BarcelonaEntre El 47 y Casa en llamas, las dos grandes favoritas de los Premios Gaudí que se celebran este sábado en el auditorio del Centro de Convenciones Internacionales de Barcelona (CCIB), suman en conjunto cerca de un millón de espectadores en salas de cine: 514.012 deEl 47 y 456.931 de Casa en llamas. Son las dos películas en catalán más taquilleras de las últimas cuatro décadas. El resto de títulos nominados a mejor película (Mamífera y Salve María) y mejor película en lengua no catalana (Segundo premio, Los destellos, Polvo serán y Los pequeños amores) acumulan entre todos poco más de 200.000 espectadores. Si El 47 (dieciocho nominaciones, récord histórico de los premios) o Casa en llamas (catorce nominaciones, las mismas que Polvo serán) se acaban llevando la estatuilla de mejor película, significará el triunfo del cine en catalán abiertamente popular, aquel que prioriza, por encima de todo, la conexión con el espectador.
Esto no quiere decir que el premio a la mejor película de los Gaudí no haya sido nunca para un fenómeno popular. Al contrario: tanto Pan negro (2010)cómo Verano 1993 (2017) y Alcarràs (2022) ganaron la estatuilla en su momento, así como otras películas que sobrepasaban el umbral psicológico de los 100.000 espectadores: Eva en 2012 y Blanca el 2013. En una industria como la catalana, necesitada de referentes para creer en su potencial, es lógico (y legítimo) que una academia valide con sus premios las obras con mejor acogida entre el público, sobre todo cuando su lengua es un catalán siempre infrarrepresentado en las carteleras comerciales.
Espectadors de les pel·lícules nominades als Gaudí 2025
Pero un rasgo que han compartido hasta ahora este puñado de películas ganadoras es que el éxito de taquilla siempre iba acompañado del aval y el prestigio de un gran festival cinematográfico: Pan negro se estrenó en San Sebastián, Verano 1993 y Alcarràs en la Berlinale, Eva en Venecia y Blancanieves en Toronto y, después, en San Sebastián. Eran fenómenos populares, sí, pero con el sello de prestigio de renombrados festivales internacionales. Sin embargo, no es el caso deEl 47, que se estrenó directamente en salas, ni tampoco de Casa en llamas, que se presentó en sociedad al modesto BCN Film Fest.
Qué distingue, pues, El 47 y Casa en llamas de Pan negro o Alcarràs? No es sólo la validación oficial de un gran festival; tampoco la etiqueta autoral –de aplicación a menudo arbitraria– porque, en el fondo, todo el cine es de autor, y no cuesta identificar la personalidad como directores de Marcel Barrena o de Dani de la Orden en sus películas. Y no es una cuestión de presupuestos, que hasta cierto punto son comparables, ni del prestigio asociado a adaptar a un autor como Emili Teixidor oa realizar un ejercicio de autoficción naturalista como los de Carla Simón.
La brecha principal entre unas películas y otras es, simplemente, la vocación de De la Orden y Barrena para ir a buscar al público de forma desacomplejada: el primero con las herramientas de la comedia popular y el humor autoconsciente y el segundo otorgando el máximo protagonismo a los sentimientos de los personajes. Así lo resumía Barrena en una entrevista con el ARA: "Dani y yo no tenemos alergia a las emociones, porque venimos de un cine más emotivo. Y el público tampoco. La emoción es la base para conectar con la gente".
Evidentemente, no es la primera vez que un filme lucha por Gaudí con estas armas: Barrena ya estuvo nominado por 100 metros (2016) y Mediterráneo (2021) a película en lengua no catalana, y De la Orden a mejor película por Barcelona, noche de verano (2013) y su continuación, Barcelona, noche de invierno (2015). En registros similares, el film-denuncia de Joel Joan Fénix 11·23 (2012) se marchó de vacío aunque estaba nominado a siete premios, la nostálgica Héroes (2011) también perdió en nueve categorías y la comedia de Ventura Pons Año de Gracia (2011) ni siquiera estuvo nominada a mejor película y rascó una única nominación, en vestuario. Tampoco triunfaron El maestro que prometió el mar (2023) ni El fotógrafo de Mauthausen (2018) o Saben aquél (2023), todas ellas con una clara vocación comercial.
Los 'hits' comerciales de los Gaudí
Una victoria de Casa en llamas o El 47, por tanto, marcaría un hito en unos Premios Gaudí que siempre han tenido el corazón cercano al cine independiente de vocación más artística y, por regla general, taquillas más escasas. Pero el análisis cambia si ampliamos el marco a los títulos que han ganado Gaudí a la mejor película en lengua no catalana, que incluyen hits de taquilla desde la primera edición de los premios: Vicky Cristina Barcelona (1.295.492 espectadores), Mientras duermes (559.681 espectadores), Truman (634.665 espectadores) y, claro, Un monstruo me viene a ver (4.613.760 espectadores). De hecho, en las dieciséis ediciones de los premios han sido nueve los filmes ganadores del Gaudí a mejor película en lengua no catalana que han superado el umbral de los 100.000 espectadores, mientras que lo han conseguido sólo cinco de los ganadores del Gaudí película.
