La pandemia deja medio millón más de jóvenes pobres en España
Cáritas advierte del "'shock' sin precedentes" de los efectos sociales y económicos de la crisis
BarcelonaLos dos años de pandemia están siendo un "shock sin precedentes" para la brecha de la desigualdad y la precarización de la sociedad española. Lo denuncia el informe Evolución de la cohesión social y consecuencias de la covid-19 en España, elaborado por la Fundación Foessa y presentado este martes por Cáritas, que subraya que desde el 2018 hay dos millones de pobres más en el país: ya son 11 millones, es decir, una cuarta parte del censo. El frenazo en seco de la economía en marzo del 2020 solo es comparable con el de los años de la Guerra Civil, y sus efectos sociales continúan notándose, a pesar de que se han puesto en marcha prestaciones como los ERTE o el ingreso mínimo vital.
Esta es la primera gran radiografía social de la pandemia según una encuesta hecha a 7.000 personas sobre 37 cuestiones de ocho áreas diferentes, como la sanidad, la educación, el conflicto social o los ingresos. Si ninguno de estos ámbitos se ve afectado, se considera que la persona está en "integración plena", mientras que si al menos cinco lo están, se considera que hay exclusión social severa. En los años de estudio del informe, esta exclusión severa ha pasado del 8,6% al 12,7%, la cifra más elevada desde el 2007, y que supone seis millones de personas en España, dos millones más que en 2018. "Cada crisis aumenta la desigualdad, y el impacto de esta ha sido grave y severo", ha subrayado la secretaria general de Cáritas Española, Natalia Peiro. En este sentido, tres de cada diez familias han tenido que reducir el dinero que destinan a alimentación, ropa y calzado, es decir, a necesidades básicas.
Doble crisis entre los jóvenes
Los jóvenes, con las mujeres y la población migrante, son el colectivo que más está sufriendo, porque no les ha llegado la protección del llamado escudo social: la crisis pandémica ha sido la última estocada para un colectivo que ya se había resentido en la recesión del 2008 y que no había levantado la cabeza, y ahora presenta una tasa de pobreza que triplica la de la población de más de 65 años, receptora de las pensiones. Ahora hay medio millón de jóvenes más por debajo del umbral de la pobreza que hace cuatro años: es decir, 1,4 millones de chicos y chicas de entre 16 y 34 años son pobres en España. "Los jóvenes han vivido dos crisis muy seguidas, que les han restado muchas oportunidades en una fase esencial de sus vidas", ha lamentado el coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas y secretario técnico de Foessa, Raúl Flores, que ha indicado –según recoge Efe– que "a los que tenían 18 años en 2008 les ha cogido la crisis del 2020 con 30 años".
La feminización de la pobreza
En el caso de las mujeres, la brecha de género se ha hecho todavía más grande porque la crisis sanitaria les ha empujado otra vez al ámbito doméstico y a tener que cuidar de la familia, a la vez que son las que han estado más expuestas al virus o han sido expulsadas del mercado laboral, puesto que el impacto del covid se ha hecho notar con más virulencia en las profesiones más feminizadas, como el comercio o los servicios. Entre los extranjeros, la mitad de los hogares están en situación de pobreza, casi tres veces más que en los hogares con ciudadanos españoles.
Según la investigación, durante la crisis sanitaria la precariedad laboral se ha duplicado y llega a casi dos millones de hogares que dependen económicamente de una persona sustentadora principal, que sufre inestabilidad laboral grave (con tres o más contratos o que ha estado al menos tres meses en el paro en un año). En definitiva, y como ya advertían muchas entidades sociales, se ha comprobado que las ayudas y prestaciones creadas para proteger a los más vulnerables son insuficientes y no han llegado a unos 600.000 hogares donde no hay ningún ingreso periódico, cosa que oscurece los tímidos brotes de recuperación macroeconómica.
Cáritas insiste que no es solo una crisis económica, sino que la pandemia ha precipitado la digitalización de trámites y de servicios de un día para otro, y no ha dejado margen para que familias pobres o colectivos como el de la gente mayor hayan tenido tiempo para adaptarse a la nueva situación. Así pues, la desconexión digital es un nuevo factor de exclusión social, señalan los investigadores. Este "nuevo analfabetismo del siglo XXI" afecta a casi la mitad de los hogares pobres, lo cual equivale a 1,8 millones de hogares que no tienen aparatos digitales ni acceso a internet en su día a día.