Hoy hablamos de

Baleares y la Comunidad Valenciana como laboratorios

Sergio Rodríguez en una imagen de archivo.
02/04/2025
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Este martes, el diputado de Vox en Baleares Sergio Rodríguez debió de merender fortito (en Mallorca se merienda por las mañanas, sepáislo) y ventiló su intervención en el atril del Parlamento dedicando a Pedro Sánchez, ya toda la afición, una felicitación por el "día de la victoria". Se refería al día de la victoria de las tropas fascistas insurrectas contra el gobierno democrático y legítimo de la República. Ya saben ustedes de qué se trata: el comunicado aquél que decía "cautivo y desarmado el ejército rojo", doscientos mil muertos y una dictadura de cuarenta años de ejecuciones y corrupción institucionalizada. Cuando el presidente del Parlamento de Baleares, Gabriel Le Senne, fue instado por los grupos de la oposición a llamar a Rodríguez a la orden, ya ordenar que sus palabras no constaran en acta, se limitó a responder, con un somero." viene recordar que Le Senne también es de Vox, que se hizo tristemente famoso cuando desgajó unas fotos de Aurora Picornell y las Rojas del Molinar (asesinadas por los fascistas durante la Guerra Civil) y que hoy tiene un proceso judicial en curso por estos hechos.

En el País Valenciano, el conseller José Antonio Rovira (el de la consulta fallida para arrinconar al catalán en la escuela pública) se felicita de haber recortado drásticamente las partidas destinadas a la promoción del valenciano y en la Academia Valenciana de la Lengua (AVL). Rovira es del PP y no necesita que Vox le empuje a actuar contra el catalán, porque tiene una obsesión malsana. Pero Vox ha salvado los presupuestos de la Generalitat Valenciana, y con ellos la subsistencia política de un presidente, Mazón, chamuscado y amortizado por su infame comportamiento durante y después de la DANA del pasado 29 de octubre, y ahora vuelve a tener al PP en sus manos. El citado Sergio Rodríguez, de Baleares, pocos días después del nuevo acuerdo entre el PP y Vox por los presupuestos valencianos, espetó a Marga Prohens que "el acuerdo de Valencia señala el camino". Prohens y su ejecutivo vuelven a hacer manos y mangas para complacer a sus socios intermitentes de la extrema derecha, y con ese objetivo recuperan el plan de segregación lingüística en las escuelas, o impulsan un decreto para liberar suelo en Palma y abrir el camino a la especulación urbanística. Para la derecha ultranacionalista no es suficiente con atacar la lengua y la cultura catalanas: también necesitan trinchar el territorio. Y embolsarse el producto, naturalmente.

El PP y Vox son versiones distintas pero complementarias de una derecha extrema que combina elementos heredados del franquismo con otros prestados de las extremas derechas europeas y del trumpismo. Utilizan Baleares y la Comunidad Valenciana como bancos de pruebas de lo que podría ser su gobierno de coalición en España, que pese a todas las desavenencias formarían mañana mismo si tuvieran la ocasión: de ahí la insistencia de Feijóo en pedir elecciones.

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