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La Matrioixca de la Ribera de Ebro

Una imagen de la iglesia de Sant Jaume de Tivissa.
22/01/2025
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Los ejemplos de genialidades paridas en el Camp de Tarragona y Terres de l'Ebre son muchos y bastante conocidos. También la dualidad –en todos los sentidos– de muchos elementos de nuestros pueblos, villas y ciudades: cooperativas, colles castelleres, sociedades, entidades deportivas… y también, en muchas localidades, dos iglesias. En Espluga de Francolí, por poner un ejemplo de población bastante chalada de la Conca de Barberà, tienen delante por delante la iglesia nueva y la iglesia vieja.

Pero en la Ribera d'Ebre, más concretamente en Tivissa, quizá por falta de espacio o por muchas ganas de utilizar ese espacio sagrado, construyeron la iglesia matrioixenca de Sant Jaume. Como era habitual a lo largo de los siglos, muchos templos se iban renovando o se iban levantando nuevos, unos sobre otros, usando solares que la comunidad local consideraba sagrados. Un buen ejemplo es la catedral de Tarragona, que ocupa espacios sagrados desde el siglo II con los restos del templo de Augusto.

Pues en Tivissa siguieron el planteamiento de levantar una nueva iglesia sobre la vieja sin derribar la anterior y esperando el momento de finalizar la nueva construcción. Una vieja construcción –gótica con elementos renacentistas– que ya contaba con un precedente anterior románico, como muestran algunos restos que todavía encontramos dentro del conjunto.

Para situarnos históricamente, sobre aquella iglesia románica levantada justo al expulsar a los sarracenos de la zona, entre los siglos XIII y XIV, se construyó el presbiterio y el primer tramo de nave, del templo gótico. Entre los siglos XVII y XVIII se construyeron las otras tres bóvedas de esta nave, pero encima unas nuevas capillas renacentistas. También se construyen el campanario y la fachada en época del párroco Jaume Amigó y Pere Blai –los grandes pilares de la escuela del Camp–. En el siglo XVIII se añadió la capilla del Roser, de estilo renacentista.

La última de las etapas constructivas, y la que convirtió a Santiago de Tivissa en una caja de iglesias, la encontramos ya en el siglo XIX. Momento en el que el párroco de la parroquia, Pere Rius, inicia el proyecto de un nuevo templo. Visado por la Real Academia de San Fernando de Madrid, la colaboración del Ayuntamiento y una aportación especial del gobierno central en 1859, sabemos que en algún momento intervino, de alguna forma, Estanislau Figueres, presidente del gobierno del momento y famoso por la frase "estoy hasta los collones de todos nosotros".

A pesar de las guerras, revoluciones y otros hechos trágicos que encontramos a finales del siglo XIX y principios del XX, el templo conserva su estructura exterior y no es hasta que entremos que descubramos los diversos templos. Tal como ocurre con las matrioixas, también nos ocurre en las Terres de l'Ebre.

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