Hoy hablamos de

El caso Errejón y los juicios paralelos

Una imagen del programa de Ana Rosa Quintana, con Elisa Mouliaá
Periodista i crítica de televisió
2 min
Regala este articulo

El lunes por la tarde, mientras Trump tomaba posesión de su cargo, en Telecinco, Ana Rosa Quintana prefería centrar su atención en el caso de Íñigo Errejón y su declaración en el juicio. Para abordarlo montaron una suerte de juicio paralelo en el plató. Hacía rato que lo anunciaban en un recuadro de la pantalla para atrapar a la audiencia. "Elisa Mouliaá verá en directo la versión de Errejón ¿Cómo va a reaccionar?". Invitaban a la denunciante para que viera cómo su agresor se había justificado ante el juez y construían expectativas sobre cómo afrontaría ella esta situación ante los espectadores. Quintana la presentaba al resto de compañeros de mesa: "Nos acompaña Elisa, va a responder en directo a esa declaración". Es decir, el programa construía su propio estrado para hacer intervenir a las partes implicadas y que el resto de tertulianos actuaran como un jurado popular y establecieran un veredicto.

Mouliaá se sentó con el resto de colaboradores y se pusieron a observar las declaraciones de Errejón ante el juez. Escuchábamos las preguntas que le hacía y cómo él daba su versión de los hechos. Mientras, la cámara mostraba el rostro de la invitada, que iba haciendo expresiones de desaprobación y malestar ante las respuestas del político. Cabe decir que ni la presentadora ni el resto de tertulianos cuestionaron en ningún momento a la víctima, aunque en este caso no podemos atribuirlo a una mejora de los protocolos mediáticos sino a intereses partidistas de fondo. Desgraciadamente, a la hora de valorar casos de acoso, a menudo existen sesgos ideológicos y conveniencias políticas que predeterminan el posicionamiento informativo

La televisión está proporcionando muchos ejemplos, y este es uno de ellos, de la confusión entre la necesaria divulgación sobre la violencia machista y el espectáculo morboso. Mouliaá se expuso en ese programa a una situación que, a la hora de la verdad, pareció superarla y incomodarla. Quintana, escuchando las preguntas del juez a Errejón, quería saber detalles que necesitaba complementar a través de la víctima, como "si se sacó el pene o no se sacó el pene". El lunes hacían eso, pero cualquier otro día, con otro caso, pueden intercambiar los roles y tener sentado al acusado defendiéndose de los argumentos de la víctima.

Una cosa es informar de estos juicios, interesarse por las versiones y contar con el punto de vista de expertas en violencia machista y abusos de poder que puedan ofrecer contexto a estas noticias, y la otra, muy distinta, organizar los juicios paralelos en directo, incluso con la víctima presente. Ya suficientemente complejo es, en un juicio, aportar pruebas y testigos, desarrollar una defensa, afrontar emocionalmente el trance y revivirlo, como para que los medios se apropien del rol de los tribunales. Hay que reflexionar sobre si se está divulgando o simplificando este tipo de delitos y convirtiéndolos en un simple debate popular. Este tipo de espectáculos son los que acaban disuadiendo a las víctimas de denunciar los abusos que han sufrido.

stats