campaña electoral.
La coalición, llamada negra-roja por los colores de los partidos que la forman, tendrá un margen de maniobra insólito para poner en marcha el plan de rearme, relanzar la estropeada economía alemana y aplicar un multimillonario paquete de inversiones en infraestructuras. Gracias a la reforma constitucional, en el futuro los gastos en defensa y determinados ámbitos de la política de seguridad que superen el 1% del PIB no se tendrán en cuenta para la regla de endeudamiento de la Ley Fundamental. De este modo, Merz rompe con el tabú de la austeridad, la regla sagrada que había gobernado Berlín desde la excancillera conservadora Angela Merkel.
Merz defiende la autonomía estratégica europea y está a favor del envío de misiles de largo alcance Taurus a Ucrania. Antes de llegar a la cancillería, el dirigente alemán proclamó la independencia en materia de seguridad de Alemania respecto a Estados Unidos. Ante la incertidumbre del apoyo militar de Washington que se cierne desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, Merz también se ha mostrado abierto a ampliar el paraguas nuclear francés.
"Friedrich Merz ha sentado las bases para emerger como una figura fuerte en política exterior y de seguridad", afirma Jana Puglierin, directora de la oficina de Berlín del think tank europeo ECFR. "Con planes para un Consejo de Seguridad Nacional y una sala de situación central en la cancillería, continúa la consolidación de la toma de decisiones estratégicas, una tendencia que se gesta desde hace tiempo", sostiene esta politóloga alemana.
Merz también ha querido situar a un miembro de su partido a cargo del ministerio de Exteriores, que será de la CDU y no socialdemócrata. Lo más probable es que el nuevo jefe de la diplomacia alemana "actúe más como ejecutor de la visión estratégica de la cancillería que como actor independiente que establece prioridades controvertidas", dice Puglierin.
La alianza con Francia
La llegada de Merz a la cancillería podría volver a arrancar el motor franco-alemán de la Unión Europea, que se encuentra desde hace tiempo en punto muerto. El presidente francés, Emmanuel Macron, podrá encontrar al fin en Merz el cómplice que necesita para una Europa a la altura de sus ambiciones y que no encontró en el canciller saliente, Olaf Scholz, al que a veces le costaba tomar decisiones.
Sin embargo, Merz no sólo mira a París, sino también a Varsovia y Londres. Alemania busca comprometerse más profundamente con Polonia de lo que lo ha hecho en los últimos años, mostrando más respeto y atención a las relaciones germano-polacas, sin olvidar al Reino Unido, que sigue pesando a pesar del Brexit.
Merz ha asegurado que "Alemania vuelve a estar en marcha", gracias al acuerdo de coalición con los socialdemócratas. Tanto si la coalición es un matrimonio por amor como si no lo es, Merz necesitará a los socios socialdemócratas para sacar a Alemania del bache económico en el que se encuentra y enseñar músculo en Europa y en el mundo.