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Importadores de vino catalán en EE.UU.: "Si Trump implanta los aranceles, nos puede hundir"

Compradores americanos visitan Barcelona para descubrir nuevas bodegas gracias a un programa financiado con fondos europeos

Importadores de vino catalán en EE.UU.: "Si Trump implanta los aranceles, nos puede hundir"
22/02/2025
5 min
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BarcelonaQue Donald Trump sea presidente de Estados Unidos puede tener un fuerte impacto en un pueblecito rodeado de viñedos del Penedès o del Priorat. En el sector del vino de nuestra casa les interesa mucho que los americanos beban vino catalán, puesto que es el primer mercado de exportación (van a parar el 12,7% de las ventas). Si tomamos los datos del año pasado, de enero a noviembre, se había exportado vino por valor 78,82 millones de euros. Después vendría ya el mercado del Reino Unido, donde se exportan muchísimas más botellas, pero con un valor muy inferior. El motivo es que en las Islas Británicas se vende mucho volumen a bajo coste para abastecer a los grandes supermercados. Ahora bien, el caso americano es otra cosa, porque lo que viaja es el vino de calidad.

Fuentes del sector se lamentan de que la amenaza impositiva llegue ahora que estaban "remontando". La pandemia fue buena para parte del sector agroalimentario, pero no para el vino, que sufrió el cierre de los restaurantes. Según datos facilitados por Prodeca (la empresa pública que promueve el consumo de productos catalanes), las cifras actuales son prácticamente las de antes de la covid, pero con una lectura optimista: no se exporta tanta cantidad, sino que se exporta mayor calidad. Por eso todo el mundo se mira con estupor y preocupación la posibilidad de que Trump imponga aranceles.

Un trabajo de años trinchado en un día

En comercio internacional, en un solo día se puede derrumbar el trabajo de hormiguita hecha durante años. Lo explicaba Laia Villalbí, promotora de los alimentos catalanes en Prodeca, durante la feria de Barcelona Wine Week. Justamente la empresa pública de la Generalitat facilitó que vinieran 25 personas de Estados Unidos: importadores, distribuidores, sumilleres... personas que tienen poder de decisión en sus regiones. Los costes de esta promoción se pagan con los fondos de Cata the difference, un programa de tres años nutrido por fondos europeos y que compartimos con Italia orientado a impactar en el mercado americano y chino.

Una de las personas que han disfrutado de este apoyo es Núria Garrote, una ingeniera mecánica que fue a vivir a Detroit para trabajar en el sector de la automoción. Pero la vida tenía otros planes para ella, puesto que se enamoró de un americano que vendía vinos franceses y acabó enamorada también del vino. Lleva 15 años importando vino español en la zona de los Grandes Lagos, en Carolina del Norte y en Carolina del Sur a través de su importadora VinoVi&Co. Allí se ha encontrado un público receptivo en el vino catalán, ya que defiende que "el americano es un consumidor abierto de mente. Le gusta escuchar y aprender". El viaje a Barcelona le permitió visitar, sea en la feria o in situ, las bodegas con las que ya trabaja. Y además, sumar otros nuevos. El año pasado Núria Garrote incorporó a dos catalanes, Casa Jou y Mas de la Pansa, y uno de La Rioja. Pero este año reconoce que va con mucha cautela por la incertidumbre.

"Si Trump implanta los aranceles y se quedan muchos meses, nos puede hundir. A quien primero afectará será en la bodega porque pondremos el freno. No habrá pedidos. Si vemos que no se soluciona, tendremos que negociar precios más bajos con las bodegas; nosotros vamos a ver el consumidor ir, no hay esos márgenes. Ya lo vivimos y es una barbaridad", alerta Garrote. El resultado, teme, es que la gente sencillamente consumirá vinos de otros sitios. "En los mercados donde yo estoy, la gente no entra en un restaurante diciendo hoy beberé un Cuenca de Barberà o un Montsant. La gente dice un blanco o un rosado. En Estados Unidos, tienes vinos de todo el mundo y el consumidor no dejará de beber vino".

