Olaf Scholz, el canciller que nunca cayó en gracia
El candidato socialista no supo explicar sus políticas y sufrió un importante problema de imagen durante su mandato

BerlínPese a su impopularidad, el canciller alemán saliente, Olaf Scholz, se mostraba optimista los días antes de las elecciones y no echaba la toalla. En 2021 dio la sorpresa ganando las elecciones –las primeras después de la etapa de Angela Merkel al frente del país– y tenía la esperanza de volver a repetir la hazaña. Scholz estaba convencido de que una victoria era posible, aunque cada encuesta que se publicaba era un baño de realidad. Los resultados han demostrado que los sondeos iban por el buen camino.
En un reportaje de la cadena pública ARD, pocos días antes de las elecciones, se veía a Scholz haciendo ejercicio con una máquina de remo mientras respondía a las preguntas del periodista. "Quiero seguir siendo canciller porque quiero asegurarme de que nuestro país siga prosperando", decía Scholz, quien explicaba que en un segundo mandato querría "garantizar buenas pensiones, atención sanitaria y más inversiones en infraestructuras". "¿Cómo está de forma física? –le preguntaban–. Me siento en forma", aseguraba el canciller.
La prensa alemana ha comparado la escena con un momento de la popular House of cards. En la serie de Netflix, Frank Underwood, el político estadounidense ficticio interpretado por Kevin Spacey, aparece a menudo haciendo ejercicio en la máquina de remo de su sótano mientras habla directamente al espectador. Sin embargo, Scholz, que nunca ha logrado sacarse la imagen de político aburrido, taciturno y sin carisma, parece muy alejado de Underwood, un político manipulador, cínico, sediento de poder y dispuesto a todo para obtenerlo.
Nacido en 1958 en Osnabrück, Scholz creció en Hamburgo, donde estudió derecho y trabajó como abogado especializado en derecho laboral. Admirador del canciller socialdemócrata Helmut Schmidt, a los 17 años se afilió al SPD. Fue vicepresidente federal de las Juventudes Socialistas, la organización juvenil del SPD. A lo largo de su carrera política ha sido diputado, secretario general del SPD y alcalde de Hamburgo (del 2011 al 2018). También ocupó los cargos de ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, ministro de Finanzas y vicecanciller federal con la cancillera conservadora Angela Merkel antes de sucederla como jefe de gobierno.
Covid y guerra en Ucrania
En respuesta a la pandemia de la Covid-19, Scholz, miembro del ala conservadora del SPD, sacó adelante un paquete de estímulos y ayudas económicas sin precedentes y logró que Alemania llevara la crisis mejor que países vecinos como Italia y Francia.
El socialdemócrata ganó las elecciones del 2021 con la imagen de político económicamente sólido y formó un gobierno de coalición con los liberales del FPD y los Verdes. En Alemania le llaman la coalición semáforo por los colores de los partidos que la integran. La también denominada "coalición de progreso" prometió a los alemanes llevar a cabo las reformas pendientes después de 16 años de gobierno de Merkel.
Solo llevaba tres meses Scholz en la cancillería cuando Rusia invadió Ucrania, en febrero del 2022, lo que alteró todos sus planes. El canciller, al que a menudo le cuesta mucho tiempo tomar decisiones, rompió el tabú de la República Federal de Alemania (RFA) de suministrar armas a zonas en conflicto. También liberó a Alemania de la fatal dependencia del gas ruso y aumentó el gasto en defensa.
"Olaf Scholz quería ser el canciller del progreso, de la seguridad social, de la neutralidad climática y, evidentemente, de unas finanzas sólidas. Al final de la legislatura, con una coalición sumida en una crisis profunda, Scholz es otra cosa: el canciller del cambio de época", dice Daniel Brös Ein deutscher Kanzler. Olaf Scholz, der Krieg und die Angst [Un canciller alemán. Olaf Scholz, la guerra y el miedo ],.
Los tres años de Scholz en la cancillería han estado marcados por la guerra de Ucrania, el auge de la extrema derecha, dos años de recesión económica y las continuas rencillas internas entre los socios de la coalición de gobierno. Tras la ruptura, en noviembre del 2024, del tripartito alemán, Scholz se sometió a un voto de confianza que perdió, lo que provocó el adelanto electoral.
Problema de imagen
Scholz, un canciller que a menudo no ha sabido contar su política, ha sufrido un importante problema de imagen. Los alemanes le consideran incompetente (32%), alejado de la realidad (30%), poco creíble (31%), poco fiable (29%) y deshonesto (29%). Pero el jefe de gobierno saliente también es percibido por sus compatriotas como experimentado (14%) y paciente (16%), según el mismo sondeo.
Aunque Scholz es un estoico optimista, la victoria socialdemócrata parecía imposible teniendo en cuenta las encuestas.Tras la derrota confirmada, Scholz se convertirá en el canciller alemán que menos tiempo habrá ocupado ese cargo de las últimas cinco décadas.