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Eduard Fernández, goya mejor actor
10/02/2025
Periodista
3 min
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1. Eduard Fernández ha recibido el premio Goya al mejor actor. Ya tiene cuatro en casa. Y este año se merecía dos, pero las normas de la Academia del Cine Español prohíben que un mismo actor o actriz esté nominado por dos películas diferentes en una misma categoría. Las reglas, por absurdas que sean, marcan caminos, determinan vidas, y, en este caso, el conductor del autobús 47 no pudo optar al premio. Eduard Fernández lo ganó por Marco. Estaba cantado. No había color. El papel es un regalo, el personaje tiene todas las aristas y en ningún momento ves al actor sino al protagonista. En pantalla solo está Enric Marco, un mentiroso compulsivo que enredó a todos y llegó a presidir la Amical de Mauthausen sin haber sido nunca deportado ni preso en ningún campo de concentración. Por el contrario, como se recuerda en la película, él se fue a Alemania voluntariamente para trabajar en la industria de guerra del nazismo.

2. Eduard Fernández llevaba escrito el discurso de agradecimiento por el premio. Ojalá todo el mundo lo hiciera así, para ir al grano y aprovecharlo para decir cosas interesantes y ahorrarnos discursos banales. El actor aprovechó sus minutos como centro de atención, también, para hablar de la persona que le dio la gloria. Dijo palabras muy pensadas, en un discurso que quería desembocar en una necesaria reflexión. "Marco es un personaje complicado. Me tiré de cabeza, se me fue un poco la pinza preparando el papel pero me lo pasé muy bien, me volví un poco loco, estaba muy concentrado pero muy juguetón en el personaje más complejo que he hecho nunca. Contradictorio, odioso, charlatán, manipulador, estimable y quizá, a veces, de una humanidad desbordante que es difícil de comprender o abarcar. Un ser humano enorme. Alguien que hizo muchas cosas mal y algunas bien. Alguien que difundió algo que apenas se sabía: la cantidad de españoles que estuvieron presos en los campos de concentración nazis. Algo que hoy en día no habría que olvidar. El peligro del fascismo, el peligro de un saludo ambiguo. Los campos de concentración, los Flossenbürg, los Mauthausen, los Guantánamo, los Gaza... Cuidado, que vienen a caballo. Vienen tiempos difíciles".

3. La mentira reiterada, sostenida y patológica de Enric Marco contrasta con la verdad de Eduard Fernández. Las verdades. Tanto por su interpretación en esta excelente película como por su relato ante un atril, advirtiéndonos de que las sombras de ayer son los riesgos de hoy. Quizás no vienen a caballo, como dijo. Quizás han venido encaramados por las nuevas redes sociales, y ya los tenemos aquí. Basta con ver las fotografías de este fin de semana en Madrid de la cumbre de los chulos de la ultraderecha. Abascal, Meloni, Orbán, Le Pen y Wilders haciendo la pelota a un Donald Trump desbocado. En España, las encuestas de calle a la gente joven disparan las simpatías hacia Vox. En Europa, los estudios recientes demuestran que buena parte de los europeos nacidos en el siglo XX no saben lo que es el Holocausto. Así vamos.

4. El discurso de Eduard Fernández nos ha hecho pensar en esas "cosas buenas" que hizo Enric Marco. Hace veinte años, en RAC 1, a raíz de los 60 años del final de la Segunda Guerra Mundial, Mireia Dalmau le hizo un reportaje a Enric Marco. La forma en que explicaba las vivencias en el campo de concentración, con cada detalle y cada conversación, ponía la piel de gallina. Eran las mismas anécdotas, punto por punto, que explicaba en las escuelas cuando hacía divulgación de las maldades del nazismo. La misma mañana que Benito Bermejo lo desenmascaró, tuve la suerte de poder entrevistar a Marco en directo. Primera pregunta: "Usted nunca ha estado en ningún campo de concentración. Todo esto que nos ha contado siempre, ¿era mentira?" Silencio. Y respuesta: "¿Y qué? ¿Qué pasa?" Visto con los ojos de ahora... Quizás tuviera un poco de razón.

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