Pero la diferencia es aún mayor si comparamos la suma de espectadores de los dieciséis Gaudís a mejor película (1.715.504) y la de los dieciséis Gaudís a mejor película en lengua no catalana (8.574.035). A pesar del efecto distorsionador deUn monstruo me viene a ver, que aporta más de la mitad de la cifra global del Gaudí en lengua no catalana, cuya comparación evidencia el techo de vidrio del cine en catalán. Desde esta perspectiva, un éxito de Casa en llamas o El 47 tendría un efecto simbólico, ya que, tanto si gana una como otra, sería la película más taquillera que nunca ha ganado la estatuilla. En el otro extremo quedaría la ganadora del Gaudí a mejor película del 2017, El camino más largo para volver a casa (2014), que sólo vieron a 2.440 personas en el cine.
Espectadors de les pel·lícules guanyadores dels Gaudí
Del 2009 al 2024
Por supuesto, cualquier análisis de las recaudaciones de las películas ganadoras de los Gaudí, especialmente si están en versión original catalana, implica asumir la fragilidad de una industria catalana que depende mucho de las ayudas públicas por el volumen del mercado, que cayeron en picado a partir de 2012. De hecho, entre la edición de 2014 de los Gaudí (la primera en la que se notaron los efectos de esta caída) y la del 2022, sólo Verano 1993 superó a los 65.000 espectadores. Ni que decir tiene que el éxito de Casa en llamas y El 47 no llega por casualidad, sino coincidiendo con la reciente apuesta del Instituto Catalán de las Empresas Culturales (ICEC) por reforzar las ayudas a las películas en versión original catalana y "vocación de mercado" con bonificaciones de hasta 1, 5 millones de euros.
Lo que sorprende, y quizás merece un toque de atención, es la poca presencia del cine de género entre los nominados a mejor película de las dieciséis ediciones de los Gaudí, en las que apenas encontramos títulos de acción (Bruco, de 2011), fantásticos (El bosque, de 2012) o ciencia ficción (Eva, de 2011, y La otra frontera, de 2013). Es un problema que sobrepasa los Premios Gaudí, pero las instituciones deberían tomar nota: no se puede construir un cine en catalán popular de espaldas a los géneros más queridos por el gran público, sobre todo en un país con uno de los festivales de cine fantástico más importantes del mundo, cantera de cineastas como Jaume Balagueró y JA Bayona.
Una gala con mucha música y 'star system' catalán
La decimoséptima gala de los Premios Gaudí arrancará este sábado a las 22 y estrenará presentadores: la actriz y cantante Paula Malia, que formó parte de The Mamzelles, y el actor Marc Clotet, conocido por su trabajo en El cor de la ciutat . Clotet y Malia tendrán, en varios momentos, la ayuda de la actriz cómica Judit Martín (Polonia), que pondrá el toque de humor disruptivo en una gala dirigida por Daniel Anglès, con una larga experiencia en teatro musical.
El único galardón que ya se conoce es el Gaudí d'Honor, que recibirá al productor y distribuidor Paco Poch, abanderado del cine de autor en Catalunya. El resto les repartirán un montón de figuras del cine: los directores JA Bayona, Carla Simón, Marcel Barrena, Dani de la Orden, Alba Cros y Paula Ortiz y los intérpretes Greta Fernández, Miki Esparbé, Jordi Sánchez, Dani, Ana Torrent y Carlos Cuevas, entre otros, como los niños de Pa negre , Francesc Colomer y Marina Comas, que se reencontrarán 14 años después del triunfo del filme de Agustí Villaronga en los premios. Además, la periodista Mònica Terribas entregará el Premio del Público desde Cervera.
También habrá libradores músicos: el cantante Kelly Isaiah, la nominada a la mejor banda sonora por Polvo serán Maria Arnal y la nueva guardia del pop catalán que forman Julieta y Mushkaa. Ellas no cantarán, pero sí que lo harán los hermanos Serrasolsas de Ginestà para acompañar el in memoriam, así como el pop urbano de los Figa Flawas. Además, dos grupos formados por intérpretes catalanes, los Killin' Cactus de Nao Albet y Adrià González y las Grupis de Laia Manzanares y Elisabet Casanovas, que se fusionarán para la ocasión en una única formación: Grupis Xillin'Cactuz.
Los primeros premios que se entregarán serán los de mejor actor secundario –con Enric Auquer, David Verdaguer y Carlos Cuevas entre los nominados– y actriz secundaria, en la que se perfila un duelo entre Clara Segura y Maria Rodríguez Soto. Para conocer el resto de categorías interpretativas habrá que esperar al tramo final de la gala, que culminará con los premios de mejor dirección y película.