Presidente, ¿la normalización llegará al catalán?


Las cifras delEncuesta de Usos Lingüísticos confirman que el catalán sigue profundizando en su conocido y gran problema de supervivencia, que es la suma de todo tipo de problemas históricos, demográficos, económicos y legales suficientemente diagnosticados, así que centrémonos en las soluciones.
Para empezar, hay señales que confirman lo que decía Carme Junyent, que los venidos de fuera pueden salvar el catalán. Ha aumentado el número de hablantes y de personas que le conocen. Y dos millones de residentes en Catalunya dicen que quieren aprenderlo. Son datos fundamentales, teniendo cómo tenemos una natalidad desplomada. La transmisión intergeneracional de la lengua no se ha interrumpido, que es un punto de retorno casi imposible, pero va descendiendo, porque el catalán es la lengua inicial de cada vez menos hablantes.
O sea que estamos tocando hueso. O el catalán es imprescindible para ganarse la vida en la mayoría de trabajos en Cataluña o dependeremos siempre de la buena voluntad de los hablantes. O el catalán es igual de obligatorio que el castellano o continuaremos jugando con desventaja.
Y ahí entra el Gobierno y los partidos del Parlament. Presidente Isla, ¿qué piensa hacer a partir de estas cifras? ¿Le preocupan? No lo hemos oído mucho sobre esta cuestión. Si no está dispuesto a avanzar hacia la equiparación legal de la lengua propia de Catalunya con el castellano tiene, al menos, la obligación de poner el máximo esfuerzo para que, entre todos, consigamos que la encuesta en cinco años dé mejores resultados. ¿Dónde está el dinero y los recursos para asegurar que todos los que quieren aprender el catalán puedan hacerlo? ¿Y que la enseñanza en catalán sea real en todas las etapas educativas? ¿O es que la normalización es para todo, excepto para la lengua?