Haciendo despensa por si llegan los aranceles

Garrote apunta que el stock será fundamental para aguantar el primer tirón a la espera de tiempos mejores. Ella tiene seis meses de stock, y los grandes distribuidores más. Si le sumas el tiempo que el vino pasa en las tiendas y en los restaurantes, todavía hay algo más de veta. También hay que tener en cuenta que el vino no es nada barato en Estados Unidos: una botella que los importadores compran a 4 o 5 euros, en la carta del restaurante puede valer 60. De hecho, el precio del vino a copas puede equivaler al de una botella en Barcelona.

Según ella, el mercado americano sigue siendo muy atractivo y nunca se ha encontrado a nadie que no quiera trabajar porque "es un mercado que son 50". Ahora bien, fuentes conocedoras del sector dicen que, si se implanta la medida, "algunas bodegas tendrán que decidir si quieren estar en el mercado aunque temporalmente pierdan dinero a la espera de que se revierta la situación".

Si los compradores están siendo reacios a incorporar nuevas bodegas, con las que ya tenían ligadas el movimiento es todo lo contrario. Están adelantando las compras previstas. Así, si la medida entra en vigor el vino ya será en suelo americano y habrá sorteado la tasa. Lo confirma Joan Cusiné, copropietario de Parés Baltà, que ha recibido pedidos preventivos de clientes que querían ampliar elstock. Y otro dato lo refuerza, el que dio hace unos días el Port de Barcelona.

Estados Unidos es el segundo destino, por detrás de China, de las exportaciones totales que se hacen desde el Puerto de Barcelona, ​​con un 7% de todos los contenedores que salen. En enero, por miedo a la guerra comercial, las exportaciones a este país se han incrementado un 30%, según el presidente del Puerto, José Alberto Carbonell, quien cree que "es difícil sacar conclusiones de qué va a pasar" con la guerra comercial, pero apunta que la política arancelaria de Trump "no es una buena noticia para el comercio".

Motivos para no dejarse vencer por el pesimismo

En medio de esta tormenta el trabajo continúa y Joan Cusiné recibió en la bodega Parés Baltà (Pacs del Penedès) la visita de los americanos adscritos al programa Cata the difference. Impactar en el mercado americano implica tiempo y dinero. Especialmente hacerles venir. Por eso, celebran que se les facilite el viaje porque así pueden mostrar su manera de trabajar, ya que ellos no van "a vender por precio", y lo que se quiere es contarles todo lo que hay detrás: "Cultivo biodinámico, vendimias hechas a mano... somos artesanos", describe Cusiné, que recuerda que el vino explica tanto el paisaje que cuando alguien quiere hacer tanto el paisaje que cuando alguien quiere.

A ellos la visita les fue bien porque ya han recibido un primer pedido de ese grupo que vino por la BWW. De una tienda de Nueva York, en concreto. Estas acciones son fundamentales para pequeñas y medianas empresas que no tienen "los presupuestos de las grandes", explica Cusiné, que vende un 15% de las botellas en Estados Unidos y un 60% de la producción en el extranjero.

Es un sector en el que hay mucha competencia. Para Cusiné la posibilidad de los aranceles es un peligro real. "Ya lo hizo al final del mandato y Biden solo les suspendió –lamenta–. Quienes compran nuestros vinos tendrán que pagar más. Y los restaurantes donde los tenemos a copas, si suben el precio, quizás ya no les ofrecerán porque estaríamos fuera del rango de precios". Además, Cusiné expone otras dificultades, como el decrecimiento de consumo de alcohol, la tendencia de distribuidores de reducir el catálogo, o el hecho de que, por primera vez, existen bodegas en venta en California, ya que han topado con graves problemas financieros. "El mundo no terminará, pero nos lo harán más difícil", explica el viticultor.

Ahora bien, los esfuerzos que hacen empresas públicas como Prodeca no son inocuos aunque la situación sea inestable. Lo confirma Núria Garrote, que ha visto cómo se está reforzando la Marca Catalunya en EEUU. Joan Cusiné también apela al optimismo: "Si lo hacemos bien y damos una buena imagen de los vinos de Catalunya, aunque nos pongan impuestos, y que a corto plazo haya menos ventas, la gente que ha tenido una buena experiencia en nuestra casa se acuerda. Los aranceles no serán de por vida".

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