Felipe VI, ahora con poderes sobrenaturales

2 min

Es de primero de monarquía. Para sustentar ante el pueblo la idea de que alguien tiene unos privilegios por el azar de haber emergido de un útero determinado es necesario alimentar la idea mística de cierta superioridad esencial. Hacer palacios fastuosos, para que los siervos empequeñezcan ante la grandiosidad. Con el tiempo, estas técnicas se han ido sofisticando a medida que se hacía ridícula la equiparación de los reyes con los dioses. Aún hay rincones del mundo donde a los líderes supremos se les atribuyen hazañas siderales, haber escrito un montón de libros y otras virtudes mayestáticas. En España hay un enfoque más pragmático –recordemos la campaña pesada del preparao mientras era príncipe–, pero de vez en cuando se escapan tics que remiten a esa idea oscurantista del rey tocado por la gracia de Dios.

Juegos Olímpicos de París 2024, baloncesto 3x3

Miremos, por ejemplo, este titular de La Razón: "Felip VI, talismán en la plata del baloncesto 3x3". Pobres jugadoras. El día que coronan –con perdón por el verbo– el esfuerzo de toda una carrera deportiva con su brillante debut en unos Juegos, el protagonista del titular y quien aparece en primer plano en la foto es un espectador del partido, por real que sea. Se entiende que hablan de talismán en sentido figurado pero es una concesión cortesana ridícula. Por no decir que, como talismán, ha resultado de poca monta: el partido que presenció acabó con derrota para las españolas. La plata es honorable y meritoria, pero incluso La Razón debería darse cuenta de que una vez llegados allí era el peor resultado posible, teniendo en cuenta que se trataba de una final. Pero las servidumbres versallescas acaban provocando estos resbalones semióticos. Son titulares pensados para provocar el ensuciamiento de la parroquia ante la iridiscencia mágica del rey, talismán de la nada.

stats