Debate entre los candidatos a las elecciones vascas.
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La proximidad –la inminencia– de las elecciones autonómicas vascas es una buena ocasión para repasar la economía privada y pública de Euskadi. Utilizaré datos públicos y bien conocidos y otros preparados por Economistas para el Bienestar y publicados en los anexos del manifiesto de entidades empresariales y de colegios profesionales bajo el título Es necesario gestionar los recursos propios para mejorar el bienestar y la competitividad de Cataluña, presentados en otoño de 2022 y 2023. Allí se presta la atención a la elevada disposición de recursos públicos que permite movilizar el concierto económico vasco y la cuota (cupo) que el Gobierno Vasco liquida anualmente al gobierno del Estado. Utilizaré referencias lo más vinculadas posible a un año crucial –2017– que fue el culminante del Proceso en Cataluña (octubre) y el de la aprobación por amplísima mayoría en el Congreso de los Diputados de la última actualización de la cuota vasca (el 23 de noviembre).

1. Desde la aprobación del Estatuto de Autonomía de Euskadi, en diciembre de 1979, hasta la actualidad (de 31-XII-1979 a 31-XII-2023), la población de Euskadi ha crecido un 5 %. Como referencia, la de Cataluña ha crecido un 36,5% en el mismo período. Desde diciembre de 2017 hasta el de 2023, las proporciones han sido del 2,6% para Euskadi y del 7,1% para Catalunya. Bajo la administración autonómica, País Vasco no ha experimentado las oleadas inmigratorias de Catalunya, que han tensado notablemente la provisión de servicios públicos, al ir siempre muy avanzadas a los incrementos de recursos para atenderlas.

2. De 2017 a 2022 el PIB per cápita vasco ha aumentado un 11,5% a precios corrientes. El catalán aumentó un 9,5%.

3. Desde hace muchos años Euskadi dispone de un PIB per cápita que es el segundo del Estado, después del de la comunidad autónoma de Madrid. Actualmente son las dos únicas comunidades autónomas que están, por este concepto, por encima de la media de la UE.

4. Con esta segunda posición, País Vasco escala a la primera posición española en la última edición (2020) del índice de progreso social (IPS) de la Unión Europea, medido por unidades subestatales que corresponden a las comunidades autónomas españolas. Sólo como comparación, Catalunya, cuarta en PIB per cápita, desciende a la duodécima posición en IPS entre las comunidades del Estado.

5. La base de este éxito radica en el diseño y aplicación del concierto económico vasco y en el cálculo de la cuota que paga al Estado, siempre aprobada por amplia mayoría en el Congreso de los Diputados, gracias al apoyo de los dos grandes partidos estatales –PP y PSOE–, los partidos vascos y los partidos catalanes. El modelo de financiación de las instituciones vascas (gobierno y diputaciones) pone en sus manos, con datos del 2018 –los que utiliza el documento mencionado–, 6.387 € per cápita, un 85% más que la Generalitat de Catalunya y las diputaciones provinciales catalanas, que disponen de 3.461€.

6. Esta abundante financiación permite que el gasto en investigación, desarrollo e innovación haya sido, siempre para 2018, un 330% mayor que el de las instituciones catalanas. El gasto en los servicios generales, un 296% superior. En servicios sociales, un 170%. En las infraestructuras, un 117%, en educación un 54%, en salud un 33%. El resto no especificado asciende a un 96% más que en Catalunya. La política de vivienda era incomparablemente mayor que la catalana. Un verdadero estado del bienestar con capacidad suficiente para enfrentarse a grandes retos de futuro, como muestra el gasto en I+D+i.

7. Cuando el ministerio de Hacienda publicó en 2008 los datos del déficit fiscal vasco correspondientes a 2005 por el método del beneficio, oscilaban, según distintos supuestos, en torno al 0,5% del PIB, mientras que las catalanas, siempre de déficit, estaban por encima del 6,5% del PIB. Por el método del flujo de caja, eran un 1% y un 8,7% respectivamente.

8. Cuando el ministerio de Hacienda repitió el cálculo para los años 2011 a 2014, cuyo método era una versión suavizada de la del beneficio, en el último año –en 2014– el saldo fiscal de Cataluña presentaba un déficit del 5,0% (por el método del beneficio suavizado), mientras que el del País Vasco se había convertido en un superávit del 5,3%. Ignoramos a cuánto debe subir actualmente.

Está claro todo lo que se juega Euskadi en las actuales elecciones, pero todos los partidos que cuentan con obtener representación en el Parlamento vasco apoyan la fuente de su elevado bienestar: un buen concierto económico y una buena cuota.

Esperaríamos de todos nuestros representantes políticos una enconada defensa de la mejora de los recursos que se ponen a disposición de los ciudadanos de Cataluña.

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