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'Serviam / Non serviam': todavía sobre 'El minuto heroico'

'El minuto heroico'.
03/04/2025
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"Non serviam" ("No te serviré", en latín) son las palabras que la tradición cristiana atribuye a Lucifer, cuando se subleva contra Dios y le hace saber que renuncia a él. James Joyce utiliza esta expresión a su Retrato del artista adolescente, cuando su Stephen Dedalus toma la decisión de hacer vida de artista y, según él mismo: "No servir más aquello en lo que no creo, se llame hogar, familia o Iglesia" (podéis leer la obra en la traducción al catalán de Teresa Vernet; me parece que no hay una versión más reciente). Por lo general, "Non serviamse considera una expresión de rebeldía que pueden invocar a todos aquellos que se levantan contra el pensamiento dominante.

Las mujeres del Opus Dei, por el contrario, llevan una vida regida por la expresión "Serviamos", "Te serviré". Llego relativamente tarde a ver la serie documental El minuto heroico, dirigida por Mònica Terribas y estrenada en Max hace ya dos meses, con un impacto más que considerable: tiene a disposición el artículo que escribió Mònica Planas en este diario. Pero llego sólo relativamente tarde, porque la serie está afortunadamente lejos de ser una novedad con fecha de caducidad. Las cuestiones que trata son de fondo, y también lo es el debate que desea promover.

En cuatro capítulos –de impecable realización, como no podía ser de otra manera– la serie recoge el testimonio de trece mujeres que pertenecieron a la Obra de Escrivá de Balaguer pero que salieron de ella. Cuentan, con lujo de detalles, una vida de renuncias y mortificaciones, bajo un régimen de vida y comportamiento claramente sectarios. Se le ha objetado a El minuto heroico presentar sólo el testimonio de una parte, pero es que es la parte de las víctimas: en tiempos de tanta víctima falsa, estas trece mujeres pueden decir con toda propiedad que lo fueron. Si alguien quiere conocer la versión de esta institución sobre sí misma puede acudir a muchos sitios. Y, en cualquier caso, la serie también funciona como un recordatorio de que la Iglesia persiste en el vicio de explicarse poco y mal. Las organizaciones, y la Iglesia católica es una de las más importantes del mundo, son siempre renuentes a mostrar sus debilidades. Pero vistos los resultados, y ahora que el papado de Francisco encara el final, tal vez la Iglesia haría bien hecho de probarlo, aunque fuera para salir de la rutina depravada que permite hechos como los que se explican en El minuto heroico, y que estos hechos sean cometidos como forma de buscar la mejor manera de servir a Dios.

Más allá del hecho concreto, la serie también apunta a dos constantes de la naturaleza humana especialmente relevantes en nuestros días, y que en cierto modo van enlazadas: por un lado, la necesidad de poner orden y dar sentido a la propia vida, y por otro, el fanatismo. Son las bases sobre las que ciertos líderes, como Escrivá de Balaguer, o como tantos a quienes sentimos ahora vociferando proclamas, acaban reventando las vidas de otras muchas personas en nombre de conceptos como Dios o la patria. Que es difícil saber qué quieren, porque hasta ahora nunca han dicho nada a nadie.

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