La nueva era de las mentiras con patatas


Mientras la afición del Barça se ilusiona –y con razón– con las posibilidades del equipo, en los despachos se encadenan tramas dignas de una mala serie de Netflix. Digo mala, porque los giros narrativos no son sutiles: el guionista, Joan Laporta, deja tan claras las pistas que es difícil que el espectador se pierda yendo a buscar palomitas en la cocina. Hagamos un repaso de la historia que nos ocupa y situémonos al 14 de enero: es el día que el presidente hace la rueda de prensa para defender su gestión del caso de las inscripciones de Dani Olmo y Pau Víctor. Laporta se niega, por confidencialidad, a dar los nombres de las dos empresas de Qatar y los Emiratos Árabes que están detrás de la operación de los asientos VIP. Sí admite, sin embargo, que La Liga ve problemático el pago que viene de los Emiratos y, por eso, el visto bueno no llega a tiempo. Espectador, esto es importante.
La historia avanza y emerge un nombre pese a la opacidad del club: New Era. Espectador, ¿de qué te suena ese nombre? "Eh! Un momento… coincide con la empresa de primer nivel que el club anunció que se haría cargo de la conectividad 5G del Camp Nou!". ¡Bingo! El acuerdo se anunció en noviembre, de la mano de Orange. Amigo espectador, deja las palomitas que ahora aparece un nuevo personaje: Ruslan Birladeanu. Es un empresario moldavo de extraño currículum que estuvo implicado en un escándalo de fraude inmobiliario en su país y que ha tenido negocios con Dani Alves. Birladeanu está en ambos lugares: en la operación de los asientos VIP y al frente de la tecnología 5G; en los Emiratos y en Barcelona. Fundada con un capital de 3.000 euros, la sede catalana es un piso particular en Sant Andreu con un buzón como el tuyo. Si hubiera sido una caravana habría recordado demasiado al Barçagate y los homenajes a Bartomeu no hacían falta: la herencia y tal…
Ahora mismo, un personaje recurrente, Javier Tebas, se hace el ofendido ante el CSD con sus alegaciones. Su papel ambivalente te confunde y es normal. Puedes preguntarte: "Si tanto sospechaba de los movimientos de Laporta, ¿por qué La Liga acabó validando la operación de los asientos VIP el 3 de enero?". Hay otra duda que puede surgirte: "¿Para qué sirve actualmente el departamento de cumplimiento normativo del Barça?". Hay más: "¿Por qué la mayoría de directivos y ejecutivos que ven que todo esto chirría, eligen ser cómplices?" Espectador, no te distraigas: esta mala serie aún tendrá más capítulos. Al socio no se le puede engañar… ¿o sí? ¿Cómo era lo de comerse las mentiras con patatas?